18 marzo,2023 5:48 am

Crónica de la pandemia (1)

Héctor Manuel Popoca Boone

De lo que se trata no es de administrar la pobreza del pueblo; sino erradicarla completamente.

 

La pandemia del Covid-19 es el evento catastrófico de salud más grande que ha acontecido en Guerrero, México y el mundo entero, desde hace muchas décadas a la fecha. Es un virus inédito, mutante, de pasmo y de grandes pérdidas humanas y salud de millones de habitantes.

A la fecha se llevan oficialmente contabilizados en forma acumulada en Guerrero: 6 mil 881fallecimientos y 119 mil 153 guerrerenses afectados en su salud. Son registros oficiales que, por su naturaleza, son subregistros en realidad.

Entre los epidemiólogos hay consenso que, mínimamente, a los datos oficiales hay que aplicarles los factores de corrección de 1.25 y 2.5 respectivamente, para acercarnos un poco más a la cruda realidad: 8 mil 601fallecidos y 297 mil 883 infectados. Las cifras oficiales indican que hay 160 portadores activos; datos más realistas estiman que son 400. De esa magnitud es como el Covid-19 manifiesta su presencia letal en estas tierras del sur. Gracias a la vacunación masiva es como está menguando su letalidad e infección. Pero ahí sigue.

Tener presente esta catástrofe, es ayuda de memoria para estar prevenidos ante futuros y nunca más deseados eventos de este tipo. Mis notas personales, escritas a lo largo de la pandemia, pretenden ayudar a refrescar nuestra memoria de lo acaecido. Muchas están publicadas en diversos artículos de opinión en El Sur, durante el transcurso de la pandemia. Las fechas marcadas en paréntesis fueron los tiempos de su escritura.

(20 de marzo del 2020). Reconocer para enfrentar. Dime de qué recursos dispones y te diré si puedes lograrlo. Es más eficaz realizar acciones contando anticipadamente con personal capacitado, procesos, recursos (tanto materiales como financieros), suficientes y pertinentes. Lamentablemente no los tenemos.

Para solucionar un problema primero hay que reconocerlo tal cual y aceptar su presencia real en su justa dimensión, en el hoy y en el mañana. Estos principios aplican en el combate al Covid-19. Existen en Guerrero pocos laboratorios para pruebas, “test”, y análisis de muestras, para detectar posibles sospechosos portadores y contagiados. Hay que tener en cuenta que el crecimiento de los afectados por el virus tiene carácter exponencial y los laboratorios que hay están concentrados en la Ciudad de México.

Como siempre, los pobres, los ancianos y la niñez, serán las mayores víctimas de esta tragedia social que estamos viviendo. Como van las cosas, es un hecho que habrá saturación de hospitales públicos, de convalecientes que estarán insuficientemente atendidos. De no aplicarnos con mayor intensidad, coordinación y esfuerzo entre la ciudadanía y los tres niveles de gobierno, pronto la morbilidad escalará niveles insospechados. El Estado Mexicano no debe escatimar presupuestos públicos para enfrentar la actual pandemia. Tendrán que cancelar otros programas no esenciales y transferir los recursos a la voz de ¡Ya!

Algunos afirmarán su derecho a vivir, a expensas de otros; haciendo la distinción falsa entre diferentes vidas; es decir, aquellos pocos, quienes tienen recursos para protegerse del virus y las otras muchas vidas sin recursos, desprotegidas que son consideradas por los jefes, prescindibles, efectos colaterales o entes sacrificables. Los pobres cargan consigo las enfermedades subyacentes de la pobreza. Además de habitar deterioradas viviendas, plurifamiliares y multigeneracionales, convertidas en focos de insalubridad, hacinamiento y violencia hogareña, donde están enraizados demasiados virus y bacterias de todo tipo. Aflora en esos hacinamientos un machismo domiciliado, hambriento de someter a personas de edad, mujeres e infantes inocentes.

Los bajos niveles de educación e información general conforman la escasa consciencia ciudadana; impiden también a la familia pobre tomar adecuadas medidas de prevención; exponiéndose con mayor facilidad a los contagios masivos.

(27 de marzo del 2020). Definitivamente no estamos preparados para enfrentar la pandemia. Tenemos importantes e históricos déficits en materia de infraestructura básica sanitaria (hospitales, clínicas, centros de salud, laboratorios, espacios de espera para consulta externa); en camas, equipos médicos, material e instrumental quirúrgico; en medicinas y otros consumibles sanitarios; no se diga de personal médico, enfermeras, paramédicos, etc.

Prácticamente todos los indicadores sanitarios de Guerrero, excepto uno, están por debajo de la media nacional. Necesitamos todo tipo de apoyos financieros, materiales y humanos; que sean operados con total transparencia, honestidad y a la vez proporcionar una información veraz y oportuna a la ciudadanía; rindiendo cuentas impecables sobre costos y resultados obtenidos.

Nuestro Sistema Estatal de Salud Pública (SESP), está diseñado para atender demandas personales cotidianas y no eventos colectivos catastróficos inesperados. El SESP no escapa de operar en un contexto corrupto y desordenado en las áreas de construcción o rehabilitación de inmuebles, adquisiciones, asignación de plazas con contratación de personal que no reúne el debido perfil para la responsabilidad encomendada. Paradójicamente hay plazas médicas sin ocupar porque son hereditarias e intocables; aún en época de pandemia. Hay hospitales y centros de salud inconclusos por doquier y los que están operando, la mayoría están hoy sin espacios sanitizados suficientes. Existe una desorganización bien organizada, con un fuerte hacinamiento laboral en las áreas administrativas pobladas por una burocracia anodina y acomodaticia.

A lo anterior, hay que agregar que se combate la pandemia en un contexto de acentuada desigualdad social, de violencia, inseguridad social y de pobreza generalizada de la población. ¡Uf!

 

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