30 junio,2022 5:18 am

Apolonio Castillo, 100 años

Anituy Rebolledo Ayerdi

Segunda parte

 

Valor y pulmones

Visor, aleta y pistola de aire comprimido eran los únicos accesorios de que disponían los buzos de Acapulco ya entrada la tercera década del siglo XX. Así lo recordó alguna vez en Caletilla Hilario Martínez Valdivia Perro Largo, que consideró, no obstante, un avance notable para una actividad que había nacido con dos únicos requerimientos: buenos pulmones y muchos güevos.

Apolonio Castillo los tenía sobrados, sentenció el buzo de apodo canino al recordarlo como integrante del grupo de jóvenes aficionados al buceo, por él dirigidos. Otros fueron José Sthepens, Ramiro Estrada, Fernando Toscana y Clemente Mejía Ávila, más tarde su cuñado. Ningún “pecio” o “bajo” de la Bahía le quedó por desentrañar: La Quebrada, Prietilla, Piedra del Gallo y La Roqueta, además de Pie de la Cuesta. En algunos casos los descensos alcanzaron fácilmente los cuarenta 40 metros, ¡a puro pulmón y muchos “aquellitos” por supuesto!

En el barrio de La Playa aún se recuerda a algunos intrépidos pioneros como Calalo, Guillermo El Viejo, Marcial El Burro y Dimas El Sordo. Mucho muy atrás, esto es, en tiempos de la Colonia, la bahía porteña fue invadida por pescadores procedentes del virreinato del Perú, en pos de la madreperla. Históricamente, fueron ellos quienes nos dejaron como herencia culinaria el ceviche, hoy acapulqueñísimo.

La modernidad

La modernización del buceo en Acapulco como atractivo turístico lo inicia la empresa Aquamundo Scuba Diving, propiedad del estadunidense John Kelly. Enseguida, Hilario Martínez actualizará la suya, Long Dog, y más tarde Apolonio inicia la propia, Sirocco. A partir de entonces muchas figuras locales aparecieron en revistas nacionales y extranjeras en calidad de maestros de buceo y esquí acuático de no pocas luminarias del cine y también de políticos. Entre algunos extranjeros están Esther Willliams, Tarzán Weissmuller, Tyrone Power, Errol Flynn, el más tarde presidente estadunidense John F. Kennedy y su hermano Edward. Por su lado, Maco Morlet Sutter acariciaba disimuladamente los muslos gloriosos de Gina Lollobrigida cada vez que le calzaba los esquíes.

Hoy existen aquí por lo menos siete escuelas para escudriñar las profundidades oceánicas, si bien con la exigencia para sus alumnos de un equipo personal tan sofisticado como el necesario para volar al espacio exterior.

 Errol Flynn

Errol Flynn (Australia, 1909-Canadá, 1959), visitó por primera vez el puerto en 1943, acompañado por su padre, Theodore Thompson Flynn, oceanógrafo, biólogo , botánico y maestro de la Universidad de la Reina de Belfast (Queen’s University Belfast). Viajan a bordo de un yate habilitado como barco científico de nombre Sirocco, con tan mala suerte que fue incautado por las autoridades portuarias bajo el cargo de internación ilegal al país. La intervención de Apolonio y un grupo de amigos no tuvo éxito para echar atrás tal incautación, pero sí para evitar que los infractores pararan en prisión.

Fue en agradecimiento con tan gesto que el actor de cine decidió acompañar a Polo al Campeonato Nacional de Natación, haciéndolo, como ya se dijo, como tutor y manager. Y no sólo eso. Para afianzar tan fuerte lazo amistoso, obsequió al campeón el nombre de Sirocco (viento fuerte del sudeste) para la instalación en sociedad de una cabaña-restaurante, en la playa Hornos, con especialidades culinarias del mar. Fue más tarde la escuela de buceo del propio Apolonio. Allí sigue.

El más grande aventurero cinematográfico de los mares no pudo prescindir de una embarcación propia y tuvo varias entre las que se citan los nombres de Flamingo, Badbury, Sirocco y finalmente Zaca. Fue a bordo de este lujoso yate que Flynn visitó de nuevo el puerto en 1946, trayendo como invitado a su amigo Theodoro Stauffer, un músico suizo aspirante al estrellato en Hollywood, fallido, al ser echado de Estados Unidos dizque porque con su orquesta había hecho bailar a la juventud de Alemania

Nuestro personaje se encontró aquí con Orson Wells, un personaje cuya genialidad ya apuntan en varias facetas del Séptimo Arte. Filmó en el puerto su nueva película, con el título de La Dama de Sanghai, referida a una embarcación con nombre oriental. El arribo del Sirocco le resultó providencial, pues hasta entonces carecía de una embarcación para darle el nombre de su cinta. La hermosa diva Rita Hayworth, su esposa en turno, es la estrella.

Una chapoyada

Los lectores perdonarán una breve chapoyada, que nos parece necesaria. Luego de tres años de amasiato, Orson Welles abandonó a la paisana Dolores del Río para unirse a Rita Hayworth. Fue esa la razón de que muchas acapulqueñas solidarias llamaron al cineasta “panzón mofletudo moderfoker”.

Peores epítetos recibió el genio cuando se corrió en el mercado la versión de que había pretendido visitar a Lolita, residiendo entonces en el puerto. Más tarde, fue comprensible el júbilo de los fans de María Candelaria cuando se conoció la huida de la Hayworth con Tedy Stauffer a España.

“Dios es grande y justiciero,” sentenció doña Juana Rendón, de La Guinea, dirigente de Las Hijas de María.

Durante la filmación de La dama de Shangai, tanto Flynn como Welles ofrecieron a Polo incorporarlo al cine estadunidense, resaltando su gran parecido con Tyrone Power, lo que él tomó como una broma cruel. Power, a propósito, filmó aquí en ese mismo año exteriores de la cinta Un capitán de Castilla, con Jean Peters. Una escena el actor aparece con el fondo de El Morro.

El mal fario será acompañante de Errol Flynn cada vez que visitó a Acapulco. Apenas tocaba el puerto, la tripulación abandonaba la embarcación, quejándose de mala paga. Sobrellevó la situación mientras que el Zaca llevó el nombre de La dama de Sanghai. Lo grave vino cuando llegó la hora de partir, esta vez hacia los mares del Sur.

Entonces los hombres de mar el puerto le echaron la mano para mover el yate y entre ellos Pepe de la Vega, Héctor Morlet Sutter, Pedro Hernández y otros. De ello únicamente De la Vega se incorporará a la tripulación del viaje, además de Wolf Schonborn, fraccionador de la península de Las Playas, el doctor germano Otto Roer y dos más.

¿Y Apolonio Castillo?

A este lo recogieron a su paso por Barranquilla , Colombia, donde participaba en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

La aventura termina en Jamaica, Antillas, donde el Zaca queda varado por causa de la impericia de la tripulación.

 Las películas

Errol Flynn filmó en su carrera de actor una cincuentena de películas casi todas de aventuras, muchas de ellas memorables porque significaron el primer encuentro de la infancia con el cinematógrafo. Cintas que fueron santo y seña de varias generaciones del mundo, se disfrutaban aquí en las gloriosas matinés dominicales de los cines Salón Rojo, Río Variedades y Playa Hornos.

Aquí: sólo algunas: Robín de los bosques, Capitán sangre, La carga de la Brigada Ligera, Bombarderos en picada, Fugitivos del infierno, El halcón del mar, Murieron con las botas puestas, Lord Jim, Aventuras del capitán Fabián, Kim de la India y Espadas cruzadas.

El crimen

El 5 de marzo de 1957 se anunció el arresto de Luis Fenton Calvarruso y Daniel Ríos Ozuna, confesos de la desaparición y muerte de los septuagenarios Joseph Mitchell y Edith Hallock, ambos neoyorkinos. Lo hace en conferencia de prensa el mayor Francisco Altamirano, el titular de la Dirección Federal de Seguridad, DFS, quien, como se sabe, fue comisionado para el caso por el propio presidente Ruiz Cortines.

Fenton Calvarusso, casado con acapulqueña, poseía una agencia de viajes establecida en el hotel Las Hamacas. Él mismo vende a la pareja un paseo nocturno por la bahía más más hermosa del mundo a bordo de la lancha La Muñeca, de su socio Daniel Negro Ríos Ozuna, hombre alto y musculoso. La velada acuática deberá iniciarse en el Club de Skies, de don Carlos Brophy, donde cenarán y admirarán mejor espectáculo en su tipo del mundo. Informa Fentón a sus clientes que en ese lugar podrán alternar con las más grandes luminarias del cine mexicano y extranjero y por ello sugiere a ella lucir sus mejores joyas.

Ríos Ozuna informa, en plena navegación, un cambio de planes. No bajarían al restaurante del Club de Skies, sino que admirarían el espectáculo desde la lancha. Terminado éste, la embarcación siguió el paseo; continuó, no obstante que no sea aquella una noche de luna llena.. A la pareja, al parecer, aquello le tuvo sin cuidado, comportándose en aquél momento como si la primavera tocara apenas a sus puertas.

Embelesados, los ancianos no percibieron la cercanía de una sombra silenciosa: Ríos Ozuna, con un bat beisbolero en las manos.

El primer golpe destrozó la cabeza de Joseph, sin emitir ningún sonido gutural, Edith, en cambio, sí tuvo tiempo de emitir un angustioso “piedad”, antes de recibir una batazo en pleno rostro.

 La otra tragedia

Apolonio Castillo llegó puntual al Sirocco, donde ya lo esperaba el titular de la SFS, el mayor Altamirano. Entre ambos y media docena de hombres rana preparan el plan de búsqueda, todo con base en un mapa de la bahía y la posible ruta de La Muñeca, a partir del muelle de Las Hamacas y hasta el Club de Skies, todo con base en lo declarado por los presuntos criminales. La búsqueda submarina se inició inmediatamente.

El mayor Altamirano, Apolonio y los buzos viajan en una lancha vanguardista, los siguió otra embarcación en la que van custodiados y esposados Fenton y Ríos, indicando las áreas en las que arrojaron los cuerpos de sus víctimas. La prensa ocupó su propia embarcación, por supuesto, lo mismo que muchos mirones.

La primera inmersión fue en Punta Bruja, y nada. Luego vino otra en la Ensenada de los Presos, y tampoco hubo resultados, y la final de día se hizo en La Yerbabuena. Los descensos fueron de 60 metros de profundad, repitiéndose una y otra vez. Fue en este último sitio donde sobrevino la tragedia. Eran las 17:30 horas de aquel primer día de búsqueda.

Apolonio emergió bruscamente del fondo marino y el drama de la descompresión se retrató en su rostro. O sea, “el aire retenido en sus pulmones los hincha en exceso, produciéndose un paso de aire hacia el flujo sanguíneo en forma de burbujas”.

Inmediatamente, una lancha rápida tripulada por don Ricardo Olvera lo llevó a las instalaciones de Aquamundo, donde recibió la atención profesional del propio John Kelly.

Luego de dos horas postrado en la cámara hiperbárica, el buzo manifestó sentirse mejor y anuncia que se retira a su domicilio (La Quebrada y José María Iglesias). Poco tiempo más tarde, sin embargo, será necesario trasladarlo urgentemente al servicio médico de la Base Naval de Icacos donde, fatalmente, dejará de existir a las 2 de la mañana del 11 de marzo de 1957.

El héroe deportivo de las competencias náuticas es considerado a partir de entonces como un moderno Héroe Civil de Acapulco. La carroza fúnebre fue acompañada al panteón de Las Cruces por la más grande manifestación de dolor y rabia que se tenga memoria en el puerto.

–Una muerte dolorosa, absurda y estúpida –fue la opinión de muchos acapulqueños.