28 septiembre,2019 5:06 am

Un viernes después: lo “oculto” de Greta

Mar de Fondo
Efrén E. García Villalvazo
 
Pero si se habían tardado
Contaba Chuy Rodríguez un chiste en donde una persona se postulaba como candidato a presidente municipal de su ciudad y al final después de una lucha reñida acabó perdiendo. Sin embargo, al encontrarse con sus amigos en la calle el perdedor estaba feliz. Le preguntaron sus amigos que por qué estaba tan contento si no había ganado. El perdedor les contó que sus enemigos políticos buscando con que atacarlo habían encontrado que su mamá –de la que no sabía de ella en años a pesar de haberla buscado– trabajaba de prostituta en Tijuana y que gracias a la campaña y sus detractores, la había encontrado.
Chuy contaba eso cuando quería subrayar que andando en puesto público se está expuesto a todo, especialmente a la crítica y a la mala interpretación maliciosa, y creo que esto, en gran escala, puede ser aplicado al caso de Greta Thumberg, la niña sueca de 16 años, la activista ambiental, la que es escuchada por gobiernos de todos los países, la que es guiada probablemente por un potente e inteligente equipo de colaboradores y de la cual ella es, en palabras de un articulista inglés, la “punta de lanza” de un movimiento financiado por empresarios y políticos verdes del norte de Europa, con intereses en nuevas tecnologías que proponen como alternativa a las basadas en la combustión del petróleo y derivados.
Pues claaaaro que tiene que hacerse de recursos de algún lado. ¿O a poco se pensaba que iba a andar dando pláticas, comunicándose con tanta gente, generando mensajes tan atinados dirigidos a segmentos de población tan bien elegidos y con tal poder de hacerse oír y que todo esto, aparte de hacer su tarea de la escuela, lo iba a hacer ella solita, sin recursos de ningún tipo, haciendo letreritos de cartón para mostrarlos afuera del ayuntamiento de su ciudad y rompiendo cochinitos de cerámica de sus amiguitos para financiar sus actividades?
Nadie con dos dedos de frente se tragaría el asunto del autofinanciamiento de esa manera tan doméstica, y en verdad que la forma en que lo han hecho –me refiero al equipo que respalda a Greta– ha sido desarrollado de manera fantástica, capturando la atención del mundo entero en muy, pero muy poco tiempo, con un tema de gran actualidad y con un gran potencial de crecimiento. Un trabajo envidiable de un equipo envidiable. Y ha permitido descubrir la existencia de adolescentes similares en otras partes del mundo –hasta ahora sé de Indonesia y Brasil– en donde existen pequeñas luchadoras ambientales con temas que aquejan su realidad local y tan bien bragadas y conscientes como la misma niña sueca. La gran diferencia es que Greta trae un mucho mejor equipo de relaciones públicas que los otros niños y eso siempre ayuda mucho.
En el momento que escribo esto la bomba mediática todavía está desplegando sus largos tentáculos, regando fragmentos filosos y a gran velocidad tratando de destruir lo que se ha construido de conciencia en la generación demandante, que son los ahora menores de edad que en justo reclamo se están manifestando. Estoy seguro que sus contrincantes adultos tienen a los mejores despachos de abogados y de científicos que el dinero abundante puede comprar preparando uno y mil contraataques a la posición que esta niña fue a presentar en la reunión de la ONU, en donde mostró su mejor –o peor– cara de desagrado ante lo que denunció como un atentado en contra de su futuro y el de la generación representada por ella. Su gesto llama la atención y no permite dejar de pensar en el poder de convocatoria de marchas en el mundo que demostró el pasado viernes 20 de septiembre, en la que hasta Acapulco –que normalmente es apático en este tipo de actividades genuinamente civiles– tuvo su versión en la que desfilaron un aproximado de 800 personas.
Ni siquiera sé todavía si es cierto lo que dicen acerca de sus relaciones comerciales y de la forma en que las actividades de Greta darían un vuelco a la economía mundial, poniendo una negra etiqueta a los productos hechos a la manera antigua y una etiqueta verde a los que se hagan con mejores procesos y que al operar y ser desechados contaminen menos. Pero si al final de todo esto se logra mejorar los hábitos de consumo de la población en general y se logra obligar a la industria a mejorar procesos y a hacerse cargo de sus emisiones contaminantes, algo se habrá ganado.
Sin embargo, hay que decirlo, si de esta forma la niña y su equipo se está haciendo de recursos para seguir avanzando, hay que considerar que se enfrentan contra los representantes comerciales y políticos de los gobiernos más poderosos y contaminantes del orbe que no aceptarán ser cuestionados ni frenados, así que este proceso ocupará muchos recursos y por mucho tiempo. El común de la gente tiende a pensar que las personas que libran luchas ambientales no necesitan de dinero para subsistir y que sus posiciones y propuestas no deben llevar interés económico de naturaleza alguna, error que demuestra lo poco que saben de este tipo de actividades. Se requiere continuamente de investigaciones costosas, desplazamientos frecuentes y complicados, miles de horas de reuniones y enfrentamientos con gente poderosa y con influencia en esferas políticas que muchas veces acaban con el sacrificio de activistas en condiciones francamente desventajosas y cobardes.
Hasta aquí va el intento de socavar a Greta la persona. A lo largo del tiempo de seguro veremos aparecer cuentas chuecas, análisis negando su condición de autista, lazos familiares, de amistades y financieros sospechosos. Los articulistas no le perdonan que haya viajado en un velero de la casa real de Mónaco, esperando yo creo, que cruzara el mar a nado para demostrar que ahorra emisiones de carbono; y eso que por ser de habla inglesa no captan el probable significado en español del nombre del velero Malizia o que el identificador mundial del movimiento Fridays for Future tiene como iniciales tres F, que siendo la sexta letra del alfabeto latino sustituida por números nos entrega el fatídico 666.
Aún con todas esas descalificaciones, el mensaje que lleva Greta permanece íntegro y brillante. Es un mensaje en el que en lo esencial estamos de acuerdo muchos y lo compartimos bajo criterios personales cuidadosos, pues no son tiempos de seguir líderes a ciegas por famosos que estos sean. Es un mensaje genuino, responde a una necesidad real actual y futura de mucha gente, señala claramente a los que “están fallando”, es claro en cuanto a lo que debería ser, en muchos puntos está sostenido por investigaciones genuinas bien documentadas. Muchas virtudes. Suficientes para seguirlo replicando, así la figura de Greta cayera desbarrancada por acusaciones reales o fabricadas, de las que estoy seguro veremos montones. Un viernes después de las marchas se deja ver que el mensaje tiene vida propia y seguirá abriéndose paso teniendo como objetivo dar una oportunidad a todos así sea la última.
Twitter: @OceanEfren
* El autor es oceanólogo (UABC), conservacionista y asesor pesquero y acuícola. Promotor de la ANP Isla La Roqueta y cofundador de su museo de sitio, además de impulsor de la playa ecológica Manzanillo.