23 junio,2020 5:20 am

Un túnel demasiado largo

Florencio Salazar Adame

 

Las frustraciones, la hostilidad y la ira

que genera la pobreza más absoluta

no pueden ser sostén de la paz en ninguna sociedad.

Muhamad Yunus.

Premio Nobel de Paz 2006.

 

A la Organización Mundial de la Salud (OMS) le preocupa el aumento acelerado de contagios, registrando un incremento de un millón de casos solamente en América. Hoy el coronavirus ha contagiado a más de 9 millones de personas alrededor del mundo y ha cobrado la vida de 469 mil más (Universidad Johns Hopkins, 22/06/2020).

Estados Unidos es el epicentro de la pandemia; en América Latina, la curva de contagios aún no ha alcanzado su punto de descenso. Algunos de los factores que podrían explicar la situación actual en nuestros países son: i) Brasil y Ecuador se retrasaron en tomar medidas de manera oportuna, lo que ocasionó una dispersión del virus de manera acelerada; ii) muchos latinos retornaron a sus lugares de origen portando el virus; iii) la infraestructura sanitaria y la aplicación de pruebas de diagnóstico han sido limitadas, lo cual ha generado la saturación en los sistemas de salud; iv) información distorsionada sobre la pandemia, como en el caso de Brasil, en donde el Presidente calificó al COVID-19 como una gripecita y esta gripecita ha ocasionado en el país de la samba 1,106,470 contagios y 51,271 muertes (EFE, 24/03/2020); y, v) los retos que se enfrentan en el subcontinente, como la pobreza y la economía informal, limitantes para aplicar rigurosamente las medidas de distanciamiento social, pues el quedarse en casa por largo tiempo no es una posibilidad para las personas que requieren de ingresos diarios (BBC Mundo, 17/06/2020).

En el caso de México, el gobierno asegura que la curva se está aplanando, pero las propias cifras de la Secretaría de Salud muestran que los contagios van en aumento. El 19 de junio pasado, se alcanzó un nuevo pico diario de casos confirmados, con 5 mil 662 contagios. Igualmente, la tasa de letalidad es del 11.9% (SSA, 11/06/2020), la más alta de los países de América Latina y la cifra de defunciones ocupa el séptimo lugar a nivel mundial con 21 mil 825 (Universidad Johns Hopkins, 22/06/2020).

En México, actualmente 15 de los 32 estados se encuentran en el Semáforo Rojo, es decir, en el punto máximo de alerta de contagios; las otras 17 entidades federativas se encuentran en color naranja, que revela un funcionamiento del 30% de actividades económicas no esenciales y un aforo reducido en espacios públicos abiertos.

Es evidente que para conseguir una reapertura gradual de la mayoría de las actividades económicas, ordenada y escalonada a la nueva normalidad, los estados deben contar con recursos económicos suficientes. Algunos de ellos han hecho reconversiones hospitalarias o invertido cantidades considerables del presupuesto estatal para enfrentar la pandemia.

El Gobierno Federal ha dispuesto una serie de apoyos económicos para la población vulnerable, comerciantes y microempresarios, pero estos no son suficientes para la mayoría de personas afectadas. Es urgente replantear las políticas públicas con atención a lo señalado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL): “De prolongarse la crisis, será necesario establecer una nueva ronda de medidas, orientadas tanto a proteger empleo e ingresos de trabajadores y limitar impacto en las empresas”.

Héctor Aguilar Camín refiere que “la crisis económica no está adelante de nosotros, sino desplegándose ya, día con día, con enorme dureza, sobre millones de mexicanos” y agrega que “la pérdida de empleos, la reducción de ingresos y la inseguridad alimentaria registradas, podrían elevar la línea de la pobreza al 76.2% de la población, es decir, a 95 millones de mexicanos” (Milenio, 22/06/2020).

Este túnel es demasiado largo y lo cruzamos con la incertidumbre de no saber qué nos puede esperar al final.

*Con la colaboración de Paula Andrea Aguilar Sirtori.