24 junio,2024 9:33 am

Exige el poeta mè´phàà Hubert Matiúwàa justicia por el asesinato del alcalde de Malinaltepec

 

Acapulco, Guerrero, 24 de junio de 2024. El escritor mè´phàà Hubert Matiúwàa lamentó el asesinato del alcalde de Malinaltepec, Acasio Flores Guerrero, a quien se refirió como una persona cercana a su pueblo, sus costumbres, sus tradiciones, su lengua.

Además, tras señalar el luto que embarga a la comunidad, criticó el actuar del Ejército y de la Guardia Nacional que poco hicieron para intentar salvarle la vida tras su secuestro y posterior asesinato y por lo que exigió justicia.

En sus redes sociales, el nacido precisamente en Malinaltepec, municipio de La Montaña,  escribió: “Hermano Acasio Flores Guerrero, te conozco desde que éramos niños, crecimos en la misma calle. Seguro te acuerdas que con tus hermanitos soltábamos los marranos de tu mamá, jugábamos a atraparlos y luego porque eras el más grande te regañaban por nosotros”.

“Ahora que te secuestraron y quitaron la vida, te la quitaron también por nosotros porque estabas en función de cumplir con las actividades para mejorar nuestro municipio, túngaa/gobierno en nuestra lengua significa atravesado el que se atraviesa para protegernos y tú atravesaste tu cuerpo para que no llegara un mal mayor”.

“Estoy agradecido por las veces que nos abriste tu casa sin importar la hora y condición en la que veníamos, nos sentabas en tu mesa, comíamos, tomábamos mezcal, hablamos tantas cosas, reímos muchas veces, lo recuerdo como si fuera ahora mismo. Hablar nuestra lengua nos ayudó a conocernos más, puedo decir que conocí de cerca esa bondad y fuerza que había en tu corazón”.

“Me acompañaste con Xtámbaa/ Piel de tierra en la Universidad Intercultural, con Cordel Torcido en el Obispo, y el Cómo del filosofar de la gente piel en Llano de heno, guardaré tu confianza como una flor que nunca se marchitará”.

“La noticia de que te habían agarrado y que nadie sabía dónde estabas nos punzó la piel y nos abrió una herida”.

“Nos sumamos a la primera barricada que exigía tu aparición con vida, bajaba la neblina y nada estaba claro. Cayó la llovizna pero no apagó esa esperanza de verte regresar a casa, nos preguntábamos sobre el frío que debías sentir en donde quiera que tuvieras y de pronto, como si tu aliento nos llamara y se hizo voz de muchos, decidimos bajar y en el camino se sumaron otros. Alguien dijo No importa que nos mojemos toda la noche y otro dijo que no tenía hambre porque ahora todo era amargo. Llegamos a tu casa buscando respuestas, como si así lo hubieras querido, ahí estábamos buscándote los de San Mateo, San Miguelito, Monte Alegre, cuando escuchamos el dolor de tu familia, pensamos lo peor, eras tú el muerto, nos abrazamos y te lloramos, ahí estábamos nosotros pero ahora sin ti. ¿Qué se hace cuando la noche se estira tan grande como si rompiera todas nuestras voces y huesos?”

“Bromeamos un día sobre las campanas del pueblo si alguno de nosotros le llegara la muerte, quiero creer que tú me pusiste ahí que así lo querías, y por primera vez en mi vida toqué esa campana tan vieja de tantas memorias, esa que desde que éramos niños al oírlas sabíamos que había peligro, corríamos a ver qué era lo que pasaba o corríamos a dormir en el monte como muchos niños de nuestro pueblo”.

“¿Algún día existirá ese Malina donde tus hijos y los míos crezcan sin miedo? ¿Algún mejorará las condiciones de vida, de salud, educación en nuestra Montaña? Y ante tanta muerte me llega la desesperanza, también yo me siento un poco muerto, también nuestra lengua está un poco muerta en Malina”.

“Ahora que tu pueblo te llora, llegaron muchos militares a cuidar tu muerte, pero ¿Dónde estaban cuando tu familia pidió, rogó, lloró por ayuda? ¡A nosotros, solo nos escuchan cuando estamos muertos! Vienen las guardias nacionales con toda su fuerza y equipo antiblindaje a patrullar nuestros caminos, cuando lo que deberían hacer es ir a capturar a los que te dieron muerte. Estaban ahí con sus rifles revisando los carros que entraban a nuestro pueblo, pero no los que salían del lugar donde te mataron y tu encerrado en esa camioneta, tan cerca y tan lejos”.

“Espero que con tu muerte ya no haya más muertes. Busquemos ese futuro de paz para nuestros hijos e hijas, que jueguen en los cerros, en los cafetales, en los platanares, pero ahora si, sin ese repique de campana que anuncia el peligro como jugamos nosotros. ¡Ya basta de tantas muertes!”

“Cómo siempre te lo he dicho Cacho, los partidos políticos son una enfermedad para nuestro pueblo, nos dividen, nos hacen egoístas. Ojalá que volvamos aprender de nuestros abuelos, no olvidar cómo siempre ha sido nuestro pueblo, unidos y fuertes y ante el peligro la prevención que siempre ha sido la mejor medicina”.

“Me uno al luto que embarga a nuestro Malinaltepec y a la exigencia de justicia y esclarecimiento de tu asesinato; me uno al dolor de tu familia y que el tiempo nos cicatrice”.

“Hasta pronto querido amigo Cacho, estoy triste pero también estoy orgulloso de ti”, concluyó.

Texto: Óscar Ricardo Muñoz Cano / Foto: Facebook

Entérate más