13 enero,2018 11:46 am

Postula el bailarín guerrerense Serafín Aponte “una danza para la sociedad”

Ciudad de México, 13 de enero 2018. La primera coreografía de Serafín Aponte, Buscando tierra (1985), fue un solo acerca del autodestierro, sobre el haber emigrado. La tierra buscada no era la tierra prometida sino su patria chica: Guerrero. ¿Por qué tuvo que salir? ¿Por qué no pudo desarrollarse profesionalmente allá?

Aponte marchó a la Ciudad de México con Barro Rojo, la compañía con la que se inició en la danza contemporánea en 1982.

El regreso a su tierra ha sido como un déjà vu. Como si nada hubiera existido. La vuelta a empezar. Parecía que en 2007, invitado al Festival Internacional La Nao, por fin lo escuchaban: Había que tener lugares donde formar a una nueva generación de bailarines. Su estado, siempre tan politizado, parecía olvidarse de que el arte también es necesario y prioritario.

Tuvo que esperar hasta 2013 para empezar con ello, en Acapulco, pero las adversidades no han sido pocas. La tormenta Manuel, ese mismo año, destrozó las instalaciones donde enseñaba, y tomó las plazas y los parques. Su experiencia con Barro
Rojo le permitía no tener ninguna reserva al respecto.

Con las Caravanas por la Paz, durante dos años, barrió su estado: Tierra Caliente, Costa Chica, la Montaña, Centro. Zonas difíciles. “Ayotzinapa fue un detonador impresionante de cómo la sociedad guerrerense comenzó a convulsionar”. De por sí venía con un deterioro provocado por la pobreza y la inseguridad. Son muchos los desplazados por la violencia. “Por los que se quedan, estamos ahí”, sentencia.

Hoy enseña en la Casa de la Cultura de la costera Miguel Alemán. Para llegar a sus clases, hay que jugarse a veces hasta la vida. En su celular ha recibido mensajes de sus alumnos avisándole que llegarán tarde por una balacera. O que no llegarán. “En esa realidad convivo y se me parte el alma”, dice.

Pasa en su tierra cuatro de siete días de la semana, y va a donde lo llaman. Chilpancingo, Iguala o Taxco. Este año espera que sean más lugares. Implica un enorme esfuerzo físico, reconoce, pero enfatiza: “Los jóvenes son mi motor”.

El cambio de estafeta es importante porque el cuerpo se cansa, “pero no el alma ni la pasión”, advierte el artista que cumplió 54 años el pasado 4 de diciembre, y cuya trayectoria artística y docente es ahora celebrado con el Reconocimiento Danza UNAM 2017.

A Aponte, huérfano de padre desde los 9 años, la danza lo rescató, “tal vez de la ignorancia en relación con el trabajo del cuerpo y entender nuestra integridad como ser humano”, reflexiona: “La danza me abrió una posibilidad de relacionarme con el mundo de una manera distinta, a partir de colocar siempre el cuerpo como experiencia de vida y artística”.

Quería ser pintor. Le gustaba hacer garabatos. Pero en una familia con seis hermanos y sin muchas posibilidades económicas, no pudo ser. La danza lo encontró estudiando la secundaria. Tuvo por maestro a Efraín Vélez, investigador del folclor, al que se dedicó ocho años hasta que descubrió la danza contemporánea.

Su mentor fue Arturo Garrido, director fundador de Barro Rojo, y la danza ya no lo soltó, aunque a la par estudió Economía. Era un marxista de hueso colorado con El capital bajo el brazo.

Siempre ha defendido una visión social de la danza. Habla de eso con sus alumnos. “De una danza para la sociedad y que venga a generar una manera de cómo estar mejor”.

Enemigo de los panfletos, cree en un arte que se sustente por sí mismo.

Fundó en 2017 la Compañía de Danza Contemporánea de Acapulco. Le habían hablado del deseo de crear una compañía estatal, pero sin presupuesto resultaba inviable. Optó por fundar una agrupación independiente. Una ruta en la que tiene vasta experiencia.

Al Reconocimiento Danza UNAM 2017 fue postulado por nueve organizaciones del puerto. Una distinción otorgada por sus pares en reconocimiento a su labor docente y una trayectoria artística de 35 años que recibirá el viernes 26 a las 7 de la noche en la Sala Miguel Covarrubias del CCU.

“Es una manera de refrendar mi compromiso de que esto vale la pena”.

Texto: Erika P. Bucio / Agencia Reforma/ Foto: Agencia Reforma.