8 abril,2020 6:46 am

Apaga la pandemia las fiestas infantiles y la venta de piñatas, lamentan vendedores en Chilpancingo

Chilpancingo, 8 de abril de 2020. La llegada de la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19 no sólo se llevó las sonrisas de las fiestas a la hora de romper la piñata, también los ingresos de dos familias que esperaban con ansias la llegada del día del niño, el 30 de abril, el mejor día del año por las altas ventas.

Sentada bajo las piñatas que hizo a finales de marzo, la señora Rosalinda Flores Palma espera paciente a que un cliente pase, pregunte y se lleve algunas de las piñatas que elabora desde hace 20 años, sin embargo, la pandemia la ha dejado esperando horas, sus clientes han cancelado sus fiestas y cumpleaños.

Ayer, de las 8 de la mañana a 2 de la tarde, había vendido dos piñatas de 70 pesos cada una, un ingreso que apenas le alcanza para comer durante el día. Del negocio depende económicamente la familia de su hija y ella, sin embargo, desde finales de marzo, cuando los casos de Covid-19 comenzaron a aumentar y a la llegada de las restricciones y la suspensión de fiestas por el distanciamiento social, las ventas cayeron.

La mujer cuenta que algunos de sus clientes que ya habían hecho sus pedidos, han acudido por las piñatas y las guardarán para cuando la contingencia sanitaria termine, otros sólo pagaron la mitad y ya no fueron a recogerlas. Algunos más han ido a comprar una pieza para que sus hijos en la soledad de sus casas o con sus hermanos jueguen y no estén tristes.

Pero hay quienes ya han ido a encargar piñatas de coronavirus en el local ubicado en el paseo Alejandro Cervantes Delgado en el barrio de San Francisco. La mujer dice que sus hijos aún no las hacen, pero sí las venderán.

En su local se pueden encontrar las tradicionales piñatas de pico, o de estrella, que van de 60 a 80 pesos según el material del que estén hechos. Un poco más caras son las piñatas de personajes como el Hombre-Araña, Pepa, Bob Esponja, Mujer Maravilla, que tienen un costo de 90 pesos.

El fin de semana pasado fue el primero donde las dos familias palparon lo mal que les irá en las próximas semanas: de 15 a 20 piñatas que vendían sólo los sábados, tuvieron cuatro ventas. Esa misma cantidad de piñatas las reponía el lunes y hacía más junto a su hija, pero ahora sólo elaboró la mitad y ninguna de esas se ha vendido.

La mujer, sin perder el ánimo, espera que al menos dos clientes le compren al día, e ir sobrellevando una crisis que apenas inicia y que terminó de sepultar la llegada del 30 de abril, Día del Niño, uno de los mejores días del año para ellos que se dedican a la elaboración y ventas de piñatas.

Doña Rosalinda no tiene idea si para ella habrá apoyos por parte del gobierno municipal, del estado o federal, su negocio es familiar y desde hace 20 años le ayuda a mantener su economía, además de dar estudios a sus hijos, que se han ido integrando a la elaboración de los productos.

–¿Qué va hacer, ha pensado dedicarse a realizar otra actividad?

–No. ¿Qué se puede hacer?, el gobierno ya cerró todo, que más nos queda que esperar. No podemos ni salir.

Texto: Jacob Morales Antonio / Foto: Jessica Torres Barrera