6 abril,2024 9:38 am

Cautivan la violinista neozelandesa Amalia Hall y la OFA a cientos de espectadores en Acapulco y Chilpancingo

El Concierto para violín de Johannes Brahms y la Sinfonía Número 6 de Piotr Ilich Tchaikovsky son el plato fuerte que disfruta la audiencia

Acapulco, Guerrero, 6 de abril de 2024. Cientos de personas que colmaron el salón Espejos del hotel Emporio se rindieron ante la presencia y el talento de la violinista neozelandesa Amalia Hall quien se presentó la noche del jueves con la Orquesta Filarmónica de Acapulco que tuvo en esta ocasión como director huésped al mexicano Jorge Vázquez.

Fue el Concierto para violín de Johannes Brahms el que interpretó la artista que actualmente hace una gira por el país.

Compuesto en el siglo XIX y enmarcado en la culminación del período romántico alemán, el concierto fue el único para violín compuesto por Brahms y con sus tres movimientos (Allegro non troppo, Adagio, Allegro giocoso, ma non troppo vivace – Poco più presto) pareció expresar el alma misma del violín de la mano de la artista que salvó sin problemas los pasajes técnicamente complicados, pareciendo en algún momento elevarse sobre el escenario en un vuelo de ensueño que la gente acompañó durante los alrededor de 40 minutos que duró la interpretación.

Tres ocasiones fueron las que tuvo que salir Amalia Hall para recibir los aplausos de la gente y de los propios músicos de la orquesta, por lo que agradecida regaló como encore La Cumparsita, tango original del compositor uruguayo Gerardo Hernán Matos Rodríguez y que por supuesto el público también celebró.

Antes y como inicio de la velada, la orquesta interpretó la Obertura Las Hébridas de Félix Mendelssohn.

Luego del intermedio tocó el turno a la Sinfonía Número 6 de Piotr Ilich Tchaikovsky.

Conocida como Patética, cuyo vocablo en ruso tiene que ver con ampuloso, apasionado, emocional, no correspondiendo al significado del nuestro, fue la última obra del compositor ruso y que por su carácter fue dedicada por el director huésped Jorge Vázquez a los acapulqueños luego del impacto del huracán Otis al puerto el 25 de octubre del año anterior.

Es una sinfonía muy especial, dijo, “una obra mucho muy personal, muy profunda de cierta manera, es la última obra que completó Tchaikovsky en vida y es casi como una especie de testamento de un hombre que hace un viaje en retrospectiva de toda su obra artística y creo que es una obra muy ad hoc por todo lo que ha pasado en la ciudad últimamente y llevarnos a casa un halo de esperanza y de amor”.

Y sí, la obra con sus clásicos cuatro movimientos (Adagio – Allegro non troppo, Allegro con grazia, Allegro molto vivace, y Finale. Adagio lamentoso) de alguna forma trasmitió a la gente la historia de su compositor: sus comienzos, sus luchas, triunfos y su caída final.

Lo anterior, con un lúgubre solo de fagot que abre la obra, con una sonata, un vals y un estallido grandioso de la orquesta al interpretar una marcha.

Luego, el final: amargura, tristeza y resignación a partir de las notas que fueron descendiendo cada vez más abajo de un modo desolador hasta terminar únicamente con las notas de los violoncelos y contrabajos dejando al público y la sala entera en silencio, en paz.

Dicho concierto se repetiría el viernes, en Chilpancingo, en el Teatro María Luisa Ocampo con menos público pero el mismo éxito.

La Orquesta Filarmónica de Acapulco continuará con sus presentaciones, lo mismo de temporada como especiales, siendo en sus redes sociales donde se podrá conocer de fechas y horarios.

Texto: Óscar Ricardo Muñoz Cano