31 octubre,2020 5:18 am

Vamos todos al rescate de Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

 

Guerrero necesita un gobernante veraz; que practique la congruencia entre el decir y el hacer. Estamos urgidos de hacer bien las cosas; con más ética, escrúpulos, honestidad y transparencia. En días pasados, un acontecimiento resaltó, prístinamente, la pobreza moral de un integrante de la clase política sureña. Reseño en cinco actos y un colofón lo sucedido.

Primer acto. Una revista acapulqueña colocó una serie de al menos 35 anuncios espectaculares desparramados en el estado, con la imagen de un playmate de la politiquería. Con la intencionalidad de dar a conocer, en forma subliminal, la querencia del susodicho de ser el timonel del barco estatal donde todos estamos a bordo. Como el presunto anhelante es poco conocido en el estado, le urge hacerse mediáticamente presente cuando todavía no es tiempo de ese proceder, de acuerdo con lo normado en el calendario electoral.

Segundo acto. Ante una demanda presentada contra ese acto anticipado de campaña, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Guerrero instruyó como medida cautelar el retiro de esos espectaculares fijando como plazo máximo 24 horas para hacerlo. Inmediatamente después, el tribunal electoral local, en una actitud revestida de laxa legalidad y galanura, dictaminó que no había fundamentos jurídicos de sustento para llamarle la atención o amonestar al presunto suspirante.

Tercer acto. Con descaro y desacato público, (reportaje de Alondra García, El Sol de Chilpancingo 25/10/2020), el presunto inició una estrategia publicitaria desaseada, pero enjabonada con un delgado manto de licitud, que no de pulcritud. De paso, el tribunal electoral, en el ámbito estatal y municipal, también emitió una pésima señal: dio a entender, metafóricamente, que los dados estarán cargados en la inminente campaña electoral local; para infortunio de la democracia, mercantilizada y vulnerable, que padece Guerrero desde años. El resolutivo de exoneración puede que sea legal o legaloide, pero no legítimo y mucho menos ético.

Cuarto acto. Legalmente el suspirante cuidó de estar libre de toda impugnación. Pero lo jurídico no siempre cimentado está en la auténtica interpretación de la verdad o realidad. De tal suerte que lo justo se visualiza desde el ángulo o prisma en que mire el juez la aplicación de la ley. Puede ejercitarse con “un poquito de gracia y otra cosita”, para casos donde exista empatía; o aplicarla simplemente “a secas”

Quinto acto. El camuflajeado ilícito de carácter electoral, el esperanzado lo cometió en conjunción con el director de la revista de marras, cuando la mayoría del pueblo guerrerense sobrevive en medio de una mayor pobreza y hambruna a causa de la pandemia del Covid-19, que sigue en constante crecimiento. A la vez de bofetada y agravio popular por lo dispendioso del acto, el deseoso exhibió su talante frívolo y carente de sensibilidad social. La afrenta la hace cuando más le duele a la ciudadanía no tener dinero para comer; mientras él lo gasta a raudales. Los que saben, estiman que fueron no menos de 35 espectaculares, en varios municipios del estado, con un costo mensual aproximado de ¡tres y medio millones de pesos! por concepto de renta y montaje.

Colofón. Flaco favor le hace el queriente aludido a su máximo tutor político federal y a su recién protector estatal. En especial al nacional, que se afana por ser un adalid en el combate a la corrupción, al despilfarro y sobre austeridad, un ente ejemplar. No cabe duda, “el político del mes” comienza con pie chueco su andar electoral, con su forma socialmente insultante de darse a conocer. Confirmó su identidad personal: polémica, contradictoria y cínica; ya que no únicamente divide y resta ahí donde pisa, sino que gasta más de lo que el sentido común recomienda en estas circunstancias. Por eso, yo reafirmo contundentemente, que el pueblo ya está harto de tanta maña y artimaña. ¡Vamos todos, al rescate de Guerrero!

  1. La mata del Covid-19 en Guerrero sigue dando y dando. Uf.