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Madrid, España, 10 de mayo de 2024. Los impactos del fenómeno meteorológico de El Niño y el cambio climático golpearon América Latina y el Caribe en 2023, según el informe publicado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) este miércoles 8 de mayo. Así, la sequía, el calor, los incendios forestales, las precipitaciones extremas y un huracán “sin precedentes” –el huracán Otis, que destruyó Acapulco– tuvieron importantes efectos en la salud de la población de la región, su seguridad alimentaria y energética y su desarrollo económico.
En concreto, la institución ha recordado que el fenómeno atmosférico de El Niño en la zona suele asociarse a una precipitación por encima de lo normal en el sur del Brasil, el sur de la Argentina, el centro de Chile, el este del Estado Plurinacional de Bolivia y a lo largo de la costa del Perú y el Ecuador.
De esta manera, ha detallado que la región registró intensas precipitaciones durante el año pasado, que causaron crecidas y deslizamientos de tierra y multitud de víctimas mortales y pérdidas económicas. En especial, ha destacado el episodio de lluvias que tuvo lugar en São Sebastião (Brasil), donde se acumularon 683 litros por metro cuadrado (l/m2) de lluvia en 15 horas durante los días 18 y 19 de febrero. Esto produjo un corrimiento de tierras que se saldó con el fallecimiento de al menos 65 personas.
Por otro lado, la institución ha informado de que el año pasado fue, con diferencia, el más cálido jamás registrado según seis conjuntos de datos de la temperatura mundial y superó en 0,82ºC la media del período 1991-2020. De hecho, los últimos nueve años —desde 2015 hasta 2023— han sido los más cálidos de los que se tiene constancia en todos los conjuntos de datos.
Además, ha añadido que el calor extremo y las olas de calor tuvieron durante todo el año consecuencias para la salud como el exceso de mortalidad. Por ello, ha explicado que entre 2000 y 2019 se han procudido un exceso de mortalidad del orden de 36.695 defunciones por año en la región de promedio debido al calor.
Asimismo, la OMM ha informado de que las olas de calor agudizaron la sequía que asoló vastas extensiones de América Latina en 2023 y que muchos países de la región sufrieron pérdidas agrícolas debido a fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, lo que agravó la inseguridad alimentaria, especialmente en las comunidades que dependían de la agricultura para subsistir. Por esta parte, ha destacado que el 76% de México había padecido sequía en cierta medida hacia finales de año.
En general, la organización ha destacado el impacto en el desarrollo económico en la zona de estos fenómenos meteorológicos extremos. En este sentido, ha indicado que a la Base de Datos Internacional sobre Desastres EM-DAT del Centro de Investigación de la Epidemiología de los Desastres (CRED) se le notificaron daños económicos estimados en 21.000 millones de dólares (19.569 millones de euros).
Estos estuvieron causados principalmente por las tormentas (66 por ciento), las crecidas (16 por ciento) y la sequía (14 por ciento). Concretamente, la OMM ha destacado el huracán Otis, el más potente jamás registrado entre todos los huracanes que habían tocado tierra en la cuenca del Pacífico oriental. Tocó tierra el 22 de octubre de 2023 como ciclón de categoría 5 en Acapulco y dejó daños por valor de 12 mil millones de dólares.
Por otro lado, el informe ha señalado que el nivel del mar siguió subiendo a un ritmo superior a la media mundial en gran parte de la costa atlántica de la región, lo que amenaza el litoral de varios países y pequeños Estados insulares en desarrollo. En el otro extremo, el caudal del río Negro en la Amazonia alcanzó un nivel excepcionalmente bajo, sin precedentes desde que comenzaron las observaciones en 1902 y, en el canal de Panamá, el tráfico marítimo se vio restringido desde agosto por el bajo nivel de agua.
Al margen de los efectos sobre los seres humanos, ha indicado que las temperaturas inusualmente altas también afectaron a la flora y la fauna silvestres. Por ejemplo, más de 150 delfines de río murieron en el lago Tefé (Amazonia brasileña), cuya agua registró un máximo histórico de temperatura.
Por último, la OMM ha reconocido avances en el desarrollo de las capacidades de los servicios meteorológicos de la zona, como el hecho de que 16 países miembros de la región estén desarrollando marcos nacionales como mecanismos para mejorar la creación, prestación y uso de los servicios climáticos.
Por otro lado, ha recordado que los servicios meteorológicos son “fundamentales” para salvaguardar la salud pública, al proporcionar información que permite tanto a las comunidades como a las personas prepararse y responder eficazmente ante los riesgos meteorológicos. En este sentido, ha criticado que sólo el 38 por ciento de los miembros de la institución en la región indicaron que ofrecían productos climáticos adaptados al sector de la salud.
Texto: Europa Press/Foto: Archivo