18 diciembre,2023 10:38 am

Construye ONG internacional 10 viviendas para afectados por Otis en Coyuca de Benítez

 

Eligen la colonia Fuerte Emiliano Zapata por sus condiciones de preca-riedad, indica el director de Techo en México

 

Coyuca de Benítez, Guerrero, 18 de diciembre de 2023. La organización internacional Techo construyó en los últimos cuatro días y con la ayuda de 107 adolescentes y jóvenes voluntarios de distintas partes del país, 10 pequeñas viviendas de madera y lámina para damnificados del huracán Otis que viven en la colonia Fuerte Emiliano Zapata, del municipio de Coyuca de Benítez.

“Si no hay un lugar al que puedas llegar en la noche, un techo donde puedas dormir, cualquier otra problemática de educación, trabajo, salud, todo lo demás no hace tanto sentido si hoy mismo no tienes un lugar dónde estar”, indicó el director de Techo en México, Gustavo Alvizo Puente.

Desde que se supo de la formación del huracán Otis categoría cinco, Techo activó el protocolo de emergencia para “mapear cómo había sido el tema de daños y conocer si nuestra propuesta hacía o no sentido”. Una organización civil de Coyuca de Benítez los contactó para que intervinieran y tres representantes visitaron 35 comunidades, colonias y poblados aislados de este municipio y Acapulco.

“Por la situación de emergencia, toda destrucción total te sale en el tope máximo de priorización, sin embargo, tuvimos que usar algunos componentes extras como de mujeres embarazadas, mujeres solteras con niños, personas de la tercera edad, enfermedades, y a partir de eso hacer una decisión de quiénes pudieran recibir primero un beneficio”, expuso con el sonido de martillazos de fondo.

Tienen registradas a 102 familias de Coyuca de Benítez que necesitan una vivienda, pero eligieron la colonia Fuerte Emiliano Zapata porque concentra una gran parte de éstas y “por la condición de cierta precariedad también de materiales de las viviendas”, dijo el director de Techo en México.

A la par de la investigación en campo, los representantes de la organización internacional se movilizaron con donantes que les pudieran dar las viviendas y facilitar el traslado de éstas.

El domingo 10 de diciembre llegaron tres integrantes de Techo a la colonia Fuerte Emiliano Zapata, donde hicieron una asamblea con los colonos para exponerles su propuesta de beneficiarios y saber si estaban de acuerdo, “hay una intención de que no llegamos como externos a decidir qué va a pasar en la comunidad, expuso Alvizo Puente.

Expuso que encontró una organización comunitaria en la colonia “que nos ayudó muchísimo poder posicionar el proyecto y llevarlo a cabo porque luego es complicado que los mismos vecinos se conozcan, que se apoyen”.

Las familias beneficiarias hacen un convenio con Techo para establecer en qué parte de sus terrenos se van a construir las casas donadas y también que estén presentes en la construcción “porque ellos son parte también de la instalación de sus soluciones”, indicó.

El jueves pasado llegó el material de las casas en un tráiler y en tres autobuses los trabajadores de Techo capacitados para estas intervenciones, junto con 107 voluntarios, casi todos preparatorianos y universitarios de Oaxaca, Jalisco, Nuevo León, Puebla y Ciudad de México.

Techo es una organización civil que nació en Chile para dar respuesta a la falta de vivienda y llegó a México hace casi 17 años por la emergencia de inundaciones, sumando hasta el momento 6 mil 500 viviendas; sólo en 2017 construyeron mil viviendas en reacción a los sismos en la Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Oaxaca y Chiapas.

El modelo de vivienda que promueve la organización se ensambla en dos o máximo tres días con material de madera que viene prefabricado del taller de carpintería instalado en Hidalgo, lo que permite “clavar y ensamblar sin mano de obra especializada, o sea no necesitamos ser expertos arquitectos o ingenieros para levantarlos”, explicó Alvizo Puente.

El proceso inicia con 15 pilotes de plástico sobre los cuales va el resto de la estructura de madera de la vivienda. “Son marcos rígidos de madera recubiertos de cempanel, que es esta lámina de .7 milímetros, como una placa de cemento, por así decirlo, con un área de casi 20 metros cuadrados”, explicó con el sonido de unos martillazos de fondo.

Techo tiene siete sedes en el país, pero no en Guerrero. El director de la organización consideró que la intervención en el estado es urgente por el nivel de pobreza, pero el único antecedente que tenían en la entidad fue la construcción de casas en una comunidad de la Montaña Alta, afectada por los fenómenos meteorológicos de Ingrid y Manuel en septiembre de 2013.

“Al otro día no supimos cuál lámina era de fulana, de sutana”

Guadalupe Peña Galván sostenía entre sus brazos a su José Ángel, que cumplía 25 días de nacido este sábado, mientras miraba cómo jóvenes menores de 26 años de otras partes del país le construían una vivienda porque la suya, de madera, fue parcialmente destruida por la caída de un árbol.

“Yo sí me alegré porque quién te regala una casa, gracias a Dios salí, me censaron y salí. Les doy gracias porque vienen con el sol caliente a construir la casita sin conocernos”, dijo la joven de 29 años, quien llegó a la recién fundada colonia Fuerte Emiliano Zapata cuando tenía 7.

Viven más de 100 familias, que comparten, a simple vista, una condición de fuerte marginación, en este asentamiento enclavado encima de un pequeño cerro, a unos cinco minutos en automóvil del centro del municipio y colindante al río de Coyuca.

“Cuando empezó el aire, nosotros tratamos de refugiar a los niños, pero no queríamos salir por el miedo de que nos cayera una lámina, por el miedo de un cable que nos diera toque, nos encerró el miedo”, relató Guadalupe, quien estaba esa noche con su hijo Ángel Daniel de 10 años y Dana de 7 años.

Estaba embarazada, “al principio me asusté porque dije, Dios mío, si me agarran los dolores, cómo le voy a hacer, sin carro, sin luz porque toda la luz se fue y me dio miedo. Sí me espanté la verdad”.

Se fueron corriendo a otra casa, que no parecía afectada, “pero estaba igual pues, y ahí nos quedamos un ratito hasta que amaneciera poquito”. Una vecina le comentó que la secundaria de la zona se había convertido en refugio, entonces acudieron ahí.

“No nos quedamos mucho en el refugio porque se estaban metiendo a robar lo poquito que uno tiene, luego nos venimos”, dijo Guadalupe y agregó: “al otro día no supimos cuál lámina era de fulana, de sutana, ya no supimos, las láminas todas dobladas, torcidas, los árboles se cayeron”.

Guadalupe perdió todas sus pertenencias, “no tenía muchas cosas, pero mis sábanas, mi ropa, no teníamos ni ropa. Una señora nos regalaba ropa”. Su esposo es campesino y ahora realiza “trabajos sencillos”, han comido de un comedor comunitario que les lleva alimentos y un sacerdote también les lleva insumos.

El gobierno federal los censó y la pareja de Guadalupe recibió el dinero. Esperan los enseres domésticos y cuando los niños saben que va a llover “se espantan porque les da miedo”, expuso la joven mamá que veía, sorprendida y paciente, a los jóvenes que ensamblaban su futura casita.

Texto y fotos: Ramón Gracida Gómez