Berlín, Alemania, 24 de junio de 2023. Con la ayuda de la inteligencia artificial (IA) se pueden resolver los exámenes de fin de estudios e incluso aprobar los exámenes finales de la universidad. Y ahora, ¿se supone que la IA va también a predicar en la iglesia?
En la edición 38 del Día de la Iglesia Evangélica Alemana, celebrado recientemente, se ofreció un servicio religioso diseñado por la inteligencia artificial. En una pantalla se turnaron varios avatares que citaron la Biblia, dieron sermones y rezaron oraciones. En cuanto al efecto, también podrían haber leído el folleto de una tienda de descuento, el prospecto de un medicamento o el horario de los trenes.
Las risas disimuladas que se oían en la iglesia de St. Paul, de la ciudad alemana de Fürth, se debieron probablemente a algunas de las frases pronunciadas por los asistentes de voz y avatares del sistema de IA, que exhortaban a los feligreses a que rezaran con regularidad, leyeran la Biblia y fueran a la iglesia.
Inmediatamente después de la bendición otorgada por la IA, se preguntó a algunos visitantes del servicio cuál había sido su impresión. “Estoy muy tranquilo. Ha quedado muy claro dónde están los límites de la IA. Las máquinas solo pueden decir lo que hay en la red”, señaló un hombre. Otra mujer opinó que había sido “increíblemente aburrido, me desconecté, igual que hago en los servicios religiosos que no son muy interesantes”. Le sorprendió asimismo “la cantidad de tonterías, de frases hechas” que se habían escuchado.
Este servicio especial fue preparado por el teólogo alemán Jonas Simmerlein. Para ello, el académico alimentó al sistema de IA con algunos datos clave: “Se trata del Congreso de la Iglesia Evangélica 2023 en Núremberg y Fürth”. En base a esta información, el sistema debía celebrar un servicio con sermón. “La IA no es omnisciente, por lo que hay que proporcionarle algunas ayudas”, explicó Simmerlein.
¿Cuáles son las posibilidades de la IA en los servicios religiosos? ¿Bastará pronto con una pantalla y una tableta? ¿Dejaremos de necesitar personal teológico, que de todos modos escasea, tanto en las iglesias católicas como en las protestantes? Gran parte del público del congreso no quedó nada convencido. “Demasiado impersonal”, fue uno de los comentarios en línea.
“Nos atrevimos a experimentar”, señala la secretaria general del congreso, Kristin Jahn. El servicio, explicó, no solo fue sin cantos y sin órgano, sino también “sin gestos, sin expresiones faciales, sin alma”. Las frases pronunciadas por la IA, prosigue, pueden ser correctas, pero “falta el brillo en los ojos”.
Simmerlein afirma: “Yo estaría muy tranquilo al respecto, nadie quiere sustituir las iglesias y los pastores por la IA. Las iglesias existen porque la gente acude a ellas y sabe: ‘Aquí es donde encuentro apoyo y consuelo’. Si la inteligencia artificial hiciera posible que todos los domingos la gente fuera a la iglesia para escucharla, sería quizás una opción”, aseveró el teólogo, que, sin embargo, no cree que esto sea probable. “La inmensa mayoría de la gente dirá: quiero tener ahí arriba a un ser humano que sea mortal, que también haya experimentado el dolor, etcétera. Por eso no será tan interesante para muchos feligreses. Sin embargo, eso no significa que las cosas no puedan cambiar”, acotó.
Peter Dabrock, catedrático de Teología y ex presidente del Consejo Alemán de Ética, aboga por un término medio en cuestiones de IA en el contexto de la Iglesia y la teología: “En lo que respecta a la IA, objetaría su uso si se utilizaran chatbots en Internet para la psicoterapia o la atención pastoral. De acuerdo con la Ley de IA, que la Unión Europea está preparando en este momento, se prevé, y con razón, que debe quedar claro si uno se está comunicando con un bot o con un homólogo humano”, explica.
En otras áreas, prosigue, es menos problemático: “Por ejemplo, durante la preparación del sermón se puede tener una conversación con ChatGPT, además de la lectura o una conversación en el grupo de la iglesia. Queda por ver, acota, si el resultado es igual de bueno. En cualquier caso, no hay que demonizar la tecnología en un contexto religioso, pero tampoco hay que alabarla hasta el cielo”.
La presidenta del Consejo de la Iglesia Evangélica Alemana (EKD), Annette Kurschus, ya se había pronunciado sobre el tema de la IA para Pascua: “La inteligencia artificial no puede amar; no puede empatizar, no puede mostrar comprensión”. Según declaró en una entrevista, estos llamados factores blandos son cruciales para la vida humana.
El cristianismo se ha extendido y ha perdurado durante 2000 años principalmente porque al principio hubo testigos que hablaron de Jesús, de su mensaje, de su resurrección. Estos transmitieron su fe y su entusiasmo. La IA (todavía) no puede hacerlo.
Texto: Kathrin Zeilmann (dpa)
