26 octubre,2022 10:16 am

“Zapatos rojos” y “Trigal”, cintas en concurso que desnudan sentimientos y deseos de sus personajes

Ambas películas mexicanas se presentan en el Festival de Cine de Morelia

Morelia, Michoacán, 26 de octubre de 2022. Mientras escribía el guion de su película Zapatos rojos, Carlos Eichelmann Kaiser vio un reportaje sobre mineras canadienses donde aparecía el ejidatario Eustasio, en quien vio reflejado el personaje que desarrollaba.

Al buscar a un protagonista para su largometraje, se obsesionó tanto con esa imagen que logró que integrantes de su producción fueran, sin muchas pistas, a Coahuila a buscarlo; al encontrarlo se llevarían una sorpresa.

La historia que le presentaron al hombre era sobre un anciano que es informado sobre la muerte de su hija y debe viajar a la Ciudad de México a recoger el cuerpo, lo que conmovió hasta las lágrimas al ejidatario, pues él y su esposa habían perdido a una hija.

“Ahí nos quedó claro que la película decidió, no nosotros. Fui con él y le dije: ‘¿Por qué quieres hacer esta película?’. Me encanta que un proyecto nos haga mejores personas y eso le pasó a Tacho y Cipriana, su esposa. Ellos tenían cosas que sanar. Todo el crew se contagió de esa energía de sanación, fue bueno para todos transitar este proyecto”, detalló el cineasta al presentar el filme.

Su historia, en competencia oficial en el Festival Internacional de Cine de Morelia, se complementa con el personaje de Damiana, una chica que sobrevive en la ciudad, interpretada por Natalia Solián.

Cipriana también aportó a la filmación, pues su esposo no sabe leer, así que la producción platicaba con ella cada escena, luego le explicaba a Tacho qué tenía que hacer y qué esperaban de él.

“Tacho se iba con sus cabras al monte a pastorearlas y volvía en la tarde de su trabajo con muchas ideas, claridad, con mucha comprensión del personaje”, recordó Eichelmann Kaiser.

Toca Trigal fibras sensibles sobre la feminidad

Espiar con su prima a los muchachos que trabajaban en el campo para su abuelo es uno de los recuerdos de adolescencia que guarda la directora Anabel Caso.

Sus memorias también abarcan el descubrimiento de su sexualidad al crecer, la amistad, confusiones e incluso los límites de lo que es consensuado, temas que guían su película Trigal.

La cinta, parte de la selección oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), tuvo su detonante al pensar en dos primas que se enamoran de un hombre más grande, lo que le permitió desmenuzar la complejidad de los sentimientos en esa etapa.

Trigal es una historia de memorias, fue contar ese momento en el que crecí, de un día a otro dejé de ser niña y me atravesaron un montón de emociones”, detalló la cineasta al presentar su filme.

“Es inabarcable la cantidad de sensaciones, texturas y cuestiones que nos atraviesan a las mujeres en ese momento hormonal y socialmente. Dentro del contexto hay un montón de memorias y de vivencias”.

El largometraje sigue a Sofía, quien visita a su prima Cristina en el campo. Juntas exploran sus inquietudes y hasta se permiten empezar a coquetear con hombres, lo que puede llevarlas a terrenos peligrosos con JC (Alberto Guerra).

Para formar el ambiente que deseaba, Caso armó una noche de chicas con las mujeres de su elenco, y mientras usaban mascarillas tuvieron pláticas complejas sobre temas que consideran poco tocados.

“El universo mínimo de Trigal plantea el tema del deseo femenino que sabemos que esta estigmatizado, las mujeres históricamente no hemos sido libres de tomar posición de nuestro cuerpo, de nuestra sexualidad.

“A la hora de hacerlo somos crucificadas de muchas maneras distintas, cuando una mujer toma su sexualidad de una manera libre, hay una mirada sobre ellas de depredación. En el campo hay que entender el contexto rural, donde la cultura es diferente, no siempre los actores están en igualdad”, resaltó la directora.

Texto: Staff / Agencia Reforma