19 enero,2024 8:36 am

Cae en el Pacífico el módulo Peregrine, que buscaba llegar a la Luna y llevaba el proyecto Colmena

A pesar de las fallas, celebra el encargado de la misión de la UNAM lo conseguido. “Es innovador a nivel internacional”, asegura Gustavo Medina Tanco

Ciudad de México, 19 de enero de 2024. El módulo de alunizaje Peregrine, que no pudo llegar a la Luna debido a una fuga de combustible durante el vuelo, desapareció ayer sobre una remota región del Pacífico Sur, probablemente tras incendiarse en su reingreso a la atmósfera terrestre.

Así lo informó Astrobotic Technology, empresa estadunidense que diseñó el dispositivo y que perdió contacto con la nave cuando todo indicaba una “reentrada controlada sobre aguas abiertas”, indicó la compañía en su más reciente actualización en la red social X.

La empresa, con sede en Pittsburgh, añadió que esperaría una confirmación independiente del paradero de Peregrine por parte de las autoridades gubernamentales competentes.

Un informe anterior de Astrobotic fijaba las coordenadas de reingreso a la atmósfera a unos cientos de kilómetros al sur de Fiyi, aunque con un amplio margen de error.

Los ingenieros habían ejecutado una serie de pequeñas quemas de motor para posicionar el robot cuadrado, del tamaño de un carro de golf, sobre el océano para “minimizar el riesgo” de que los restos llegaran a tierra firme.

La compañía había publicado también una fotografía de la Tierra oscurecida tomada desde el módulo en su aproximación al planeta.

El módulo de aterrizaje despegó con el cohete Vulcan Centaur de Cabo Cañaveral, Florida, el lunes 8 de enero, pero se detectó una fuga de combustible que le impidió alunizar.

Sin embargo, siguió operando por más de 10 días en el espacio, recopilando datos de vuelo útiles para un futuro intento e incluso permitiendo experimentos a bordo.

La nave llevaba a bordo cinco microrrobots creados por el Laboratorio de Instrumentación Espacial (Linx) del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM de la denominada Misión Colmena y un explorador de la Universidad Carnegie Mellon.

Astrobotic se vio obligada a evaluar cómo finalizar la misión teniendo en cuenta las incertidumbres relacionadas con la fuga y para no generar problemas a los satélites en órbita terrestre o desechos en órbita lunar.

El martes pasado anunció que había tomado “la difícil decisión” de mantener una trayectoria que dirigiera el módulo de aterrizaje hacia la Tierra.

“No creemos que el reingreso de Peregrine represente ningún riesgo para la seguridad y la nave se quemará en la atmósfera de la Tierra”, había señalado.

El módulo de alunizaje forma parte de una nueva asociación experimental entre la Agencia Espacial Estadunidense (NASA) y la industria privada destinada a reducir los costos y sembrar una economía lunar.

La NASA había pagado a la compañía emergente más de 100 millones de dólares en el marco del programa Commercial Lunar Payload Services (Servicios comerciales de carga útil lunar, en español) para enviar sus instrumentos científicos a la Luna.

¿Qué era Colmena?

Con la misión Colmena, abordo de Peregrine, la UNAM dirigió por primera vez la mirada a la Luna de la mano de Astrobotic y la NASA, y se convirtió en pionera en el el desarrollo de microrobótica espacial.

Los cinco diminutos robots –en forma de engranes, con una masa menor a los 60 gramos y apenas 12 centímetros de diámetro–, tenían la misión de operar colectivamente en suelo selenita cual hormigas o abejas. De ahí el nombre Colmena.

Se buscó un balance óptimo entre ligereza y resistencia con el objetivo de que soporten, primero, el vuelo espacial, y sean capaces de “sobrevivir” y desplazarse en las condiciones inhóspitas tras alunizar, lo cual abonaría a futuras misiones.

No obstante, los objetivos no pudieron cumplirse.

Pero no se trata de un fracaso, destacó Gustavo Medina Tanco, encargado del Laboratorio de Instrumentación Espacial (Linx) del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, y responsable del proyecto.

“Todo, todo lo que se ha hecho es innovador a nivel internacional”, señaló. “Nunca se había construido una carga tan pequeña como es Colmena para uso espacial, tan miniaturizada. Y se ha aprendido muchísimo haciendo eso, con muchísima tecnología que no se tenía en el país y ahora se tiene.

“Hemos conseguido validar toda esa carga a través de infinidades de pruebas en México; pero, aún más, hemos conseguido que esa carga en Estados Unidos a través de otras muchas pruebas sea certificada para que se la acepte para ponerla arriba del Peregrine. Y, además de eso, ha sido certificada también para que se la ponga arriba del cohete”.

Se trata de un hito para México, definió Medina Tanco.

Los objetivos, finalmente, habrían logrado un 75 por ciento de éxito, cifró.

La segunda misión del proyecto se espera para 2027.

Texto: Agencia Reforma