20 agosto,2023 8:36 am

Adiós a la gran diva Renata Scotto

 

Ciudad de México, 20 de agosto de 2023. Con el fallecimiento esta semana de la soprano italiana Renata Scotto (Savona, Italia, 1934) se cierra un capítulo muy importante de la historia de la ópera en la segunda mitad del siglo 20 y de los primeros años del presente siglo.

“La Scotto”, como era comúnmente conocida en el mundo de la lírica, desarrolló una carrera artística centrada mayormente en el repertorio italiano, con prácticamente contadas incursiones en otros idiomas, salvo por su interpretación de Kundry, de la ópera “Parsifal”, de Wagner, que cantó en la ciudad de Schwerin, Alemania, en 1995.

El debut de Scotto fue con un rol nada fácil para una joven cantante de tan sólo 18 años de edad: Violetta Valéry, en “La Traviata”, de Verdi, autor que sería uno de los principales en su carrera, evidenciado al cantar más roles verdianos como Gilda, de “Rigoletto”, o el titular de “Luisa Miller”.

Al siguiente año, en 1953, haría su debut en el prestigioso Teatro de la Scala, en Milán, con uno de sus signature roles, quizá el que más interpretó: la geisha Cio Cio-san de “”Madama Butterfly”, de Giacomo Puccini. Su grabación posterior de este personaje en audio para el sello Angel Records, o EMI, al lado del tenor Carlo Bergonzi y con la dirección musical de Sir John Barbirolli, sigue considerándose como la versión definitiva y de referencia de esta ópera.

Una presentación que la catapultó a la escena internacional ocurrió en Edimburgo en 1957 cuando tomó el titular en una quinta función de “La Sonnambula”, de Vincenzo Bellini, ante una indispuesta Maria Callas a cantar más de cuatro representaciones. Este hecho la convirtió en la sensación del momento en la lírica mundial.

Vendrían contratos y presentaciones en las grandes casas de ópera. Una de ellas, con la que mantuvo una especial relación artística, fue el Metropolitan Opera House de Nueva York, donde debutó en 1965 con “Madama Butterfly”, permaneciendo con apariciones frecuentes en óperas del repertorio y en otras hoy escasamente presentadas como “Le Prophète” y “Francesca da Rimini”, de Meyerbeer y Zandonai, respectivamente.

Otro momento estelar fue también en el Metropolitan Opera, en 1977, cuando por primera vez en cadena nacional en el país norteamericano se hizo la primera transmisión operística en vivo en la televisión pública con “La Bohème”, de Puccini, cantando la Mimí al lado del tenor Luciano Pavarotti como Rodolfo.

La entrega escénica de Scotto era total: lograba una inmersión en cada uno de los personajes que interpretaba, aunado a una voz de timbre particular, gran volumen, reconocible para cualquier aficionado a la ópera, y que fue adquiriendo tintes dramáticos conforme avanzó su carrera, sin perder la ductilidad para la fioritura, las notas filadas y los grandes agudos, que por igual le facilitó papeles belcantistas en la década de los 60 como en el titular de “Lucia di Lammermoor”, de Donizetti.

En la segunda mitad de su carrera enfrentó roles de soprano dramático como “La Gioconda” (A. Ponchielli), “Norma” (V. Bellini) y Lady Macbeth, en “Macbeth”, de Verdi. En resumen, la más sutil actriz-cantante de la era posterior a Callas que triunfaba no en uno, sino en tres tipos de repertorio: belcanto, Verdi y verismo.

 

Su paso por Monterrey

Las temporadas 41-42 de la Sociedad Artística Tecnológico (SAT), entre los años 1989 y 1991, se caracterizaron por traer al escenario del Auditorio Luis Elizondo no sólo en ese entonces a talentos jóvenes como la soprano húngara Ilona Tokody o leyendas del canto como la española Victoria de los Ángeles, que regresaba una vez más a la Ciudad, sino que también fue la oportunidad para los regios de escuchar en su debut local a Renata Scotto.

Como dato anecdótico, posterior al concierto, la artista fue invitada a departir la cena con los entonces directivos de la SAT: Gerardo Maldonado y Hugo Garza Leal. De igual manera les acompañó el entonces crítico de música, Alejandro Fernández González.

Al término de su carrera escénica, Scotto se dedicó de lleno a la docencia, impartiendo clases magistrales y también la dirección escénica en algunas producciones operísticas. Sin duda, “La Scotto” tocó, con su arte y sensibilidad, no sólo a los grandes fanáticos de la ópera, también a muchas generaciones de jóvenes voces que recibieron de ella guía y consejo.

La gran diva, una de las últimas del mundo lírico, concluyó su presencia material este 16 de agosto pasado, dejando un legado importante de registros en audio y video para las próximas generaciones de artistas y públicos.

 

Texto y foto: Agencia Reforma