24 septiembre,2017 7:31 am

Los cambios que suceden a los sismos

Silvestre Pacheco León

Los temblores que con diferencia de una semana afectaron a los mexicanos, han tenido, además de innumerables daños humanos y materiales, un efecto político de grandes magnitudes.

La campaña ciudadana que en una semana alcanzó un millón y medio de firmas demandando la canalización de los subsidios destinados a los partidos políticos para la reconstrucción, resultó tan eficaz e ineludible que pronto los propios dirigentes parecían arrebatarse para sí la autoría de la iniciativa mientras que las autoridades hacendarias hablaban de la viabilidad de hacer un lado obstáculos legales para que el INE procediera con la toma de dicha decisión.

Como es probable que en el corto plazo veamos que se convierte en hecho esa iniciativa que sería secundada por la integración de un órgano, también ciudadano, como lo propuso Enrique Krauze, encargado de vigilar la canalización y aplicación de los recursos para la reconstrucción, el impulso quizá podría arrastrar nuevas propuestas como la reducción en el número de diputados y también de senadores, pues, como dice el senador independiente, Armando Ríos Piter, si para ello se requiere modificar la Constitución, eso tampoco sería obstáculo.

La pena de todo esto es que los cambios políticos en nuestro país tengan que darse con un costo tan alto en destrucción de edificaciones y pérdidas humanas, aunque también valdría desear que algo bueno resulte de todas las tragedias humanas que muchos hemos atestiguado y otros más padecido.

Aunque sea reiterativo decirlo, el hecho es que la tragedia en las ciudades ha vuelto a despertar el ánimo solidario de nuestros semejantes que se han sumado al rescate de los atrapados, acarreando escombros y acopiando víveres.

Es una nueva actitud de rebeldía que se sobrepone al autoritarismo del gobierno quien en otro tiempo se apropiaba hasta de las desgracias para administrarlas políticamente.

Con la nueva situación creada por los adelantos tecnológicos en las comunicaciones, ahora más difícil será que se desvíen los recursos que se acopian para favorecer a los damnificados, pues en tiempo real cualquiera puede conocer y denunciar las maniobras que atenten contra el destino final de dichos apoyos hasta sus últimas consecuencias.

Un hecho cercano relacionado con el papel que ahora juegan las redes sociales lo vivimos en Zihuatanejo el mismo viernes 22 durante la visita que el gobernador de estado realizó para conocer de voz de los presidentes municipales la situación que se vive en la costa.

Muchas personas en el puerto criticaron que la presidenta del DIF en el estado aprovechara la visita para repartir despensas a sabiendas de que hay otros lugares en el estado donde la urgencia de alimentos es más seria.

Y aunque no faltó quienes justificaran la acción aduciendo que también aquí hay pobres, otros criticaron la falta de filtros en el reparto para entregar dichos apoyos a la gente más necesitada, beneficiando, como es costumbre a quienes simpatizan con su partido.

El sesgo político que suele darse a estas tragedias tiene que denunciarse para que se eviten, sin dejar por ello de reconocer que la pobreza en el país es generalizada y que muchos de los necesitados puestos en la situación de recibir una despensa que no les corresponde, resulta entendible que no las rechacen.

En la Costa Grande, fuera de inundaciones de algunas casas y afectación de carreteras por la caída de algún puente, los daños no fueron mayores, pues los dislocamientos viales en lugares como Zihuatanejo, cuyo centro se inunda por cualquier llovizna, y el servicio de recolección de basura se atrofia con tantos desechos que bajan del anfiteatro, son un asunto que se repite en cada temporal de lluvias.

Antes y después del informe municipal

Pero como la vida sigue su curso y la coyuntura electoral no sufre modificaciones, aún con la plausible idea de quitarles el subsidio a los partidos, la clase política se ocupa de lo suyo, como Francisco y Verónica, nuestros protagonistas, quienes en la semana pasada quedaron de verse en la ceremonia del segundo Informe de Gobierno del presidente municipal efectuado el mismo día de la ceremonia de El Grito.

V: Pues si algo tuvo de llamativo el informe, lo opacaron los estruendos de los cuetes que tronaron para iluminar la oscuridad de la noche después de El Grito, no te parece?

F: Dicen que en eso se fue buena parte del presupuesto municipal, pero quizá se justificó el gasto si la gente se divirtió con eso.

V: Cuando menos sobrepasó el escándalo de los balazos el atronar de los cuetes.

F: Hay gente que dice que extrañamente no hubo las balaceras de otros años, pero quizá la estrategia para acallarlos fueron los cuetes.

V: Pero mejor cuéntame si hubo algo que te haya llamado la atención del informe, o ¿tampoco fuiste?

F: Me quedé esperando tu llamada y luego no tuve tampoco ningún aliciente para ir solo.

V: Era tan poco tu ánimo de crítica o de curiosidad o estaba tan ocupada tu agenda que no tuviste espacio para distraerte.

Los dos amigos que se quedaron ayunos en el contenido del segundo informe del presidente municipal no tuvieron por ello falta de materia para sus comentarios.

Una historia de asesores

F: Fíjate que me ocurrió algo extraño, no sé si enojo o frustración que me quitaron todo interés por acudir al informe, pero en los días previos acudí al palacio municipal unas dos veces para realizar un trámite cualquiera y, como suele suceder, uno se encuentra a gente conocida ocupando cargos públicos, entonces en el ánimo de actualizarse no falta la pregunta consabida de saber dónde trabajan, entones caí en la cuenta de que no menos de cinco que saludé trabajan, ¿sabes de que?

V: Pues si son tantos han de ser policías, o guaruras, o guarros como ahora le dicen a los escoltas.

F: No me lo vas a creer, cobran como asesores.

V: Asesores de qué o de quien. ¡Ah, ya sé! son los ayudantes de los ediles, supongo, porque son como 12 y dicen que cada uno tiene registrados con esa categoría como a tres.

F: Aunque no lo creas, los cinco asesores que saludé son todos del presidente municipal, cuando menos eso me dijeron, y conste que dos me lo repitieron con cierta pena.

V: Bueno pero su trabajo los ha de justificar, ¿no?

F: Eso también pensé yo, aunque nunca me imaginé en qué pueden asesorar al presidente.

V: Pues no estaría mal investigar en qué lo asesoran porque si no los paga de su bolsa, todos tenemos derecho a saber, ¿no te parece?