7 septiembre,2022 4:59 am

A un año del sismo, en Xaltianguis siguen esperando la ayuda del gobierno federal

No pueden reparar sus casas porque les piden que las dejen como están, para censarlas, además de que se encarecieron los materiales de construcción, señalan afectadas

Acapulco, Guerrero, 7 de septiembre de 2022. Hace un año, la señora Ninfa Ramírez, de 83 años, se encontraba en su casa en Xaltianguis, a punto de cenar, cuando sintió el sismo de 7.1 grados, que causó que su vivienda resultara afectada y a ella le cayó un pedazo del techo.

Actualmente, ella, su hija y nietos rentan un cuarto cerca de su casa, la cual no ha podido ser reparada porque espera el apoyo de vivienda por parte del gobierno federal.

Su vivienda, de color azul y puertas blancas, no tiene el techo, las tejas se cayeron hace un año, también colapsaron las paredes, no la ha podido arreglar ya que está en espera del apoyo federal, que no le entregaron por falta de una firma.

En la comunidad de Xaltianguis, ubicada en la zona rural, resultaron varias viviendas afectadas, muchas perdieron el techo y se cuartearon de las paredes, en la actualidad hay casas que siguen con las afectaciones de hace un año.

“Estaba en la cocina, cenando con mi hija cuando empezó a temblar muy fuerte y me cayó una teja en la cabeza –con su mano se toca la cabeza para mostrar la herida–, cuando cae otro pedazo, no nos salimos luego porque estaban los refrigeradores” dijo.

Abundó que después se fue la luz, “cuando nos quisimos parar estaba más recio, luego, luego empezaron a caerse las tejas”, pensaba que iba a morir dentro de su casa porque “se sintió feo”, cuando pudo salir se dirigió a la calle, donde ya estaban otros vecinos.

Con el temblor del pasado miércoles “me espanté”, dijo doña Ninfa, quien desde el 7 de septiembre del año pasado no ha regresado a su casa, estuvo varios días durmiendo en un terreno cerca de la iglesia.

Después del sismo, al siguiente día acudieron autoridades de Protección Civil y fue hasta el 9 de septiembre que sus hijas, con apoyo del Ejército, sacaron sus pertenencias, su casa no ha sido reparada y le dicen que espere para ver si es aprobado el apoyo para su vivienda.

Recordó que cuando se hizo el censo de las viviendas, ella se enfermó y no pudo firmar bien, “esos documentos los regresaron supuestamente ellos decían que la firma no coincidía, regresaron los documentos, vinieron nuevamente hacer el censo”.

A la fecha, “sólo dicen que espere para ver si es aprobado para que me puedan dar el recurso, y aquí estoy en espera, dijeron que no vaya a tirar la casa, pero ellos ya tienen evidencia de cómo quedó la casa, y ahorita con la lluvia se ha estado cayendo”.

La señora Ninfa después mostró cómo se encontraba su vivienda, la estructura del frente de la casa y las puertas aún están, pero no tiene techo y la pared del costado derecho y la parte trasera está colapsada.

Con la lluvia del sábado y domingo, se reblandeció el adobe y se está cayendo, “no me puedo regresar o tirarla para reconstruirla porque se requiere mucho dinero y además me dicen que no la tire”.

Casi un año rentando otra casa

La hija de doña Ninfa, la señora Gloria Galeana, también resultó afectada, contó que a ella no la censaron, porque ese día se suscitó un hecho violento en el pueblo y los “servidores de la nación” que estaban ahí “ya no vinieron, se fueron, el arquitecto encargado del apoyo dijo que hasta febrero se lo iban a dar, y estamos esperando”.

“Hay mucha gente que se quedó sin censar, mucha gente”, dijo Gloria Galeana. Recordó que el día del sismo ella se encontraba en la sala, trabajando en la computadora “cuando sentí el temblor luego me paré, no me acordé de ellas (su madre y su hermana) porque vi que las cosas empezaron a caerse, una televisión, para que no se cayera, la sostuve.

“Me salí de la casa, pero sí estuvo algo feo, se fue la luz y ya no hubo chance de ver nada, recé por que se apuraran a salir mi mamá y mi hermana, porque estaba un poco más fuerte el temblor”, contó Gloria.

Abundó que ese día ya no regresó a su casa, durmió en el patio cerca de la iglesia, “pusimos una lona y ahí todos los vecinos nos quedamos a dormir, no había luz y luego hubo varias réplicas, por eso ya no regresamos a la casa, me dio mucho miedo”.

Recordó que estuvo con su mamá varias semanas durmiendo en el patio cerca de la iglesia, hasta que encontraron el lugar donde actualmente están rentando; no han podio arreglar la casa porque no les han dado la ayuda.

“Son muchos los que faltan que se les pague, por ejemplo, una vecina ya le llegó la tarjeta, pero no le han depositado; mi tía, que vive enfrente de la casa, tampoco le ha llegado, a mi hermana igual, no han salido las listas, salen las listas pero van saliendo los mismos, nada más le meten como uno, dos o tres, cuando se supone que el gobierno ya dio el recurso para cubrir, pero no sé qué hacen los arquitectos que le dan muchas largas”, señaló.

Afirmó que va esperar hasta febrero para que le den el apoyo a su mamá, “porque no soy yo o mi mamá, somos varios, con la ayuda del comisario para que nos apoyen, porque si se está dando el apoyo, pero ocurre una cosa, que las casa que no estaban habitadas y que salieron dañadas son las que están construyendo”.

Duerme fuera de su casa

María Francisca Loeza es otra vecina de Xaltianguis cuya casa resultó dañada con el sismo de hace un año, recordó que ese día estaba dentro de su casa y se disponía a ver la televisión cuando empezó a temblar muy fuerte.

“No salí hacia la calle porque están los postes, entonces sentí que si me salía para allá me iba a pegar, un pedazo de techo me cayó cerca de los pies, y me salí a la cocina. Cuando entré a la sala, que tristeza, Dios… lo importante es que estoy aquí todavía” contó.

Su casa de adobe, que fue herencia de sus padres, se encuentra cuarteada de la pared, aunque se cayó una parte de las tejas, pero ya las repuso; ahora duerme en la parte de atrás de su casa, ante el temor que se caiga la pared cuarteada.

“Me dio tristeza ver mi casa con daños, porque dije ‘cuánto tiempo me va llevar arreglar’, gracias a Dios yo estoy viva” expresó María Francisca, de 82 años.

Contó que sí la censaron, que recibió el apoyo de 10 mil pesos, dinero que ocupó para comprar material y hacer tabiques, “nos dieron unas tarjetas y fui al banco, firmé todo, pero nada más tengo que esperar a ver si hay dinero”.

Con los 10 mil pesos que le dieron compró un carro de piedra, arena, cemento y pagó un peón, “no me alcanzó, porque bien carísimo que están dando el material, se aprovechan tanto, porque dirán que nos están regalando, se aprovechan, pero de algo a nada. Dice el dicho el que no agradece poco menos mucho, lo que me den es bueno”.

De la tarjeta que les dieron, “nos dijeron ‘no se preocupen’ esto lleva tiempo, de que van a salir, vamos a salir, entonces aquí van saliendo poco a poco, por ejemplo, sale un grupo, ya salieron varias personas, porque ya hay muchas casitas que se están construyendo”.

Como se informó en su momento, Xaltianguis fue una de las comunidades donde varias casas resultaron afectadas por el sismo, e incluso por algunas movilizaciones que hicieron en la carretera autoridades acudieron a revisar los daños y se censaron a los afectados, pero hubo quejas porque quedaron varias personas sin ser censadas.

Texto: Aurora Harrison / Foto: Jesús Trigo