6 diciembre,2021 5:38 am

Y ahora desaparecen el mural

Jesús Mendoza Zaragoza

El mural que contenía 52 rostros de personas desaparecidas en Acapulco, correrá la misma suerte de aquéllos que mostraba. Ellos desaparecieron porque incomodaban a alguien y hasta ahora nada se ha sabido de dónde están y, por lo mismo, no ha habido justicia. El mural incomodó a alguien, que decidió borrarlo a plena luz del día. No se sabe quién fue y quizá ni se sepa después, como suele pasar. Si no se suele investigar el paradero de cada desaparecido, tampoco se investigará el borrado de este mural que los visibilizaba.
Lo que, a mi juicio, puede ayudar hoy es descubrir el significado del gesto de borrar este mural. Para quienes hayan ordenado borrarlo les era muy incómodo y no soportaron tenerlo a la vista en la playa Papagayo. Incómodo porque afectaba algún interés personal, de grupo o institucional. La lógica de borrar el mural es similar a la lógica de desaparecer a las personas, reduciendo a la nada todo lo que estorba a intereses ilegales.
El borrado del mural de los desaparecidos en Acapulco hace visible la actitud de la sociedad misma, en su conjunto. Si las desapariciones han sido en el país una de las más dolorosas heridas colectivas, que necesitan un alto sentido de empatía y de solidaridad, la causa de los desaparecidos no la ha recibido. De acuerdo con datos oficiales, hay 95 mil 121 personas desaparecidas y 52 mil fallecidas sin identificar en diversas instituciones del país, como fiscalías, servicios forenses y fosas comunes en cementerios que se encuentran en custodia del Estado.
Las desapariciones manifiestan una grave disfunción social. Mientras que un segmento de la sociedad, que puede ser menor, participa en estas actividades ilegales en medio del clima de violencia y de inseguridad, ejecutando las desapariciones, un segmento mayor vive con una actitud de apatía y de indiferencia. Ciudadanos desaparecen a ciudadanos mientras que el resto de los ciudadanos disimula estos hechos dejando indefensos a los desaparecidos.
En lo que toca a los gobiernos, las cosas son más graves aún. La supuesta prioridad gubernamental de los desaparecidos no se ha hecho visible aún. Las familias tienen que estar “mendigando” atención y respuestas gubernamentales en todas partes. En los gobiernos municipales, estatales y en el federal. Las respuestas que hasta ahora han dado éstos no corresponden a la gravedad de esta herida nacional. Las instituciones y los recursos que se dedican a afrontar el tema de las desapariciones, es insignificante ante el monumental desafío de las desapariciones.
En su reciente visita a México, el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU reconoció esfuerzos del gobierno federal, pero también expresó su malestar e inquietud por la prevalencia de este problema e identificó a grupos criminales y autoridades coludidas, así como una grave situación de impunidad. “Si bien las autoridades nos han informado de una reducción del número de registros de personas desaparecidas, no podemos obviar la necesidad de que México adopte una política nacional de prevención para erradicar la desaparición, que involucre a todas las autoridades, y que haga efectivos los derechos de las víctimas a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición”, puntualizó el Comité de la ONU.
El borrado del mural ubicado en la playa Papagayo manifiesta el escaso interés de los gobiernos, de todos los gobiernos, que siguen minimizando la herida dolorosa de las desapariciones en todo el país. Esconder la situación de los desaparecidos no es conveniente desde ningún punto de vista puesto que agrava la situación. No disminuye el dolor acumulado, acrecienta la rabia y prepara levantamientos sociales.
Ante el borrado del mural, lo mejor es que las autoridades hagan una investigación confiable, encuentren a los responsables y reparen el daño. Lo más probable es que alguna autoridad del municipio o del estado haya ordenado este despreciable hecho y es necesario que ya no se repita. No basta una declaración, como la que ya hizo el gobierno municipal para deslindarse. Es necesario que investigue para quitarse de encima la sombra de la sospecha. Como sea, no van a detener a las familias de los desaparecidos que ya se han propuesto reponer el mural con el apoyo de quienes se solidaricen con esta causa.
Pareciera que las familias de los desaparecidos caminan solas, sin el necesario respaldo de las autoridades ni de la sociedad misma. Esto es espantoso porque las secuelas que vendrán en adelante nos alcanzarán a todos. Y en lugar de acompañarlas, se les estropea el camino por oscuras razones. Como lo que sucedió en las inmediaciones de la playa Papagayo.