25 noviembre,2020 10:07 am

Vulneran funcionarios a mujeres en instituciones a las que exigen protección y justicia: Hermelinda

La defensora na savi denuncia el caso de una niña indígena que fue vendida a su agresor, y en la Fiscalía en Chilpancingo sufrió malos tratos, obstaculizaron su declaración y no tenían traductora

Chilpancingo, Guerrero, 25 de noviembre de 2020.  “Durante años trabajamos en la promoción de los derechos de las mujeres violentadas en comunidades indígenas, y ahora que las víctimas exigen protección y justicia en las instituciones, son vulneradas por funcionarios insensibles e ignorantes de este fenómeno social”, denunció la defensora na savi, Hermelinda Tiburcio Cayetano.

Como referencia reciente, narró el caso de una niña na savi (el pueblo mixteco), en el municipio de Ometepec, violada por un hombre 15 años mayor que ella, a quien sus padres entregaron después de la agresión sexual, mediante un acuerdo económico de 250 mil pesos, avalado por el comisario municipal, una costumbre que no se ha podido erradicar de algunos pueblos originarios.

Sin embargo, con 14 años de edad, la niña escapaba de la casa de su agresor, vecino del mismo pueblo, porque el hombre la seguía forzando a tener relaciones sexuales. Para inhibir esta conducta, los padres fueron multados con 10 mil pesos por el comisario municipal, y a ella la encarcelaron tres días en la cárcel de la comisaría, “por no estarse quieta”.

Finalmente la niña huyó del pueblo un año después, y con el apoyo de feministas trató de presentar una demanda en la Agencia Especializada de Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar en Chilpancingo, en busca de garantías.

A mediados de octubre pasado, llegó a las 11 de la mañana a la sede de la Fiscalía General del Estado, y a falta de peritos traductores se le propuso a Tiburcio Cayetano hacer esta función para no retrasar más los trámites de la niña que recién cumplía los 15 años de edad, y sentía temor de su agresor.

“Conforme fuimos documentando el caso, le pedimos a la persona que iba a recibir la denuncia que tuviera paciencia, la niña no podía hablar, lloraba, tenía miedo de que ese hombre la pudiera matar”.

Mientras la víctima comenzó a platicarle cómo abusaban de ella, la abogada hizo comentarios fuera de  lugar, tales como, “¡eso te va hacer y más porque te compró!”.

Incluso insistió en que debían ir “a otra parte” porque el tema salía de la competencia de delitos sexuales y violencia intrafamiliar.

“Le pregunté al abogado, dígame, ¿a dónde voy?, dijo que nos regresáramos a Ometepec, como si allá fuera más eficiente el acceso a la justicia”.

En el MP también cuestionaron la función de Hermelinda Tiburcio como intérprete, para que se ciñera exactamente a lo que la víctima decía.

“Empezamos a discutir con la persona que redactaba porque decía que la menor de edad decía dos palabras y yo traducía con cinco. Aunque le aclaró que hay palabras que no tienen traducción al español, no hubo entendimiento”.

Llegó el momento donde fue claro que en el MP sólo iban a tomar la declaración mientras la niña estuviera hablando, pero no hicieron preguntas en medio de la narración, sobre el lugar y los horarios de los hechos.

Señaló que esa es la razón por la que los casos no prosperan, porque en el MP no tienen interés de documentar lo ocurrido, y obstaculizan el avance de una investigación, con una víctima vulnerable.

Después de siete u ocho horas, indicó que la adolescente dejó de hablar por la  tensión de alrededor, ya a las 11 de la noche, terminó su entrevista con un perito en Psicología.

“También me sentí maltratada como intérprete porque lo que estaba haciendo era apoyar de manera gratuita, es obligación de la FGE era tener un perito disponible”.  Y a eso también le respondieron que si no quería colaborar, que regresarán otro día, con cita, cuando el perito estuviera en las oficinas de la Fiscalía.

En la declaración de los hechos, detalló que la niña explicó que fue raptada por un vecino de su comunidad, a quien identificó como el coyote, porque se dedica al paso de personas hacia los Estados Unidos, a quien conoció a través de Facebook.

Un día que fue sola a Ometepec, de compras, y abordó una camioneta de pasajeros para volver a su comunidad, el hombre también se subió, y en el vehículo con amenazas de matarla a ella y a sus papás, la obligó a bajar antes, en otro pueblo.

Cuando no llegó a su casa, la familia pidió ayuda al comisario municipal para la búsqueda, tras algunas indagatorias, llamaron al agresor, con quien hubo un acuerdo monetario a modo de reparación de daño, y la niña se quedó con él.

Aclaró que la adolescente recibió terapias particulares, y decidió no continuar el proceso “para no dar más problemas”, quería irse a la frontera, decía, “no creo que me hagan caso,  no creo que lo detengan, lo veo difícil, quieren testigos, a lo mejor mi mamá, mi papá…”.

Sin embargo, también señaló que el hombre anda armado y una vez disparó a los pies.

Texto: Lourdes Chávez / Foto: Archivo