Berlín, Alemania, 15 de junio de 2022. La mayoría de las personas suelen sentirse mejor tras una visita a la peluquería: el peinado se ve mejor, el cabello luce más corto… y los viejos mechones aterrizan en el suelo.
Sin embargo, el camino de estos no debe finalizar necesariamente en la basura: ese mismo pelo puede utilizarse para armar filtros que limpian los océanos contaminados de aceite.
El principio de estos filtros es muy sencillo: los cabellos cortados en las peluquerías son colocados en viejas medias de nylon, atados en rollos y colocados en lagos, ríos, mares y estanques. Allí aglutinan los residuos de aceite, gasolina o crema solar que contaminan el agua.
El origen de esta idea tuvo lugar en Francia. Los filtros de cabellos se hicieron conocidos por la asociación francesa Coiffeurs Justes, lo que significa, traducido, peluqueros justos.
Este tipo de de filtros ya son entretanto utilizados en todo el mundo. En Alemania, por ejemplo, existe desde principios de este año la posibilidad de donar el propio cabello con este fin.
La empresa Hair help the oceans construye actualmente la logística para ello en ese país, siguiendo el modelo francés. Sus creadores son Emidio Gaudioso, de Bückeberg, y el asesor de empresas Thomas Keitel, de las inmediaciones de Wurzburgo.
Pero… ¿cómo funcionan estos filtros? Ambas iniciativas medioambientales se sirven de la capacidad de absorción del cabello humano.
Según los datos que dieron a conocer, un kilo de cabello puede aglutinar hasta ocho litros de aceite del agua. Las redes de pelo posteriormente se limpian y pueden ser reutilizadas hasta ocho veces.
Más de 600 salones de peluquería son miembros, incluso en Suiza, Austria y los Países Bajos.
Texto: Dpa
