3 mayo,2018 1:56 pm

20 años de “Trilogía sucia de La Habana”, los submundos marginales de la isla

Texto y fotos: DPA
La Habana del desencanto, el erotismo y la marginalidad son aspectos que reflejó el escritor Pedro Juan Gutiérrez hace 20 años en el libro Trilogía sucia de La Habana, sobre una ciudad que todavía hoy mantiene esos rasgos, pero que empieza a entrar en la era global con el fenómeno de la gentrificación.
“Veinte años después lo releo y en este momento ya lo aborrezco, aunque reconozco que me lanzó, porque fue muy rompedor y demoledor”, señala Gutiérrez echando la vista atrás a una obra que se ha editado en 23 idiomas y vendido en 80 países, pero que en Cuba todavía no se ha publicado.
Escrita entre 1994 y 1997, Trilogía sucia de La Habana es hija del “Periodo Especial”, como se denominó en la isla a la crisis económica que se originó tras la caída de la aliada Unión Soviética y que significó la escasez de alimentos, los apagones eléctricos continuos y la emigración de “la crisis de los balseros” cuando miles de personas salieron del país hacia el Estrecho de la Florida en precarias embarcaciones.

Pedro Juan Gutiérrez en una calle de Centro Habana, lugar de sus novelas de culto.

“Aquellos años fueron horribles, porque era un proyecto político que tú habías defendido como protagonista y de pronto todo se desmorona”, señala Gutiérrez quien considera que a pesar del fracaso “haber defendido con esfuerzo ese proyecto sí valió la pena, porque uno tiene que ser consecuente con el tiempo que le toca vivir”.
En aquel momento, Pedro Juán Gutiérrez era un autor desconocido y para promocionarlo lo bautizaron como “El Bukowski caribeño” aunque él reconoce que entonces no conocía a ese escritor.
“Fue una idea del editor Jorge Herralde”, afirma Gutiérrez a DPA desde la terraza de su apartamento habanero frente al Malecón y con unas vistas espectaculares a la ciudad que ha retratado en sus obras.
“Es un libro muy doloroso porque lo escribí en una época muy difícil de mi vida, tanto en lo personal como también porque el país estaba viviendo una gran crisis económica, social, moral y ética”, recuerda sobre aquella época.
“En pleno ‘Periodo Especial’ con mi salario mensual como periodista de la revista Bohemia, sólo podía comprar 30 huevos, si es que los encontraba en el mercado negro”, recuerda el autor, que tuvo que sobrevivir con múltiples empleos, algo que le sirvió para moverse por los submundos marginales de Centro Habana.
“Me metí mucho en la vida del barrio y empecé a escribir las cosas que pasaban”, señala Gutiérrez de cómo se gestó la obra que lo encumbró internacionalmente y que le fue imposible publicar en Cuba.
Fachadas de edificios carcomidas por el salitre, escenas de violencia y pobreza, mezcladas por la promiscuidad sexual y el exceso de ron son escenas reflejadas en Trilogía sucia de La Habana que todavía perviven en las calles de la capital cubana.
Pero esos escenarios también se mezclan ahora con el boom del turismo que se vive en La Habana, que comienza a transformar su aspecto urbano con la aparición de bares, restaurantes y alquileres en Airbnb. “La ciudad se puede destruir y convertirse en un parque temático”, alerta Gutiérrez.
“Soy pesimista, vamos a la gentrificación con cambios muy rápidos”, dice, señalando que “ya hay edificios en los que alguien compra todos los apartamentos y los convierten en hostales”.
La publicación en 1998 de Trilogía sucia de La Habana, generó un revuelo en la isla y Pedro Juan Gutiérrez perdió su empleo en la prensa estatal y tuvo que dedicarse plenamente a la escritura, pero él nunca dejó la isla.
Le costó tiempo ver su literatura en las librerías de la isla, pero de los 23 títulos que tiene entre poesía, novela y cuento ya se han publicado 16 en Cuba, aunque la sombra de la censura lo ha acompañado en su carrera.
En 2015, el director español Agustín Villaronga no pudo rodar en la isla la película sobre su libro homónimo El rey de La Habana, al no conseguirse todos los permisos, y tuvo que grabarse en República Dominicana.
“Yo agradezco mucho los enemigos y los obstáculos, porque cuando los tienes eso significa que no eres un mediocre”, reconoce con orgullo Gutiérrez, quien señala que las adversidades significan que “se está haciendo algo importante que molesta a los intereses creados”.
“Ahora hay una mentalidad más abierta”, dice Gutiérrez respecto a 1998 y adelanta a DPA que hay negociaciones para publicar en Cuba Trilogía sucia de La Habana, pero será en los próximos “dos o tres años”.
“El escritor está obligado de algún modo a ir dejando una memoria de la época que le toca vivir”, señala el autor, que asegura que no escribe “por dinero ni por fama, sino por una necesidad interior muy fuerte”.

Gutiérrez, de 68 años, destaca que su literatura le abre las puertas a la gente para ver otros aspectos de la realidad cubana, de la parte menos heroica.
 
“No me interesa la política, no doy opiniones”, afirma. No considera que sus libros sean políticos y sitúa en el eje central de sus obras la pobreza y cómo le afecta a las personas.
Pese al éxito que le significó Trilogía sucia de La Habana, él prefiere mantenerse alejado de la faceta profesional del escritor dentro de la industria editorial y no le gusta participar en ferias.
“Soy una persona bastante normal y en esos eventos a veces me da la sensación de que soy un payasito”, dice el autor cubano, que no tuvo fácil llegar a ser considerado como un narrador de culto dentro del panorama literario hispanoamericano.
Desde la adolescencia, Pedro Juan Gutiérrez ejerció los más diversos oficios, como vendedor de periódicos y de helados, soldado, obrero de la construcción, cortador de caña de azúcar y durante 26 años trabajó de periodista hasta que a los 48 años le llegó el éxito que le sacó del anonimato con la obra que ahora cumple 20 años.