31 agosto,2024 6:02 am

Una esperanza de nombre Kamala Harris

AMERIZAJE

Ana Cecilia Terrazas

 

Hace casi un mes que le regresó “el alma al cuerpo” al mundo occidental que cree en ciertos valores democratizantes y democráticos, gracias al retiro del presidente Joe Biden, aspirante a reelegirse en la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, y a la llegada de Kamala Harris como la nueva candidata presidencial del Partido Demócrata. Aunque apenas hace unos días, mediante la Convención Nacional Demócrata, la estafeta fue oficialmente tomada por la abogada Harris, desde el anuncio de Biden subieron los ánimos positivos para que, quizá, la población estadunidense quiera y pueda vencer a un Donald Trump odiador de inmigrantes y mexicanos, según se traduce en sus discursos.

Harris ciertamente ha infundido un aire de entusiasmo a las mujeres del mundo; a las mujeres jamaiquinas, afroamericanas, indias o provenientes de otras naciones y nacidas estadunidenses, fruto del esfuerzo y del trabajo de sus padres, de sus madres y de ellas mismas. El ambiente de esperanza se basa en datos duros, sutiles y concretos:

Optimismo. Las encuestas difundidas este año no arrojaban la menor posibilidad de que Biden pudiera repetir, ganar. El atentado a Trump, que lo había posicionado como mártir entre sus seguidores, junto con la fuerza que tomaba su campaña, lo daban de facto como ganador.

Cuidado. La biografía de Kamala Harris (The Truths We Hold) ha sido una de lucha profesional, ejercicio de respeto a la ley y cultura del cuidado hecha actos.

Justicia. La candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos es licenciada por la Universidad de Howard y es doctora por la Escuela de Derecho de Hastings de la Universidad de California. Cree en la justicia y en la ley para todas y todos.

Igualdad. Harris ha defendido el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo; el respeto a toda preferencia sexual por igual; ha luchado porque no se haga distingo alguno, a nadie, diferente.

Respeto. A Harris le importa el respeto a las personas, a las mujeres, a los y las inmigrantes, al propio presidente Joe Biden, a quien ha reconocido y agradecido. El discurso de Harris no está lleno de odio ni de señalamientos, está lleno de entusiasmo por el respeto.

Oportunidad. El voto por alguien que está académicamente preparada, políticamente acreditada, que tiene experiencia y trato, se convierte en la oportunidad para que el país vecino del norte, por primera vez en la historia, tenga una mujer al frente, una mujer presidenta y además una mujer no blanca, una mujer hija de inmigrantes que aprovecharon las oportunidades que ese país ha dado a millones para crecer y evolucionar, para consolidar una nación que ha sido durante décadas la más poderosa del planeta.

Diversidad. Que llegara Kamala Harris a la presidencia implicaría, como ocurrió cuando llegó Barack Obama a ese cargo, que un sector enorme de la población de ese país piensa que sí se puede, que el poder y el honor no solamente pertenecen a las personas con muchos recursos financieros y una tez blanca.

Derechos humanos. La historia profesional de Harris se ha involucrado directamente con la defensa de los derechos civiles, las libertades de todas las personas en todas las circunstancias y, si el futuro, si este siglo trata sobre la igualdad y los derechos humanos sobre todas las cosas, puede ser muy motivadora su sola presencia en el escenario político.

Desarrollo sostenible. Kamala Harris ha impulsado activamente medidas para frenar el cambio climático, cuestión fundamental para, en todo caso, asegurar la supervivencia del planeta y de los seres que lo habitan, esto es, la humanidad.

Alegría. Muchas de las jóvenes, niñas, mujeres, diversidades, demócratas, que habían tenido algo de pesimismo frente a la campaña republicana que aparentemente aplastaba, ahora se ven llenas de alegría y júbilo. Indicador de esto es que Harris ha sido criticada por los republicanos por su risa, su sonrisa y su manera de mostrar alegría.

A Kamala Harris la señalan los republicanos como “ultra DEI” (en favor de la diversidad, equidad e inclusión); llegue o no a la presidencia de EU, y a esas apuestas solas, encarnadas por una mujer sólidamente capacitada, honesta y jovial, valen la pena vivirse en estos meses de campaña. Que Kamala Harris esté en campaña significa que una mujer puede ser la titular del puesto político más importante del mundo; significa que puede no repetirse la presidencia de Trump. Y esto, a muchas personas, nos da ilusión, nos hace sonreír.