17 diciembre,2017 5:24 am

La seriedad del problema ambiental

El ingeniero químico Mario Molina (Ciudad de México, 1943) recibió el Premio Nobel por sus investigaciones de la capa de ozono y desde entonces ha dedicado la mayor parte de su tiempo a la solución de problemas medio ambientales. Por eso resultan preocupantes los comentarios que hace sobre el paso de los huracanes Irma y Harvey por el territorio de los Estados Unidos, el pasado septiembre, entre otros: que el primero está considerado el mayor en la historia del océano Atlántico desde que hay registros, tiene una clasificación cinco, el máximo en la escala ciclónica, con una longitud de 200 kilómetros, rachas de viento sostenido de 297 kilómetros por hora y un inmenso radio e impacto de 75 kilómetros desde el ojo de su vórtice.

Además, Irma tocó tierra en las islas caribeñas orientales, barrió la Costa de Puerto Rico, el norte de la República Dominicana, Haití, Cuba y Florida. Por otra parte, de acuerdo con la información aportada por la Agencia Meteorológica de los Estados Unidos (AMEU), estos fenómenos naturales han marcado un punto de inflexión en la historia de los huracanes por su violencia y por los daños causados, entre ellos el éxodo de 150 mil portorriqueños a la Florida, por las grandes dificultades para vivir en un Puerto Rico devastado. Lo cual parece indicar que se convertirá en la ola migratoria más grande en la historia de la isla y quizá del Caribe. Esta estampida agrava el despoblamiento y la crisis económica de este Estado Libre Asociado a Estados unidos, pues los efectos demoledores del huracán tienen al país en ruinas, con su infraestructura en condición deplorable como es el caso de que la mitad de la población no cuenta con energía eléctrica.

En el caso del huracán Harvey la AMEU lo definió como un fenómeno al que nunca se habían enfrentado, algo totalmente nuevo. No el huracán en sí mismo, sino el hecho que se quedase estancado sobre el sur de Texas durante días soltando muchos litros de agua por metro cuadrado, inundando Houston, la cuarta ciudad más importante de los Estados Unidos, convirtiéndose en la tormenta con mayor lluvia desde que se cuenta con mediciones, en este país. Asimismo, en agosto de este año en la ciudad canadiense de Montreal y la de Donegal en Irlanda, igualmente sufrieron de inundaciones, las cuales fueron calificadas por sus servicios meteorológicos como las importantes de este siglo.

Otros fenómenos naturales con características de sin precedente son los ocurridos este verano en Italia y los Balcanes, en donde una ola de calor pulverizó todos los records de temperatura y fue descrita como: Lucifer. Este calor infernal llevo a algunos países europeos a lanzar alertas rojas por estas elevadas temperaturas. También debe destacarse, que la localidad de Montoro, en España, registro en este mismo verano la temperatura record de 47.3 grados, la más alta en la historia de Europa (El País, 1/9/2017).

Siguiendo con estos fenómenos meteorológicos destacados por su naturaleza única, la revista Scientific Reports, de febrero de 2017, daba a conocer la influencia del cambio climático por acontecimientos extremos, entre estos la ola intensa de calor en Europa, en 2003; las inundaciones en Pakistán, la ola de calor en Rusia de 2010 y la sequía en Texas y California. Asimismo, habría que añadir las inundaciones record en India y Nepal que han dejado en la pobreza extrema a alrededor de 40 millones de personas. Tratándose del continente africano, en el último año y medio 20 países han declarado estado de emergencia por la sequía. En conclusión los impactos del cambio climático no respetan fronteras, pueden ocurrir y están sucediendo por todo el orbe.

Ante este panorama mundial tan preocupante, una de las tareas inmediatas es trabajar por la restauración del balance ecológico, afectado por las emisiones de gases y la capacidad de absorber de nuestro planeta, una meta que debe lograrse con el concurso de los gobiernos de todos los países del orbe como ya se ha venido concretando a partir de la Cumbre de París de fines de 2015 y que ha tenido continuidad en la Conferencia de Naciones Unidas realizada en Bonn, Alemania, en noviembre de este año.