11 diciembre,2017 5:52 am

Balaceras como la de la Colosio, causan daño a las personas y a la ciudad, dice el arzobispo

Lamenta Leopoldo González el hecho violento y que dejó un herido, así como el asesinato de las dos estudiantes de la UAG. La suspensión de clases antes de tiempo por la inseguridad es “algo que entristece”, porque priva a los niños de la educación, señala

Acapulco, Guerrero. El arzobispo Leopoldo González González lamentó que sigan ocurriendo hechos de violencia en la ciudad, como la balacera del sábado pasado en la entrada de la unidad habitacional Luis Donaldo Colosio y el asesinato de dos estudiantes de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG).

Consideró que no deberían de ocurrir desapariciones, por los casos registrados esta semana de dos estudiantes de la UAG.

También expresó que la suspensión de clases antes de tiempo por seguridad es “algo que entristece”, porque priva a los niños de la educación.

El prelado católico dijo estar sorprendido del fervor guadalupano que ha visto en Acapulco con las peregrinaciones hacia las diferentes parroquias en la ciudad.

En conferencia de prensa, lamentó que ocurran en la ciudad hechos como la balacera del sábado en el acceso principal a la unidad habitacional Luis Donaldo Colosio, en la que hubo un herido. Expuso que ese tipo de hechos causan daño a muchas personas y a la ciudad.

González González manifestó que la desaparición de jóvenes es algo que no debería de suceder, luego de que el rector de la UAG, Javier Saldaña Almazán, informó que hay dos estudiantes desaparecidos de la escuela de Contaduría y Administración, en Acapulco, compañeros de la alumna asesinada a balazos el martes pasado en la unidad habitacional Infonavit Alta Progreso.

Expuso que se ha reunido con organizaciones de personas desaparecidas en Acapulco, aunque indicó que no tiene un mapa de dónde se ubican los casos que conoce.

Del asesinato de dos jóvenes estudiantes de la UAG, señaló que ante cualquier asesinato expresa siempre una palabra de cercanía y de consuelo a las víctimas, que no son sólo quienes mueren sino las familias. También se unió a la comunidad estudiantil en la esperanza de que aparezcan con bien los jóvenes que siguen desaparecidos.

Expuso que ante la situación de violencia en Acapulco lo que se puede hacer es aumentar las actitudes, palabras y gestos de paz, que están en las manos de cada uno y que no se puede dejar de hacer.

Insistió en el llamado “fuerte a la conversión a los que perpetran estos actos que tanto dolor y tristeza en la sociedad”, así como “quienes tiene a su cargo nuestra seguridad para seguir en el esfuerzo de poner aquella tranquilidad y paz que necesitamos para vivir”.

Reiteró la necesidad de descubrir la verdad y actuar en justicia conforme a ella ante cualquier hecho.

Consultado respecto a la suspensión de labores en diferentes planteles educativos en Acapulco, que adelantaron el periodo vacacional por la inseguridad, el arzobispo respondió que es una situación que entristece porque priva a los niños de la enseñanza programada.

Indicó que comprende que la seguridad de niños y maestros es un valor muy grande, por lo que convocó a buscar la forma en que se puedan sentir seguros.

De la Ley de Seguridad Interior, opinó que se requiere que sea más conocida en sus alcances y sus consecuencias, luego de la inconformidad de la Comisión Nacional de Derechos Humanos ante riesgos graves que presentaba el proyecto y a la cual se sumaron otros organismos.

Como eclesiástico, dijo que no podía emitir una opinión respecto a la propuesta del dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, de si es necesario darle amnistía a los integrantes de los grupos del crimen organizado para pacificar el estado. Sin embargo expresó que a “ninguna persona que se convierta, que se arrepiente de lo hecho, busca resarcir el daño causado y enmendar su vida, se le puede negar el perdón, el señor Jesús eso nos enseñó a perdonar”.

En el comunicado también se refirió al Día Internacional de los Derechos Humanos, que se conmemoró ayer, y recordó los resultados de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a México en 2015, con los que se evidenciaron las graves violaciones de derechos humanos por las desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y tortura.

El arzobispo expuso que en 2016, hubo 148 mil 947 actos u omisiones de autoridades de los tres niveles de gobierno que atentaron contra los derechos humanos.

“Es grande la desconfianza de muchos ciudadanos en las instituciones. Son muchos quienes perciben coludidas con el crimen organizado a algunas personas que tienen como misión cuidar la seguridad de la sociedad. Son muchas trabas que encuentra en el camino quien se anima a buscar justicia”, señaló.

Dijo que ante dicho desafío no sólo se debe de mirar a las instituciones encargadas de protegerlos y garantizarlos, sino que es un trabajo de cada persona. “Somos constructores de libertad, justicia y paz, toda vez que respetamos los derechos que cada persona tiene por el hecho de ser persona, desde su concepción hasta su muerte natural. Nuestro reconocimiento y gratitud a quienes cada día en ello se esfuerzan”.

Más fervor guadalupano

En su primera ocasión que pasa las fiestas de diciembre en Acapulco, el arzobispo dijo estar sorprendido del “grande fervor y la fe y pedir la protección de la Virgen” por la que van a las diferentes parroquias del municipio.

Hasta ayer se habían recibido más de 800 peregrinaciones sólo en Catedral de la Virgen de la Soledad y en la iglesia de la Virgen de Guadalupe, en avenida Universidad.

En su comunicado dominical, el arzobispo se refirió a dicha celebración, y expuso que la Virgen de Guadalupe llegó a dar una propuesta de vida y transformación luego de la conquista.

La propuesta de la Virgen, agregó, era superar las injusticias y las posturas hostiles para construir la unidad. Sin embargo manifestó que la misma sociedad es la que actualmente se está haciendo daño.

“La corrupción, la injusticia, el narcotráfico, la explotación y trata, la impunidad y las violencias que ejecutan, que desaparecen personas, que extorsionan familias, todo eso y la indiferencia que nos hace cómplices de lo que pasa, es mal que nos hacemos unos a otros”, por eso el llamado a la conversión de quienes generan la violencia.

Texto: Mariana Labastida / Foto: Carlos Alberto Carbajal