19 octubre,2020 4:52 am

Ya no siguen los niños las clases por tv; cuentan su experiencia padres de la capital y la Montaña

Los maestros ya no piden atender las lecciones televisadas y todo lo hacen a través de WhatsApp, dicen en Chilpancingo. Pese a los esfuerzos no se observan avances en los aprendizajes, se quejan

Chilpancingo, Guerrero, 19 de octubre de 2020. Las clases que se difunden por televisión no son seguidas por los niños en casa. Según mamás en Chilpancingo tienen que cumplir con los trabajos y tareas que los maestros les hacen llegar por la mensajería WhatsApp; mientras que en Oxtotitlán, municipio de Ahuacuotzingo, en la Montaña baja, Pablo Chavelas debe rentar el celular de un familiar, para que sus tres hijos puedan seguir sus estudios, porque no tiene televisión y no hay señal.

La señora María Guadalupe de la Cruz Morales, que vende frutas en el mercado Baltazar R Leyva Mancilla, de Chilpancingo, no ha dejado de darle las clases a su hijo en su puesto, que cursa el segundo año de preescolar, tal y como compartió a El Sur el pasado 25 de agosto.

Este jueves, la mujer repetía junto a su pequeño hijo los números del cero al diez. Ella comentó que ya no ven la televisión y que todos los trabajos que realizan son enviados por los maestros a través de WhatsApp y por ahí mismo tienen que reportar los trabajos.

Dijo que cuando comenzó la nueva modalidad de las clases a distancia, para evitar contagios de Covid-19, junto con su hijo seguía la hora de clases que se transmite por televisión en su celular, donde lo podía ver a través de las redes sociales como Facebook; sin embargo, conforme pasó el tiempo, los propios maestros dejaron de insistirles en que vieran los programas.

Ahora tienen que cumplir con entregar los trabajos que los profesores les envían por mensajería y reenviar las evidencias de que sus hijos sí están realizando las actividades escolares. Sin embargo, la mujer de 23 años dice haber notado que su hijo no avanza en su aprendizaje, a pesar del empeño que ella le pone en tenerlo atento a la hora de sus clases.

La joven mujer dice que es necesario que su hijo pueda ser atendido por un maestro, porque sólo los docentes tienen el cono. miento y las formas correctas para que los niños puedan aprender y hacer los ejercicios, así como los trabajos manuales.

En casa hay otros cinco menores que cursan la primaria. Ella y sus otros familiares se han cooperado de 100 pesos al mes, cada uno, para pagar el servicio de internet que cuesta 500 pesos mensuales.

No muy lejos del puesto, la señora Luz Areli Roldán Reyes atiende el suyo. Para ella, ha resultado pesado y duro tener que guiar a su hijo en los trabajos que le dejan los maestros, porque a los padres no les explican, sólo les mandan las tareas.

La mujer dijo que su hijo, que estudia el segundo de primaria, no puede quedarse en casa a ver la televisión, pero que tampoco ha sido necesario, porque los maestros no lo han solicitado.

Incluso algunos padres que estaban muy pendientes de que sus hijos tomaran las clases a la hora de su transmisión en televisión, lo han dejado de hacer y están cumpliendo únicamente con los trabajos que les envían por WhatsApp.

La mujer también indicó que contrató internet para evitar estar pagando fichas, porque representa un costo más alto, que pagar el plan de 400 pesos que tiene en casa, donde llega a apoyarse para poder entender los trabajos de su hijo.

Roldán Reyes manifestó que su hijo, a pesar del empeño que muestra en las horas de clases en el puesto, tiene dudas y ella como mamá no las puede resolver, porque su grado de estudios es de quinto semestre de preparatoria.

Rentar un celular para tres hijos

En la comunidad indígena Oxtotitlán, municipio de Ahuacuotzingo, en la Montaña, Pablo Chavelas tiene que rentar el celular de una sobrina, que a la vez es quien guía a sus tres hijos para cumplir las tareas que los maestros les envían por WhatsApp.

Este jueves, el campesino, su esposa, y sus tres hijos llegaron a Chilpancingo, a una manifestación en la Fiscalía General del Estado. Pablo Chavelas contó que en su pueblo nadie se ha contagiado del virus de la Covid-19, y no hay un solo muerto desde febrero pasado.

Pese a ello, los maestros no suben. La única escuela que hay en la comunidad está en el abandono. Algunos niños ahora se dedican al trabajo de campo y han pausado sus estudios.

En la comunidad, de poco más de mil habitantes, ubicada a poco más de 10 kilómetros de la cabecera, no tiene señal de televisión y la señal de celular es muy débil. En su casa no tiene televisión. Él vive de lo que cosecha del campo y de los 130 pesos que gana en una jornada de trabajo en campos ajenos.

El señor indicó que a la semana, destina 150 pesos para rentar el celular de una sobrina, al que le pone una ficha de 20 pesos para poder acceder al internet y así sus dos hijos, que cursan el quinto y sexto de primaria, estudien y cumplan con las tareas, y para que su hijo, que entró a la telesecundaria, también pueda seguir preparándose.

El hombre espera que sus hijos puedan algún día salir de la comunidad y tener una carrera, lo que ni él y su esposa pudieron lograr. Ambos no saben leer y escribir, y desconocen el avance real que sus hijos tienen con la enseñanza a distancia.

Texto: Jacob Morales Antonio / Foto: Jessica Torres Barrera