5 mayo,2020 8:50 am

Violencia de género en tiempos de Covid-19: una pandemia dentro de la pandemia

 

El Sur / Ciudad de México, 5 de mayo de 2020. Quedarse en casa no siempre es sinónimo de seguridad. Para muchas mujeres, la casa se transforma a menudo en el espacio más peligroso para su integridad física, psicológica y emocional al ser el lugar que comparten con quien –o quienes– las violentan de múltiples formas.

Organizaciones de la sociedad civil de países que empezaron a enfrentar la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19 antes que México, como Italia y España, denunciaron hace meses que las medidas de encierro agravaron la situación de miles de mujeres, e incluso llegaron a generar consecuencias letales.

En México –donde se cometen en promedio 10 feminicidios cada día– esta situación es denunciada sobre todo por la Red Nacional de Refugios (RNR), que desde hace poco más de un mes lanzó la campaña #AislamientoSinViolencia ¡No estás sola!

Entre el 17 de marzo y el 20 de abril, la Red registró un aumento de 80 por ciento en llamadas y mensajes de mujeres que solicitaron apoyo frente a situaciones de violencia. De éstas, 44 por ciento correspondió a Ciudad de México y Estado de México, mientras que 0.6 por ciento provino de Guerrero.

Según información brindada por la RNR, las solicitudes que más se hicieron desde Guerrero fueron para asesoría jurídica, información especializada y aplicación de un plan de seguridad en casos de violencia.

El 75 por ciento de las llamadas a la RNR son efectuadas por personas que contactan por primera vez a la organización, en tanto que 56.25 por ciento requería información de servicios para mujeres en situación de violencias.

El grave incremento de las situaciones de violencia que viven las mujeres, ahora también en periodo de cuarentena, quedó registrado en los más recientes datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que para marzo de 2020 reportó 64 mil 858 llamadas al 911 relacionadas con episodios de violencia familiar, es decir un promedio de 2 mil llamadas al día generadas en todo el país.

En cuanto a Guerrero, los datos del SESNSP indican que entre enero y marzo de este año hubo mil 19 llamadas relacionadas con violencia familiar, cifra relativamente baja que no refleja la dimensión real del problema en el estado. El simple hecho de hacer una llamada o enviar un mensaje para pedir ayuda está sujeto a factores de orden socioeconómico, que en casos de violencia se vuelven obstáculos insuperables.

Para Wendy Figueroa, directora de la Red Nacional de Refugios, México tiene la oportunidad de aprender de lo que pasó en otras naciones para tomar acciones efectivas en beneficio de la vida de miles de mujeres.

“Desde ahora el Estado mexicano tiene que prever que va a haber un aumento en las denuncias de violencia, pero también en las demandas de las mujeres: hay que articular compensaciones económicas, cuestiones de reinserción laboral, opciones para que tengan espacios de cuidado para sus hijos e hijas”, comenta a El Sur en entrevista telefónica.

“Las mujeres tenemos una exigencia social impresionante con el cuidado de los demás, las labores domésticas y las triples jornadas laborales. Se prevén, además, índices altos de depresión y conflictos emocionales; hay que pensar en cómo vamos a atender este problema”.

El martes 28 de abril algunos refugios empezaron a recibir el presupuesto para 2020, un adelanto agradecido, así como inesperado, ya que los financiamientos públicos suelen llegar con más meses de retraso, por lo general hasta el verano.

Por ahora, alrededor de 20 de los 72 refugios que existen a nivel nacional y que pertenecen a la RNR han recibido sus recursos.

“Estamos tratando de optimizar el presupuesto y garantizar que los refugios que acceden a éste sean los que operan bajo el modelo oficial vigente del Inmujeres (Instituto Nacional de las Mujeres)”, dice Figueroa.

De acuerdo con información que proporcionó a la RNR el Instituto Nacional para el Desarrollo Social (Indesol), en promedio la participación para cada refugio oscilaría en 7 millones de pesos. En cada caso, este monto se destina al funcionamiento del refugio y del centro de atención externa, donde se da asesoría a las mujeres que sufren violencia y se evalúa qué tipo de atención necesitan.

Faltan recursos para casas de emergencia y de transición

Parece mucho dinero, pero los 405 millones de pesos etiquetados para los refugios en el Presupuesto de Egresos 2020 se quedan cortos si se toma en consideración la actual emergencia sanitaria. Las repercusiones en el ámbito laboral o el mercado de vivienda afectan directamente al sistema de apoyo que ofrece la RNR y que va más allá del mero refugio y del centro de atención externa vinculado.

La atención integral por medio de la cual funciona la Red abarca otros dos espacios, dos anillos que completan la cadena del delicado proceso que lleva a salir de una situación de violencia: las casas de emergencia y las casas de transición, espacios que no fueron contemplados en el presupuesto.

Las casas de emergencia son los espacios a donde las mujeres llegan antes de trasladarse a los refugios. Si normalmente estos lugares son vitales para no poner en riesgo la secrecía del refugio, con la pandemia en curso pueden servir como espacios de mitigación del riesgo de contagio. Aquí las mujeres pueden cumplir con la cuarentena de 14 días requerida por la Secretaría de Salud antes de ingresar a un refugio en donde estarán en contacto con alrededor de 40 personas.

Las casas de transición acogen a las mujeres cuando terminan su estancia en el refugio. Ahora, derivado de la crisis económica por la pandemia de Covid-19, muchas mujeres no encuentran trabajo y tampoco una vivienda a donde trasladarse. Si las casas de transición fueran parte de una política pública, las mujeres que terminaron su proceso podrían pasar a un espacio seguro y la Red solamente tendría que apoyarlas con la alimentación en lo que pasa la contingencia.

“Estas casas, que son como puentes hacia la independencia, son fundamentales ahora más que nunca. Nos permiten liberar espacio en los refugios para que siga habiendo movilidad. Cuando una mujer se queda más tiempo dentro el refugio tenemos lo que muchas sicólogas llamamos ‘efecto cangrejo’, que es cuando empezamos a retroceder porque todos nuestros planes se quiebran y eso equivale a empezar de nuevo”, explica Figueroa.

Aunque es evidente que se necesitan, estas casas quedaron fuera de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, con lo que el Estado mexicano incumple la obligación de asegurar a las mujeres el derecho a una atención completa.

En el decreto de emergencia sanitaria los refugios fueron reconocidos como parte de los servicios esenciales que no podían suspender actividades.

“Justo por eso habría que pensar en un presupuesto especial y emergente para las organizaciones que atienden este crecimiento de la violencia de género. Para no abandonar a las mujeres que ahora están en una situación de doble vulnerabilidad habría que contar con líneas telefónicas, casas de emergencia y mayor personal que atienda a través de Skype o redes sociales”, añade la directora de la Red.

Contra el enemigo en casa, acciones de grupo

“Sin duda lo que implica el encierro, la tensión, el convivir con tu propio victimario aumenta la probabilidad de violencia, pero hablamos de contextos en donde los gobiernos de todos los niveles no han ofrecido soluciones para contener y prevenir un problema que ya se ha expresado de muchas formas”, dice vía telefónica a El Sur David Ramírez, coordinador del programa de seguridad de México Evalúa.

Como alertó esta asociación civil en un informe reciente, con 163 delitos cometidos cada día, marzo de 2020 ha sido el mes en que más casos de delitos sexuales se han reportado desde 2015. Reforzar la actual estrategia de prevención y erradicación de la violencia de género, hacer un uso eficiente de los recursos públicos y mejorar la coordinación con los gobiernos locales, son algunas de las recomendaciones que hace México Evalúa al gobierno.

“Observamos actitudes distintas: en Ciudad de México, por ejemplo, se tomaron en cuenta las señales de riesgo que llegaban de otros países de cómo la cuarentena iba a propiciar que la cultura patriarcal resultara en un incremento de los abusos contra la mujer. Hay esfuerzos para canalizar las denuncias e informar sobre la existencia de ciertas formas de atención. Ojalá lo viéramos en otros estados y que el gobierno federal tome cartas en el asunto”, expresa Ramírez.

Recuerda lo que sucedió en 2009 cuando, durante la epidemia de influenza H1N1, se recrudeció la violencia de género. La incertidumbre económica agravada por la emergencia sanitaria, advierte, tendrá impactos mayores en la vida de las mujeres, ya que podría aumentar las tensiones en los hogares.

Por su parte, las integrantes de la RNR se movilizan para atenuar la escasez de recursos: tejen alianzas y buscan fondos alternativos. Si antes de la Covid-19 manejaban cinco casas de emergencia, ahora lograron abrir otras cinco.

También se organizaron para elaborar y difundir la campaña #AislamientoSinViolencia ¡No estás sola! en zapoteco, náhuatl, maya y lengua de señas mexicana. Junto con otros debates, le dan difusión a través del programa radiofónico Mariposas al aire que se puede escuchar en la frecuencia Ciudadana 660 AM.

En Facebook, el perfil de la RNR se puede encontrar bajo el nombre “Red Nacional de Refugios A.C.” y cuenta con la línea telefónica 800 822 4460.

Texto: Caterina Morbiato / Foto: Archivo