Washington, DC, 6 de febrero de 2018. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió hoy un “shutdown” o cierre parcial del gobierno federal si el Congreso no apoya las medidas que pide para proteger la frontera, entre ellas el muro con México.
“Si no logramos zafarnos de estos vacíos legales por los que se permite a asesinos entrar en nuestro país y continuar matando, si no lo cambiamos, vayamos al ‘shutdown”, dijo Trump en una reunión sobre maras en la Casa Blanca. “Me encantaría ver un ‘shutdown’ si no podemos ocuparnos de este asunto”, manifestó.
Sus declaraciones llegaron poco después de que el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Shumer, anunciara hoy que él y el líder de la mayoría republicana en la cámara, Mitch McConnell, estaban cerca de cerrar un acuerdo para financiar a la administración federal y evitar un “shutdown” como el que tuvo lugar durante tres días en enero.
En aquella ocasión se acabó llegando a un acuerdo para extender la financiación de la administración federal hasta este 8 de febrero, que es por tanto el límite para aprobar un presupuesto. Y en ello estaban republicanos y demócratas cuando Trump irrumpió con sus palabras.
Es algo extraordinario y sin precedentes en el pasado cercano que un presidente de Estados Unidos llame él mismo a que la administración federal paralice su trabajo y mande a casa a decenas de miles de trabajadores ante la imposibilidad de pagarlos.
El trasfondo es un enrevesado juego de condiciones que los actores políticos principales se han puesto en todo este asunto.
Para dar su apoyo indispensable en el Senado al presupuesto federal de 2018, los demócratas exigen desde hace meses que el Congreso apruebe una solución para los jóvenes indocumentados a los que Barack Obama protegió de la deportación en 2012 con el programa conocido como DACA y el cual Trump canceló en septiembre bajo el argumento de que su antecesor se extralimitó en sus poderes presidenciales, asumiendo una tarea que le corresponde al Congreso.
Estos jóvenes en cuestión fueron llevados consigo siendo niños por sus padres cuando estos entraron ilegalmente en el país. Han crecido por tanto como estadounidenses.
Se los conoce popularmente como “dreamers” (soñadores) y el 80 por ciento son originarios de México. Actualmente hay algo menos de 700.000 acogidos a DACA y a partir del 5 de marzo comenzarán a caducar sus permisos, con lo que podrán ser deportados.
Legisladores demócratas y republicanos trabajan juntos en la búsqueda de una solución para ellos. Pero toda ley que salga del Congreso necesita ser firmada por el presidente para entrar en vigor y Trump dice que solo lo hará si esta contiene financiación para el muro que quiere levantar en la frontera con México y una modificación sustancial en el sistema migratorio para limitar también la entrada de inmigración legal en Estados Unidos.
“Si tenemos que cerrarlo (el gobierno) porque los demócratas no quieren seguridad (…), entonces lo cerramos”, dijo Trump hoy.
El mandatario ha ofrecido legalizar la situación de 1,8 millones de jóvenes indocumentados, más del doble del máximo que ha llegado a ser beneficiario de DACA, pero a cambio exige 25 mil millones de dólares para el muro y para incrementar las deportaciones del resto de los indocumentados.
También exige una modificación del sistema legal de inmigración de forma que esta se reduzca drásticamente, entre otras cosas limitando la capacidad de reagrupación familiar de quienes adquieren la nacionalidad.
Texto: EFE