16 marzo,2021 5:25 am

Campaña

Arturo Martínez Núñez

 

Después de más de dos meses de indefinición a causa de los problemas políticos y jurídicos, en los que se intentó meter a Morena y al presidente López Obrador, por fin el viernes 12 de marzo en la noche, la Comisión Nacional de Elecciones de nuestro partido dictaminó confirmar la candidatura del ingeniero Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero.

En la base, en el territorio, la campaña ya había arrancado aun sin candidato. Con nuestro candidato amordazado y sin la posibilidad de defenderse a riesgo de enlodarse y enredarse en una guerra de difamaciones, calumnias e infundios impulsados desde el centro, desde grupos de interés particular, la gente del pueblo arropó, fortaleció y apuntaló la candidatura de uno de los líderes sociales con mayor presencia en la última década del siglo XX y la primera del XXI.

Lo que el enemigo buscaba era separar, sin embargo lo que consiguió fue unirnos ante el ataque. Curiosamente, los únicos que seguían inconformes o sin manifestarse en favor de nuestro candidato, son los aspirantes que no pertenecen a nuestro instituto político y que, teniendo la oportunidad de pronunciarse por la unidad en los momentos en que ésta más se necesitaba, prefirieron optar por el camino del sabotaje, para ver si en un golpe de suerte resultaban beneficiados con la candidatura.

En tierra esto se vio como ruin, perverso y vil. Como me dijo una señora de San Jerónimo: “Es como si te invitan a una fiesta y tú quieres decidir que música poner, qué se va a comer, qué se va a beber y a media fiesta quieres correr a los que te invitaron a la fiesta…”.

En el polo opuesto, están los de siempre: aquellos que alguna vez simularon ser rivales y que hoy aparecen unidos, tratando de conservar y peleando con uñas y dientes, las plurinominales que puedan arañar, los distritos que puedan rescatar y las presidencias que puedan obtener.

Pero saben que están perdidos. Sus eventos, diseñados desde el escritorio de algún consultor de la Ciudad de México, son fríos, sin pasión, sin fuerza, sin alma y con los mismos recursos a los que están acostumbrados: acarreados, playeras, gorras, globos, sombrillas y resto de chucherías. El candidato simplemente no prende, nació tocado, es producto del acuerdo entre los caciques que han dominado el PRI de Guerrero desde los años 70. Su campaña bien pudo haber sido realizada desde un estudio de televisión con una pantalla verde e imágenes insertadas, con frases huecas, sloganes vacíos, caras fotoshopeadas, dentaduras blanqueadas y pieles alisadas.

Siguen sin entender que no entienden, siguen jugado al jueguito de las encuestas patito, en donde van a intentar vender la idea de estar a tiro de piedra de alcanzar al puntero. Nada más falso. En el cuartel de Insurgentes Norte saben perfectamente que tienen Guerrero perdido, que la diferencia será de más de 20 puntos, y que la suma de los restos del PRD, lejos de aportar, les está quitando, porque la gente de uno y otro instituto simplemente no se soportan unos a los otros. Otra cosa ocurre en la cúpula donde los mismos de siempre, los dueños de las corrientes y de las tribus, se pusieron de acuerdo en una sentada, se repartieron el pequeño pastel que aún les queda, y salieron tan contentos como siempre con su plurinominal garantizada bajo el brazo, sin importarles lo que ocurra con el resto del partido, sin importarles la poca militancia que aún les queda, sin importarles el peso de la historia de la que aún son depositarios.

En Morena en cambio, a pesar de lo que tratan de imponer en los medios aviesos y comprados, lo que hay es unidad, esperanza, fortaleza y mucha tierra.

De un lado hacen campaña en el cielo, desde los espectaculares, los medios y columnistas a modo y los traseros de los camiones con micro-perforados que les obligan a poner a los trabajadores del volante, a sus testaferros y a los miles de trabajadores al servicio del gobierno del estado, que ven en riesgo su labor; del otro lado hay una campaña silenciosa, de tierra, de boca a boca, de mano a mano, de hombro a hombro, que crece y suma, que crece y multiplica; de un lado el juego es de suma cero y del otro lado, el juego es de ganar ganar.

En alrededor de 80 días estaremos finalizando este sacudido proceso y tendremos que trabajar en la agenda y el plan de trabajo para el próximo sexenio en donde el tema de las mujeres deberá de jugar un papel central, no sólo de manera enunciativa, como perversamente hacen los conservadores, que hoy se dicen feministas, sino en los hechos, comprometiéndose con la verdadera agenda de las mujeres, que incluye derechos básicos como la salud reproductiva, el derecho a decidir sobre su cuerpo y el derecho a  una justicia, efectiva, rápida, expedita y que proteja a las verdaderas víctimas, repare los daños y garantice la no repetición de los hechos.

Morena ganará haciendo campaña como nos enseñó Andrés Manuel, casa por casa, calle por calle, persona por persona. Los mítines llenos de acarreados, con templetes bonitos, montados por empresas de espectáculos, solo sirven para las fotos y los boletines. La verdadera batalla se da en el territorio y no el escritorio.