16 mayo,2019 2:49 pm

Una cuarta parte de la Antártida es ahora inestable

Además descubren que las plantas responden intensificando la fotosíntesis al aumento del dióxido de carbono (CO2) causado por el hombre y el consiguiente aumento de las temperaturas.
Madrid, España, 16 de mayo de 2019. Desde 1992 la pérdida de hielo se ha extendido por el 24% de la Antártida Occidental y sus glaciares más grandes, como Pine Island y Thwaites, lo hacen hoy cinco veces más rápido que entonces.
Al combinar 25 años de mediciones de altímetros satelitales de la Agencia Espacial Europea y un modelo del clima regional, el Centro del Reino Unido para la Observación y Modelación Polar (CPOM) ha rastreado los cambios en la cobertura de nieve y hielo en todo el continente.
Un equipo de investigadores, dirigido por el profesor Andy Shepherd de la Universidad de Leeds, descubrió que la capa de hielo de la Antártida se había adelgazado hasta 122 metros en algunos lugares, con los cambios más rápidos en la Antártida Occidental, donde el derretimiento del océano ha provocado un desequilibrio en los glaciares.
Esto significa que los glaciares afectados son inestables, ya que están perdiendo más masa a través de la fusión y el nacimiento del iceberg de lo que están ganando a través de la nevada.
El estudio, publicado en Geophysical Research Letters, utilizó más de 800 millones de mediciones de la altura de la capa de hielo de la Antártida registrada por las misiones de altímetro satelital ERS-1, ERS-2, Envisat y CryoSat-2 entre 1992 y 2017 y simulaciones de nevadas en El mismo periodo producido por el modelo de clima regional RACMO.
Juntas, estas mediciones permiten que los cambios en la altura de la capa de hielo se separen en los debidos a los patrones climáticos, como menos nevadas, y los cambios a más largo plazo en el clima, como el aumento de las temperaturas del océano que destruyen el hielo.
El autor principal y director de la CPOM, el profesor Andy Shepherd, explicó en un comunicado: “En partes de la Antártida, la capa de hielo se ha adelgazado en cantidades extraordinarias, por lo que nos propusimos mostrar cuánto se debió a los cambios en el clima y cuánto se debió al clima”.
Para hacer esto, el equipo comparó el cambio de altura de la superficie medido con los cambios simulados en las nevadas, y donde la discrepancia fue mayor, atribuyeron su origen al desequilibrio de los glaciares.
Descubrieron que las fluctuaciones en las nevadas tienden a provocar pequeños cambios en la altura en grandes áreas durante algunos años, pero los cambios más pronunciados en el espesor del hielo son señales de desequilibrio de glaciares que han persistido durante décadas.
El profesor Shepherd agregó: “Saber cuánta nieve ha caído realmente nos ha ayudado a detectar el cambio subyacente en el hielo del glaciar dentro del registro satelital. Ahora podemos ver claramente que una ola de debilitamiento se ha extendido rápidamente a través de algunos de los glaciares más vulnerables de la Antártida, y sus pérdidas están elevando los niveles del mar en todo el planeta. En total, las pérdidas de hielo de la Antártida oriental y occidental han contribuido 4,6 mm al aumento del nivel del mar desde 1992”.
 
La fotosíntesis se hace más intensa en respuesta al aumento de CO2
Las plantas responden intensificando la fotosíntesis al aumento del dióxido de carbono (CO2) causado por el hombre y el consiguiente aumento de las temperaturas.
“Sabemos que las plantas terrestres actualmente absorben más CO2 del que se libera a la atmósfera a través de la combinación de fuego, descomposición, respiración de la planta y emisiones relacionadas con los humanos”, resume el investigador principal de un nuevo estudio, Lucas Cernusak, de la Universidad James Cook, en Australia.
“Esto se conoce comúnmente como el sumidero de carbono terrestre, y sabemos que actualmente está disminuyendo la velocidad a la que aumenta el CO2 en la atmósfera. Lo que no sabemos es cómo de fuerte es esa respuesta y cuánto tiempo podemos contar con ella”.
El profesor asociado Cernusak, ecólogo terrestre en la Universidad James Cook en Cairns, Australia, trabajó con colegas de ‘CSIRO Oceans and Atmosphere’ en Canberra (Australia) y la Universidad de Lorraine, en Francia, para medir la fuerza de la respuesta de la biosfera terrestre al aumento de CO2.
Se centraron en la fotosíntesis, el proceso mediante el cual las plantas capturan la energía del sol y la utilizan para sintetizar los carbohidratos a partir del CO2 y el agua, y examinaron la productividad primaria bruta terrestre (GPP, por sus siglas en inglés), una medida de la fotosíntesis global.
Su modelado y análisis reveló que, desde el inicio de la era industrial, la fotosíntesis ha aumentado en proporción casi constante al aumento del CO2 en la atmósfera.
 
“Esperábamos que las dos se fusionaran, ya que el CO2 estimula la fotosíntesis, pero dada la complejidad de las interacciones entre las plantas y el medio ambiente, nos impresionó la precisión con la que se mantuvieron”, dijo el profesor asociado Cernusak. “Podemos decir que las plantas están trabajando duro, la respuesta está en el extremo más alto del rango esperado”, añadió.
Los investigadores utilizaron una combinación de análisis existentes y nuevos modelos, junto con estudios de laboratorio, para examinar cómo el aumento de CO2 afecta a la fotosíntesis, desde hojas individuales hasta una escala global. “Este es un importante paso adelante en la larga y compleja tarea de evaluar cómo la vegetación terrestre responderá al cambio climático a largo plazo”, apunta Cernusak.
Aunque el aumento de CO2 ha permitido un incremento en la fotosíntesis y el área foliar global, los investigadores advierten que un mayor cambio climático, con una frecuencia cada vez mayor de eventos como olas de calor, sequías y tormentas, tiene el potencial de estresar significativamente la vegetación terrestre y disminuir la producción.
“También es importante recordar que el cambio global se manifestará de manera diferente en distintas regiones -dice el profesor Cernusak-. Nuestras observaciones y análisis de modelos sugieren que en los ecosistemas de latitud alta es el calentamiento global el que está impulsando el incremento del área foliar y la duración de la temporada de crecimiento”.
Concluye: “Eso es muy diferente de los trópicos, donde nuestro estudio indica que la fertilización con CO2 está impulsando el crecimiento en la fotosíntesis, mientras que las temperaturas elevadas pueden crear un estrés significativo para algunas especies de plantas”.
Texto y foto: Europa Press