21 agosto,2023 5:12 am

Urgen demócratas

no usar ya

 

Florencio Salazar

 

Y sin embargo nuestro es el amanecer antes / de lo esperado. Amanda Gorman.

Xóchitl está a la vuelta de la esquina de la candidatura a la presidencia por el Frente Amplio por México. Facilitaría que Santiago Creel, a quien ya no le dan los números, se bajara de la campaña para evitar la división del voto panista y favorecer a la otomí para competir por la Banda Presidencial.
Ella está haciendo su parte y la está haciendo bien. Es un fenómeno político. En solo tres meses ha logrado lo que las corcholatas en cuatros años. Sin dinero, con equipo formado en las prisas, su recorrido por el país ha sido de un crecimiento que no para. Hablar de su origen y de los desafíos de su formación es la narrativa de la mayoría de los mexicanos. Este país es de pobres y aspiracionistas. Unos más y otros menos, pero casi todos somos hijos del esfuerzo. De ahí la fortaleza de su identidad.
Las elecciones del 2024 no serán unas elecciones más. Son las elecciones de la recuperación de la República o su hundimiento. Lo que está en juego es el sistema democrático, las libertades públicas, los derechos ciudadanos. Algunos no toman en serio las advertencias. Se está llenando de agua el barco pero creen –o quieren creer– que es la natural humedad. Intelectuales con un pasado de izquierda, obra crítica, ahora son orgánicos; forman la corriente de Los Neronistas: aplauden el incendio de la nación.
Con Xóchitl se acabó el triunfalismo de las mañaneras. La sucesión presidencial ha pasado del protocolo a la competencia. Cosa de ver al presidente López Obrador cada más errático e irritado. La graciosa huida ya no le sale. Xóchitl se ha convertido en su dolor de cabeza; por si fuera poco, Marcelo Ebrard y más de 100 diputados morenistas le están llenando de piedritas los calcetines. Han denunciado el uso de recursos públicos a favor de Claudia Sheinbaum. Más que reclamo, exigencia de piso parejo.
El enorme poder concentrado por el presidente de la República se le desborda porque es muy difícil que un solo hombre controle tanto. Golpeada y todo, afortunadamente México tiene todavía una importante franja de clase media; los medios de comunicación comprometidos por el régimen han perdido credibilidad y son las redes y los programas alternativos los que informan e influyen en la opinión pública; hay una sociedad civil insuficiente pero en crecimiento; el entorno internacional desfavorable a la 4T; y, cumpliendo con su deber, la Suprema Corte de Justicia de la Nación es hoy el poder constitucional que detiene los abusos del poder.
Con la postulación de la candidata del Frente Amplio por México terminará la primera etapa electoral, pero aún quedará la cuesta de 10 meses para la elección presidencial. El candidato a vencer no será la corcholata escogida, será al propio Andrés Manuel López Obrador, que tiene tanto apego por la silla del águila que no se separa de ella ni para dormir.
La comentocracia refiere que Marcelo Ebrard rechazará las cartas marcadas y podría ser candidato de Movimiento Ciudadano. Por otra parte, Beatriz Paredes, que hubiera sido una candidata excepcional hace algunos años, hoy no es favorecida por las circunstancias. Mujer inteligente, culta, demócrata, política de Estado, debería renunciar a su aspiración para que Xóchitl llegue con toda la fuerza popular a las urnas del 2024.
Qué bueno que el presidente López Obrados no sepa controlar sus emociones y le cueste trabajo disimular sus deseos. Hace algunas semanas dijo –palabras más, palabras menos– que después de las elecciones presidenciales, instaladas las cámaras legislativas, aún tendrá dos meses en el cargo y, como espera tener mayoría, podrá reformar a la Constitución y desparecer a la Corte. Xóchitl debe llegar fuerte porque se trata de ir por todos los puestos de elección popular.
Engañándonos con la verdad, López Obrador nos está alertando.