Chilpancingo, Guerrero, 27 de abril de 2024. La Secretaría de Salud federal dio a conocer que Guerrero ocupa el primer lugar nacional en picaduras de alacrán, con 11 mil 806 casos, mil 930 más que el año pasado.
En su boletín epidemiológico nacional, correspondiente a la semana 15, que va del 7 al 13 de abril de 2024, indicó que Guerrero ocupa el primer lugar en picaduras de alacrán; en segundo está Guanajuato, con mil 368 y en tercero está Jalisco, con 10 mil 12 casos.
En la semana, Guerrero acumuló 11 mil 806 casos, de los cuales 6 mil seis son hombres y 5 mil 803 mujeres. El año pasado, en esta misma fecha, se registraron 9 mil 876 casos.
Por su parte, la Secretaría de Salud estatal emitió recomendaciones a la población para evitar picaduras de alacrán en temporada de calor, debido a que en esta época del año la reproducción del arácnido aumenta, así como el riesgo de intoxicación por su veneno.
En un comunicado, indicó que algunas de las recomendaciones son la colocación de cielo raso en los dormitorios, encalado de paredes exteriores, colocación de mosquiteros, mantener el patio limpio, así como revisar la ropa de cama antes de acostarse, revisar la ropa de vestir y los zapatos antes de usarlos; evitar andar descalzo, usar guantes si se realizan tareas de campo, como levantar piedras y cargar leña.
Señaló que de forma común, la picadura de alacrán puede presentarse en el hogar y durante la noche, afectando más a niños y adultos mayores, y que puede provocar manifestaciones locales o generales, que pueden ser desde leves hasta muy graves, y en algunas ocasiones, causar la muerte.
La dependencia estatal precisó que el único tratamiento para contrarrestar este tipo de envenenamiento es a través de la aplicación del antídoto faboterápico antialacrán, por lo cual, se deben evitar los remedios caseros que sólo pueden agravar la sintomatología.
Indicó también, que, en caso de picadura de alacrán, se recomienda acudir de inmediato a la unidad de salud más cercana a su domicilio, para recibir el tratamiento y dosis adecuada.
Texto: María Avilez Rodríguez
