18 octubre,2018 7:51 am

Alcaldes de Acapulco (LI)

Anituy Rebolledo Ayerdi
La Reseña de cine
La cuarta edición de la Reseña Mundial de los Festivales Cinematográficos, se celebra en Acapulco del 22 de noviembre al 16 de diciembre de 1961. La acogida del evento corresponde al Consejo Municipal encabezado por don Canuto Nogueda Radilla.
El escenario único será esta vez el cine Playa Hornos y no el fuerte de San Diego, su sede permanente, por haberlo prohibido el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Se conocerá extraoficialmente que por la escasez de sanitarios en la fortaleza, sus murallas centenarias estaban siendo aniquiladas por la descarga de miles de galones de ácido úrico.
El cine Hornos de don Germán Quiroga era precursor en América Latina en materia de proyección y sonido –70 milímetros y sistema estéreo Dolby– poseyendo, además, un aforo que duplicaba al de la fortaleza. Ofrecía por ello la oportunidad al mayor número de cinéfilos de conocer las obras maestras del séptimo arte. Sucederá, a propósito, que frente a dos expresiones de la nouvelle vague, el público porteño abuchea sonoramente a ambas: La noche, de Michelangelo Antonioni y El año pasado en Marienbad, de Alain Renais. Una y otra calificadas por la crítica obras maestras y la segunda como una de las mejores películas de la historia del cine.
Fiachipanopa
El alcalde Nogueda Radilla acepta temerariamente ofrecer la cena inaugural del evento no obstante la dura realidad de unas arcas municipales exhaustas, que para eso se inventó el fiachipanopa –fiado para no pagar. El caso es no hacer quedar mal a Acapulco ante los ojos extranjeros, particularmente de una entidad crítica por excelencia como es el cine.
Se dará a partir de aquél anuncio un marcado interés de los acapulqueños porque sus autoridades populares queden lo mejor posible en la cena inaugural. Propondrán por ello los menús idóneos para la ocasión y entre ellos la más amplia variedad de platillos regionales. Una entrada, por ejemplo, de rodajas de pepino y jícama bañadas con chile piquín. Se dirá que un platón con dos docenas de ostiones en su concha, per cápita, será más agradecido que una langosta termidor “porque los artistas, hombres y mujeres, a “eso” vienen. Las fonderas del mercado opinarán que si se trata de presumir la cocina regional en el menú del banquete debe incluirse una sopa caldosa de tortilla, un relleno de cuche tiernito y de postre, manjar de Tecpan. Por su parte, las cocineras de Caletilla recomendarán que no falte en las mesas la morisqueta con frijoles y queso de San Jerónimo. Y así, cien más.
Será el propio alcalde quien lo pida elegante, sabroso y barato al discutirlo con el chef encargado de servirlo. No se incluye, por supuesto, ninguno de los platillos sugeridos por el público. Propone el gourmet:
–Una entrada tradicional y un cuarto de pollo doradito guarnecido con ensalada rusa…
–¡No joda, maestro, que tenemos fama de comunistas!
–Okey, le llamaremos simplemente ensalada de Navidad… Heladito de coco, y café.. ¿Vino?
–No le haga, mi chef, si servimos vino los trabajadores del Ayuntamiento se quedan sin aguinaldo. La Corona y la Coca nos surtirán sus productos.
Kennedy, asesinado
Todo listo para la fiesta internacional de cine, particularmente para el banquete de bienvenida, cuando llega la noticia del asesinato del presidente John F Kennedy, en Dallas, Texas. La Reseña se pospone para iniciarse el 24, luego de que los organizadores declaran tres días de duelo en honor del caído.
La condolencias son recibidas por los actores estadunidenses Carol Baker, Karl Malden, John Saxon, Josef Von Stemberg y John Gavin. Este último de origen latino, embajador más tarde de Estados Unidos en México.
Silvana y Vittorio
Silvana Pampanini llena el escenario con su rostro angelical, sus orgullosas turgencias y una increíble cintura de avispa. Sonriente, siempre sonriente no escatima besos para el respetable que, no obstante serlo, le grita incluso “cosotas”. Leperadas que si ella entendiera no los bajaría de fliglios della mignotta, o sea, hijos de puta. La acompaña una de las más grandes personalidades del cine universal, Vittorio De Sica, adelantado neorrealista con Ladrones de bicicletas.
Las películas
Estados Unidos: El rostro impenetrable, Amor sin barreras (ganadora del Oscar en 1961, considerado uno de los mejores musicales en las historia del cine) y La celda olvidada.
Unión Soviética: La infancia de Iván y El cielo despejado.
Italia: Los bandidos de Orgasolo, Divorcio a la italiana y Crónica familiar.
Francia: Una mujer para dos.
Gran Bretaña: Todo comenzó en sábado.
Grecia: Electra.
Brasil: El pagador de promesas.
Checoslovaquia: El día en que los árboles florezcan.
Argentina: El hijo del hombre.
México: Animas Trujano, El Angel exterminador y Tlayucan.
Carmelita y Lamberto
La noche japonesa con la presentación de Yojimbo de Akira Kurosawa, en la que Toshiro Mifune logra una actuación considerada como una de las mejores de la historia del cine, se suscita un altercado en la puerta del cine Hornos. Alguien se ha sentido maltratado y reclama con energía:
–¡Este boleto dice que es de cortesía y es precisamente lo que estoy exigiendo: cortesía!
Se trata del maestro Lamberto Alarcón Catalán, administrador de la Aduana Marítima de Acapulco, escritor y poeta oriundo de Chilpancingo. Sorprende que sus maneras suaves estén de tal modo alteradas. No se mueve de la entrada, rechazando las tardías y fingidas atenciones de porteros e inspectores. Una dama aparece de pronto:
–¡Pero si es usted querido maestro Alarcón, cuánto tiempo sin vernos! Aun sin conocer los pormenores del asunto le pido mil disculpas a nombre mío y de la Reseña. Ya sabe, maestro, cómo son estas cosas. Pero pase usted, maestro, por favor. Ande, venga conmigo, tenemos tantas cosas de qué hablar; lo toma del brazo para desaparecer ambos en la oscuridad de la sala.
–¡Es ni más ni menos que Carmelita Báez, directora de cinematografía!– la identifica un testigo del encuentro. Ella también es poeta, michoacana.
Pasados los tres días de duelo por la muerte del presidente John F Kennedy de Estados Unidos, se levanta finalmente en Acapulco el telón de la cuarta edición de la Reseña Mundial de los Festivales Cinematográficos. Días que ha aprovechado Miguel Alemán Velasco para conseguir la orden del presidente de la República para que el evento vuelva al fuerte de San Diego. El festival se abre, como se ha dicho, con la cena ofrecida por el Ayuntamiento de Acapulco.
La cena
El escenario no es de ensueño pero tampoco de pesadilla. El muelle de los yates de recreo era un sitio entonces aseado, agradable e incluso romántico. El mobiliario ha sido proporcionado por la Coca y la Corona cubiertos convenientemente las marcas con folklórico papel de china. Todo favorece, los invitados no se fijan mucho en el entorno pues todos conversan absortos sobre la tragedia de Dallas, Texas.
Allí están la griega Irene Papas (una soberbia Electra) junto a su director Michael Cacoyannis; las italianas Eleonora Rossi Drago y Alida Valli (esta última filmará en México El hombre de papel, con Ignacio López Tarso), la estadunidense Carol Baker, Carmelita Baez y Miguel Alemán Velasco . El creador del evento ha adoptado la etiqueta tropical usada por el ex presidente Ruiz Cortines: pantalón negro, guayabera blanca anudado el cuello con pajarita negra. El alcalde Nogueda Radilla,vistiendo también guayabera blanca y Mario Moreno Cantinflas, Este último es el primero en abrir fuego:
–No está usted para saberlo, mi chipocludo señor “alcaide”, pero yo sí para decírselo. El “chicken” como que se encogió con la “fréida” y la ensalada rusa de plano se le agrió. Pero usted no se “despreocupe” mi cherife que ya mandé por las tortas.
La carcajada de la mesa no pudo ser más sonora y a ella contribuye el propio alcalde, aunque, con el pensamiento le esté mentando la madre al majadero mejor cómico de la galaxia.
¡Y que van llegando las tortas!, de Ricardo para más señas. Nogueda no tendrá más que entrarle al jelengue:
–Le cambio, mi mimo, una de chile relleno por una de milanesa.
–¿Qué pasó mi buen Canuto?, ¡no te me vayas a empachar!….¿ Me permites hablarte de tu..?
–¡Por supuesto, don Mario!
–Atención, por favor, todos los de la mesa. Quiero hacer una confesión totalmente en serio. Confesarles que acabo de descubrir que mi éxito como cómico hubiera sido planetario si en lugar de Cantinflas me hubiera llamado Canuto.
–¡Ja ja ja ja ja! La última carcajada de la cumbancha.
–¡Falta de confianza, mi querido Mario, te lo cambio y sin mochada!