LA POLÍTICA ES ASÍ
Ángel Aguirre Rivero
Cuando decidí dedicarme a la noble actividad de la política, mi padre siempre me recomendó tener una actividad económica alterna: –mira hijo, la política a veces es muy ingrata… (Él había sido alcalde de Ometepec en los años 50) y me sugirió: –¿por qué no compras algunos becerros y los vas engordando?, verás que te va a ir muy bien.
Hice caso a las palabras sabias de don Delfino, y junto con mi compadre Marino Pachuca Domínguez (QUEPD), hombre de todas mis lealtades, iniciamos nuestra primera aventura con la engorda de 30 becerros, en donde nos fue bien, lo que despertó mi motivación para seguir incursionando en esta actividad, muy propia de la región de la Costa Chica.
Mi hermano Delfino, quien se ha consolidado como uno de los mejores criadores de Brahaman en nuestro estado (para mí la mejor raza bovina), me platicó de sus bondades y adquirí el primer lote de vacas y un semental, que poseen una notable resistencia al trópico y un alto rendimiento cárnico, así como las ventajas de ser animales en los que se ahorra mucho para su crecimiento y engorda, dicen los que se dedican a esta raza que el Brahaman es tan noble “que hasta piedras come”.
Fue así como me registré en la Asociación Nacional de Criadores de Cebú Brahaman, lo que me permite expedir registros por cada ejemplar que vendo de mi ganadería.
Convencido de la importancia de diversificar nuestra actividad económica, durante mis dos administraciones impulsamos de manera decidida la agricultura y la ganadería. Hoy me referiré a la segunda.
Humberto Zapata Añorve, quien fuera mi secretario de Agricultura y Ganadería, me envió hace poco un documento donde realiza un balance de lo que hicimos durante mi gestión por esta actividad.
Refiere que los ganaderos tienen una gran vocación por el cuidado de sus animales, sean bovinos, ovinos, caprinos, porcinos, aves y abejas.
A esta noble actividad se dedican 45 mil ganaderos afiliados a la Unión Ganadera de Guerrero, a través de sus asociaciones ganaderas locales, establecidas en los municipios de Guerrero.
De este total de ganaderos, el 85 por ciento (es decir 36 mil), son pequeños productores ya que tienen en sus hatos 20 cabezas de ganado bovino como máximo.
Recuerda cómo en esos años, apoyamos a los ganaderos con diferentes programas en concurrencia de recursos con el gobierno federal y el gobierno estatal para mejorar la calidad del ganado y sus instalaciones.
Refiere Zapata Añorve en su análisis, cómo impulsamos el mejoramiento genético del ganado bovino sabiendo que en nuestro estado se producían anualmente 120 mil becerros.
Apoyamos cada año con mil 300 sementales bovinos que se entregaban a los ganaderos en las ferias regionales. Estos sementales eran de registro y en su mayoría se le adquirían a ganaderos guerrerenses que pertenecen a diferentes organizaciones ganaderas nacionales de registros.
Otra herramienta que usamos para mejorar la calidad genética del ganado, fue la técnica de inseminación artificial, de la que se impartieron cursos a los productores y técnicos, y se les apoyó con el subsidio para adquirir termos criogénicos, semen, embriones, nitrógeno líquido, que se proporcionaban al cincuenta por ciento de su valor comercial.
En ese periodo nuestro estado fue sede de dos exposiciones nacionales de ganado de registro: la Exposición Nacional de Ganado Cebú y la Exposición Nacional de Ganado Suizo. Estos eventos se realizaron en el puerto de Acapulco, donde se dieron cita ganaderos de todo el país y ganaderos guerrerenses.
Ahí se apoyó con la adquisición de 400 sementales que se entregaron a ganaderos de las diferentes regiones del estado.
También atendimos la integridad sanitaria del ganado en Guerrero en relación al problema de la tuberculosis, gracias a ello se nos dio la Certificación de Zona A por parte del gobierno de Estados Unidos, a las regiones de la Costa Chica, Acapulco, y Costa Grande, gracias a este trabajo fue posible que nuestros ganaderos enviaran los primeros becerros de abasto hacia Estados Unidos.
Aunado a ello se hizo la gestión ante el secretario de Agricultura y Ganadería a nivel nacional, Enrique Martínez, para construir el Rastro TIF en Acapulco, aportando 45 millones el gobierno federal y 45 millones del gobierno del estado.
Esto se hizo con la finalidad de poder sacrificar en un solo lugar y de forma más humanitaria los animales que consume la población del puerto de Acapulco, que valga decir a nivel nacional, ocupa el primer lugar en presentar casos de tuberculosis en humanos.
Con la construcción y operación del rastro se tenían que clausurar la gran cantidad de mataderos clandestinos de ganado, que en ese entonces eran 120 que carecen de inspección y en los que se produce carne de manera insalubre, que después consume la población.
Esta importante obra quedó en un 75 por ciento de avance cuando tuve que dejar el gobierno. Aún no se concluye.
Refiere Humberto Zapata, que cuando se decidió la construcción del rastro, elaboramos un decreto que regulara la movilización del ganado en nuestro estado y su inspección en las casetas zoosanitarias. Ello nos permitió restringir la entrada de ganado de desecho a Guerrero proveniente de otras entidades del país, y además nos permitió incrementar el precio del ganado local, y por su puesto mejorando la calidad de los productos que consume nuestra población.
En cuanto a las especies de ganado ovino, caprino, porcino, apoyamos a nuestros ganaderos con sementales, equipamiento e infraestructura a pequeños ganaderos dedicados a estas actividades. Adicionalmente se apoyó con básculas, bombas, molinos, rastras, tractores, remolques, ensiladoras, sembradoras.
Hoy por falta de presupuesto federal y estatal, se han dejado de operar programas que existían porque los han desaparecido afectando significativamente al pequeño productor ganadero.
Lamentablemente la ganadería atraviesa por la peor crisis de su historia. Al tercer trimestre de 2023, de acuerdo con INEGI, Guerrero ocupa el lugar número 25 a nivel nacional en cuanto a actividades primarias, entre ellas, la cría y explotación de animales.
Los programas y estímulos a los pequeños ganaderos prácticamente se han extinguido, la salida de becerros hacia otras entidades del país sigue siendo brutal, el Rastro TIF de Acapulco se ha convertido en un elefante blanco.
Hoy le digo adiós con mucha tristeza a mi segunda actividad por excelencia que me enseñó mi padre don Delfino, es un duelo que estoy padeciendo, pero ya no me es posible solventar los gastos que me significan sostener una actividad que tanto me apasiona y me da vida.
He decidido reducir mi hato ganadero, para no perder el amor por la tierra y esperar que cuando yo ya no esté, Santiago o Leonardo retomen la batuta algún día… Y que para entonces la situación de la actividad ganadera haya mejorado.
La vida es así…