29 julio,2020 8:53 am

Llama especialista a que el INAH preserve la catedral de Chilapa

 

Chilapa, Guerrero, 29 de julio de 2020. La catedral de Chilapa es una obra de los guerrerenses y debe preservarse, consideró la maestra por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Deysi Cristina Hernández Hernández.

La catedral, obra del arquitecto Federico Ernesto Mariscal Piña (1881-1971) es una obra de la arquitectura nacionalista, post revolucionaria de México, y es considerada la tercera en dimensiones del país.

Así lo concluyó Deysi Cristina Hernández Hernández en su tesis La catedral de Chilapa de Álvarez, Guerrero: un caso de la arquitectura nacionalista (1931-1965) con la que obtuvo, este pasado 10 de julio, el grado de maestra de Historia y Etnohistoria por la ENAH, institución donde también cursó su licenciatura.

El director de este trabajo académico fue Tomás Pérez Vejo, doctor en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid, España.

La maestra Deysi Hernández es hija del matrimonio del dirigente social y ex líder estatal del PRD, Ranferi Hernández Acevedo y Lucía Hernández Dircio, asesinados en noviembre de 2017 en Chilapa, junto a la mamá de Lucía, Juana Dircio Barrios y el joven Antonio Pineda Patricio.

La académica explicó en entrevista que la historia de este templo se divide en dos fases. La primera es la del obispo José Ramón Ibarra y Gonzáles que en 1892 inició la primera construcción de la catedral dirigida por el arquitecto Eusebio de la Hidalga, originario de Puebla.

Esta primera obra, inconclusa por el cambio de obispo y por el movimiento revolucionario en 1910, fue destruida en su totalidad por un incendio el 26 de abril de 1930.

En 1931, el nuevo obispo Leopoldo Díaz Escudero inició la construcción de la catedral con un nuevo diseño del arquitecto Federico Mariscal Piña, que fue enviado por la Secretaría de Hacienda del gobierno federal desde la capital del país para presentar el proyecto.

En ese tiempo, el testimonio del arquitecto, rescatado por Deysi Hernández, apareció en el primer número de Diario Catedral, en 1944.

“Uno de los casos en que se ha visto patente la providencia divina, ha sido la construcción de la catedral de Chilapa. Puedo afirmarlo por habérseme concedido intervenir en ella desde el año de 1930 y que como arquitecto de bienes nacionales me envió la Secretaría de Hacienda para informar acerca del estado en que había quedado después del incendio de la vieja iglesia que servía de catedral.

“En 1931 fui llamado en México por el excelentísimo señor obispo doctor don Leopoldo Díaz Escudero para hacer el proyecto de ese nuevo edificio y en julio de ese mismo año en que senté los planos y expuesto mis ideas ante el quinto Cabildo presidido por el señor Vicario General Canónigo Arcediano don Rodrigo Herrera y ante la junta de vecinos que se había formado para emprender la obra en construcción”.

El arquitecto Mariscal Piña, de acuerdo con la investigación de Deysi Hernández, fue clave para asentar las bases de la arquitectura nacionalista en el periodo post revolucionario.

La actual catedral de Chilapa, agregó, se construyó en el periodo refundacional del país y su arquitectura “moderna” está enmarcada en la corriente llamada nacionalista.

En la catedral, Mariscal retomó formas arquitectónicas del periodo de la Colonia.

“Tiene características de modernidad por los materiales que fueron usados por primera vez en México, como el concreto armado y la cúpula de fierro, así como con materiales de la región”, indicó Hernández Hernández.

La obra, iniciada en 1931 se concluyó en obra negra en 1975, es decir, la construcción tardó 44 años.

De hecho, explicó Deysi Hernández, Federico Mariscal falleció en 1971 sin ver concluida su obra. No obstante, por cada artefacto o sección que se terminaba de construir se realizó una inauguración en las que estuvo presente el arquitecto.

La catedral de Chilapa es la tercera en dimensiones en el país, por debajo de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México y la catedral de Puebla. Mide 97 metros de largo y 60 de ancho con una altura de 47 metros.

En la protección de la catedral, dijo, debe de intervenir por ley el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Cabe mencionar que en al menos la última década, la edificación ha sufrido alteraciones a su diseño arquitectónico original sin la intervención de ninguna autoridad. Por ejemplo, el cambió del portón metálico principal o el levantamiento de una barda de piedra y concreto a sus alrededores, que impiden la visibilidad total de la obra.

Texto y foto: Luis Daniel Nava