22 marzo,2024 9:14 am

Convierte Mon Laferte su concierto en el Palacio de los Deportes en un museo

 

Llena la chilena naturalizada mexicana el recinto de la Cdmx con un concierto en el que recreó El nacimiento de Venus, de Botticelli

 

Ciudad de México, 22 de marzo de 2024. Sobre el escenario del Palacio de los Deportes, la cantante y sus músicos parecían ser parte de un lienzo antiguo, a tenor de los ambientes que mostraban las pantallas a su alrededor y detrás de ellos, mientras que en otro momento la chilena naturalizada mexicana lucía como salida de una ostra, igual que en la pintura El nacimiento de Venus, de Botticelli.

Pese a que por momentos el diseño escénico sugería la más alta formalidad de museo, en ningún momento el público, que agotó las localidades, se contagió de un silencio solemne: los gritos y cantos apasionados siempre resonaron bajo el domo cobrizo.

Desde que Laferte salió, a las 21:05 horas al ritmo de Tenochtitlán, su público, unas 20 mil personas, no la abandonó. Siempre hubo un celular listo para grabarla.

“¿Están bien? Parece que les hicieron mucho daño”, preguntó Laferte en algún momento, al presenciar cómo los fanáticos se desgarraban la garganta para cantar con ella letras del amargo desamor.

La cantautora quiso poner en exhibición su amplitud musical, por lo que el espectáculo viraba de un estilo a otro: no sólo brilló su pop, sino que arrancó con un micrófono distorsionado para “Te Juro Que Volveré”, de su experimental último álbum, Autopoiética.

Hubo salsa cuando entonó Por qué me fui a enamorar de ti y Amantes suicidas. Hasta añadió mambo, y luego dio paso a un set acústico, acompañada sólo por un guitarrista, para hacer sonar las cuerdas en piezas rancheras como Se me va a quemar.

Laferte bailó y no le faltó coquetería, como lo demostró al entonar la también nueva 40 y MM.

“¿Cada vez que me paro me ven los calzones? Gócenlo”, se atrevió a decir más avanzado el show.

Pero la seducción no fue exclusivamente femenina en su deconstruido escenario, donde caballeros bigotones de su cuerpo de bailarines se inclinaban en forma sugestiva y usaban tanto trajes de vestir como corsés o ajustados leotardos, según lo requiriera el performance.

A diferencia de lo que hacía en giras pasadas, donde conversaba mucho, anoche prefirió hacer pocas intervenciones que no fueran cantadas. La primera llegó casi 40 minutos después de que comenzó el espectáculo, y fue para presentar a Ximena Sariñana, con quien cantó Flaco.

“Bienvenidos al Autopoiética Tour. Gracias por estar aquí, estoy muy feliz, y tan feliz que quise invitar a una amiga que admiro muchísimo, una maestra también”, dijo.

En su concierto participaron más colegas, ya que Silvana Estrada se sumó en La trenza y también subió Daniela Spalla en Primaveral.

Su escenario incluyó, asimismo, una pasarela, que no sólo sirvió para que Laferte se acercara al público, sino que estaba previsto que por ahí pasaran los fans con los mejores atuendos, elegidos antes del espectáculo.

El único mal momento de la noche para la artista se dio con Mi buen amor, ya que a media canción repentinamente se agachó. Dio la impresión de haber tenido un desperfecto con su apuntador, ya que el resto de la canción estuvo adelantada a sus músicos.

 

Texto y foto: Agencia Reforma