29 diciembre,2021 5:23 am

América Latina en 2021: un balance político

Gaspard Estrada

En América Latina el año que acaba de terminar fue muy agitado en los planos político, económico, social y sanitario. La pandemia de Covid-19 tuvo un impacto mayúsculo en la región. Si bien la población latinoamericana representa únicamente 8 por ciento del total mundial, más de la tercera parte de los muertos por el virus son de Latinoamérica.
Esta cifra da muestra de la fragilidad de los estados, y de la precariedad de sus sistemas de salud, que no han recibido la inversión suficiente durante las últimas décadas. Igualmente, la falta de acceso a las vacunas de los grandes laboratorios farmacéuticos privados (en su gran mayoría, de Estados Unidos y de Europa), frustró los planes de algunos gobiernos (como el argentino cuyo presidente es Alberto Fernández), que tenían la intención de poder llevar a cabo rápidamente campañas de vacunación, pero no pudieron hacerlo. Esto tuvo un impacto negativo en los programas de recuperación económica y social de los países de Latinoamérica, afectando los niveles de pobreza, de desigualdad y de cohesión social como un todo.
De esta manera, no es extraño entender por qué la profunda insatisfacción social frente a las instituciones y las élites, que se expresó con mucha fuerza antes de la aparición de la pandemia (en particular, durante el segundo semestre de 2019), continuó durante el año 2021, tanto a nivel social como político. Varias elecciones dieron cuenta de ello, en particular las presidenciales de Ecuador, Perú, Honduras o Chile. En estos países fue posible constatar un cambio de la correlación de fuerzas en el seno de la derecha. Los partidos tradicionales de este campo político han perdido espacio, para dar pie a nuevas formaciones con un discurso mucho más radical y extremista, respaldado desde España por partidos como Vox, y que hacen referencia a un supuesto “peligro comunista”, cuyo ejemplo sería el caso venezolano.
Si bien este discurso tuvo éxito en el caso ecuatoriano, donde el ex banquero de Guayaquil Guillermo Lasso pudo imponerse con una mínima diferencia frente al heredero de Rafael Correa, Andrés Araúz, no fue así en Perú y Chile, donde Keiko Fujimori y José Antonio Kast perdieron frente a sus contrincantes de izquierda. En estos dos últimos casos, la llegada de Pedro Castillo y Gabriel Boric al poder supuso un cambio sustancial en las elites políticas de esos países, teniendo en cuenta que ninguno de los dos candidatos eran percibidos como personalidades capaces de ganar las elecciones presidenciales en sus respectivos países al principio de este año –de hecho, Gabriel Boric apenas cumplía los requisitos básicos para poder ser registrado para el cargo al tener la edad mínima para serlo, 35 años.
De esta manera, se puede decir que durante ese año varios países han cerrado ciclos políticos históricos, como el del fujimorismo en Perú tras la derrota de Keiko Fujimori; el pinochetismo tras la elección de la convención constituyente y de Gabriel Boric a la presidencia de la República en Chile. En Honduras, la victoria de Xiomara Castro, la mujer del ex presidente Manuel Zelaya –de-puesto por el ejército en 2009–, pone fin a doce años de gobiernos de derecha, que comenzaron tras el golpe de Estado.
En Ecuador, por el contrario, el legado del ex presidente Rafael Correa parece estar en peligro, tras la derrota de Andrés Araúz. Sin embargo, las múltiples dificultades vividas por el gobierno de Guillermo Lasso –en particular, en su relación con el Congreso– dejan claro que todavía existe una memoria viva de los diez años en los que Rafael Correa estuvo en el poder, y que cambiaron la historia de Ecuador.
Ahora que llegamos a 2022, América Latina tendrá una vez más una cita con la historia, en particular si la izquierda llega o regresa al poder, en particular en Colombia o Brasil. Pero ese será el asunto de una próxima columna.

* Director Ejecutivo del Obser-vatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada