7 julio,2022 9:46 am

Clamor de justicia por los feminicidios en la entrega del premio Xavier Villaurrutia a Cristina Rivera Garza

Dedica la escritora el prestigiado galardón a su hermana Liliana, que fue asesinada por su ex pareja hace 32 años y cuyo crimen sigue impune

Ciudad de México, 7 de julio de 2022. Un clamor colectivo, solicitado por la escritora Cristina Rivera Garza, colmó la noche de este martes la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes: “¡Justicia para Liliana! ¡Justicia para todas!”.

Con esta proclama urgente del auditorio concluyó la entrega del prestigiado Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2021, otorgado a Rivera Garza por su novela El invencible verano de Liliana.

En éste, la autora tamaulipeca hace un reclamo de justicia por el feminicidio de su hermana, Liliana Rivera Garza, ocurrido en 1990, al tiempo que traza un sentido retrato, luminoso, coral y afectivo, a través de las cartas, notas, postales, apuntes, dibujos y garabatos que ella dejó en vida.

“Tenía muchas ganas de decir: ‘Liliana en Bellas Artes’”, saludó Cristina Rivera Garza tan pronto tomó el micrófono, y fue recibida con un aplauso unánime.

“Este premio ‘de escritores para escritores’ es, sobre todo, lo quiero decir, lo dije antes, y lo vuelvo a decir, es para la escritora que fue y es Liliana Rivera Garza, y estoy segura de que a ella le habría gustado compartirlo con todas y cada una de las mujeres que nos han sido arrebatadas, cruelmente, violentamente, de nuestro lado”, dedicó.

El libro, que llevó a Rivera Garza a formar parte del prestigioso “Circulo Villaurrutia”, que incluye a autoras de la talla de Rosario Castellanos, Elena Garro, Luisa Josefina Hernández y Elena Poniatowska, es descrito por su autora como la reconstrucción de un “archivo del afecto”.

“Un archivo que Liliana nos legó para compartir su experiencia, para que ustedes se convirtieran en sus hermanos, o en sus hermanas, o para no olvidar”, expuso.

“A mi hermana no la mató un hombre enamorado, sino un macho criminal”

En su discurso Rivera Garza hizo tres posicionamientos sobre el feminicidio de su hermana, perpetrado por su ex pareja, el todavía prófugo Ángel González Ramos.

El primero fue la exigencia de que se reconozca como feminicidio a todas las mujeres que fueron víctimas de este delito antes de que fuera tipificado, en el 2012.

“Por años, esa violencia soterrada y continua, esa violencia que acalló hogares y derrumbó sueños, fue encubierta, confundida, camuflajeada, bajo la capa perversa y poderosa del lenguaje del amor romántico”, explicó.

“A mi hermana no la mató un hombre enamorado, sino un macho criminal; mi hermana no murió, fue asesinada, aún más, fue asesinada por un hombre que ejerció contra ella una violencia inenarrable por ser mujer. Mi hermana fue víctima de un feminicidio y a mi familia y a mí nos importa mucho que así quede registrado en los archivos institucionales”, declaró.

En segundo término, Rivera Garza ejemplificó, a través del caso del feminicidio de Montserrat Bendimes, perpetrado en abril del 2021, en Veracruz, la forma en cómo los familiares de un delincuente, como el presunto feminicida Marlon Botas, encubren los crímenes.

A raíz de la publicación del libro galardonado, dijo la autora, se dio a conocer una dirección electrónica pidiendo datos sobre el presunto asesino, lo que resultó en que se recibieran mensajes donde se aseguraba que González Ramos había escapado a Estados Unidos y vivía con el alias “Mitchell Angelo Giovanni”.

El presunto feminicida habría muerto ahogado en California, en 2020, según información que un detective de Los Ángeles pudo recabar a instancias de la autora, quien le comunicó los hallazgos a la Subprocuradora de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, Alicia Rosas Rubí, sin que hubiera respuesta.

Penas a los cómplices

Como en el caso de Marlon Botas, dijo Rivera Garza, Ángel González Ramos habría podido eludir a la justicia por la complicidad de sus familiares.

“Se llama, la madre, Irma Ramos; se llama una hermana Adriana González Ramos; se llama otra hermana Verónica González Ramos, todas ellas se hicieron cómplices de un hombre sobre el que pendía, y pende todavía, una orden de aprehensión”, denunció Rivera Garza.

“Para acercarnos a la justicia, es necesario que todos estos familiares y amigos, conocidos y vecinos, se den cuenta cabal de que, al esconder a los culpables, se hacen cómplices de un crimen. Es necesario que la ley lo reconozca así también y actúe en consecuencia, estableciendo penas específicas para aquellos que se hagan cómplices de un feminicidio”, abundó.

Por último, recordó la iniciativa del artista Gunter Deming de colocar adoquines en las ciudades con los nombres de los asesinados por el nazismo, y promovió hacer un proyecto similar por las mujeres asesinadas en México.

“Yo creo que tenemos que verlas siempre a ellas, no a sus asesinos, a los asesinos ya los vemos en todos lados”, dijo Rivera Garza.

Esta aseveración, que fue ovacionada por el auditorio, fue recibida también como un comentario sobre una diferencia de opiniones entre el escritor Armando González Torres, representante del jurado que premió la obra, y Felipe Garrido, presidente de la Sociedad Alfonsina Internacional, una de las instituciones que otorga el galardón.

En su intervención, Garrido se dijo intrigado por los motivos del feminicida de Liliana Rivera Garza, y propuso tres libros que exploran los modos de actuar y justificaciones propias de los asesinos de mujeres, cuya lectura, dijo, “contrastará, iluminará y hará más profunda” la publicación de la autora.

González Torres discrepó públicamente: “No estoy tan seguro de que el móvil de los feminicidas sean motivaciones sicológicas muy complejas, yo creo que lo que explica en mucho el auge de este delito es la impunidad. En ese sentido, no estoy tan seguro de que se pueda, o se deba, estilizar este tipo de violencia”.

“Creo que, al contrario, debemos leer y escudriñar con ojos críticos estos grandes clásicos que de repente hablan de este tema”, concluyó.

Recuerdan a víctimas

En un comentario sobre la obra, la escritora Sara Uribe destacó la amplitud del libro para retratar las afectaciones por la violencia contra las mujeres en diversos ámbitos, así como la búsqueda de la colectividad en la escritura de Rivera Garza.

El invencible verano de Liliana está constituido a partir de una mirada comunal que da cuenta de las heridas que la violencia feminicida produce al interior de la comunidad, incluso en el paisaje natural: un río también es una fosa”, expuso Uribe.

“Cristina enuncia, denuncia y exige justicia siempre cohabitando con lo otro, siempre en compañía”, destacó.

La poeta también destacó que, de acuerdo con cifras oficiales del año pasado, 11 mujeres son asesinadas al día y la tasa de impunidad supera el 95 por ciento, por lo que recordó algunos casos de feminicidios en México.

“Justicia por Liliana Rivera Garza, por Lesvy Berlín, por Fátima Cecilia, por Ingrid Escamilla, por Marisela Escobedo, por Mara Castilla, por Nataly Martínez Rivera, por Reyna Gómez Juárez, por Emma Sofía, por Debanhi Escobar, por Alejandra, por Jennifer, por la mujer sin identificar de 50 años asesinada en Tamaulipas, por todas”, clamó Uribe.

Rivera Garza lo recordó al final de su discurso: “Yo creo que hay muchas más y hay que incluir sus nombres, y si tenemos historias, si tenemos anécdotas, y si tenemos más, creo que necesitamos darnos cuenta, cabal cuenta, de todo lo que perdemos, todas y todos, cuando nos arrebatan a una mujer con tal gala de violencia”.

Luego de que la Sala Manuel M. Ponce demandara a coro justicia por Liliana Rivera Garza y por todas las víctimas de feminicidio, otro grito espontáneo de mujeres en el auditorio confirmó el poder del libro premiado: “¡Liliana, hermana, aquí está tu manada!”.

Texto: Agencia Reforma