24 junio,2022 5:19 am

Benjamín Labatut: salirse de la realidad

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Adán Ramírez Serret

 

Benjamín Labatut (Rotterdam, 1980) es un talentoso y cosmopolita escritor chileno que ha pasado buena parte de su vida fuera de Chile, factor que, en sus propias palabras lo hace aún más heredero de esa tradición descrita por Roberto Bolaño como inexistente. Esa paradoja que, en cuanto menos se considere parte de una tradición de un país, más se es parte.

A pesar de ser joven, Labatut se comporta como un escritor tardío. Un tanto cansado de sí mismo, seguro de sus búsquedas y de cuáles han sido los mejores momentos de su obra. Se distancia de su generación en modas y camina en solitario con paso tranquilo.

Su obra está hecha de publicaciones pequeñas, en editoriales independientes que aunque le habían valido algunos galardones –el Premio Caza de Letras 2009 en México y algún otro en Chile–, saltó a la fama con un libro extraño, de un género inclasificable llamado Un verdor terrible. Una mezcla de Borges y Bolaño que explora los límites de la ficción y la historia.

El pequeño ensayo, La piedra de la locura que escribe Labatut tras el éxito de Un verdor terrible, demuestra que tiene una idea fija y bien puesta en la mente sobre lo que es su escritura: descubrir cuál es este mundo en el que vivimos. Las grietas que lo construyen y los laberintos que lo describen.

Su libro anterior, Un verdor terrible, iba sobre los matemáticos más importantes del siglo XX. Sobre aquellas mentes que dieron el giro a la ciencia y la historia que transformaron el mundo de una manera tan drástica que la humanidad cambió más en cien años, que en los últimos mil. Algo así como lo que dijo Stefan Zweig, que entre que le salió el bigote y se le pintaban las primeras páginas, el mundo había cambiado más que en los últimos quinientos años.

En La piedra de la locura, Labatut comienza hablando de Howard Phillips Lovecraft, quien a partir de una pesadilla escribió el cuento La llamada de Cthulhu, en el cual decía, “Creo que el hecho más misericordioso del mundo es la incapacidad de la mente humana para relacionar todos sus contenidos”. Labatut sugiere una lectura fina de este cuento, haciendo un sesgo en el cual el terror es la posibilidad de saberlo todo. De tener todo el conocimiento en la palma de una mano.

Páginas adelante, cita al matemático David Hilmert, quien pensaba lo opuesto a Lovecraft, y más bien, soñaba con “¡Tenemos que saber! ¡Lo sabremos!”. Esa fantasía positivista de llevar al conocimiento a un grado cuasi místico de conocer el universo por completo.

Philip K. Dick es el broche de estas ideas, dice Labatut, “Postula una idea que hoy está a punto de volverse de sentido común, a medida que la realidad muta y toma formas que desafían nuestra credulidad: a saber, que nuestro mundo, esta sólida masa de roca que habitamos, no es verdaderamente real, sino que deberíamos pensar en él como en un simulacro, o una simulación”.

Labatut hace un acto magistral, pues toda esta ficción que parece de otros mundos es en La piedra de la locura mera realidad. La explosión social en Chile, la Covid y las redes sociales, no son otra cosa que ensayos de la realidad. Mundos paralelos en los cuales los humanos hacemos intentos de una existencia que nunca sucede.

 

Benjamín Labatut, La piedra de la locura, Barcelona, Anagrama, 2021. 71 páginas.