25 marzo,2023 5:48 am

Crónica de la pandemia (2)

Héctor Manuel Popoca Boone

Sólo basta un virus para derrumbar los imperios. Sólo basta un microbio para derrumbar el futuro.

Sergio Huidobro.

 

(3 de abril de 2020). El Covid-19 se colocó por encima de las guerras de narcos y las de baja intensidad, donde, en forma permanente, se auto liquidan los seres humanos. La vocación innata de extinguirse por sí mismos, es inacabable e inmensurable. No acabamos de entender que nuestra vida ordinaria debe cambiar a partir de las actuales circunstancias letales y expansivas. Si no nos vemos reflejados en los sufrimientos de los demás, tarde que temprano seremos parte también de las víctimas consuetudinarias. El virus desnuda nuestra condición humana; nos muestra cuan fácil nos deslizamos a la banalidad de lo que nos rodea. Un sentimiento combinado de angustia, incertidumbre y desesperación empieza a cundir en el orbe. Cada día despertábamos atónitos con lo mutante. El virus se posesionó de la tierra y llegó para quedarse, por lo menos en forma endémica.

Lo acaecido debe ser un parteaguas en nuestro azaroso devenir. Si no es así, nuestra inteligencia queda entredicha, al negarnos a tener memoria. Será una muestra que no sabemos aprender de él. Ignorarlo se convertirá en una huella más de nuestra indiferencia ante lo letal, que nos lacera cotidianamente. Debe configurarse desde ahora una nueva forma de apreciar las cosas, los sucesos, la naturaleza y a nuestros semejantes.

Se ha destruido una parte importante de la normalidad de nuestras vidas. Tenemos muchas preguntas y pocas respuestas… todavía. Para muchos, el precio testimonial de lo que está sucediendo con nuestra salud son los innumerables e inacabables fallecimientos y personas infectadas. Miríadas buscando el pan de cada día. Al inicio hubo cierta irresponsabilidad pública y privada. Frivolidad irrespetuosa a nivel de abrazos, besos y escapulario. Prevaleció el tomar las cosas a la ligera.

Cuan frágil es nuestra vida, cuan fácil es minimizarla y menospreciarla. Nos falta mucha conciencia ciudadana de que somos un componente más de la naturaleza para así erradicar la irracionalidad y el empecinamiento por destruirla. Pero en ello, la vida se nos va. Los continentes y nuestros países ya no son extensas superficies habitables; ahora son inmensos espacios mortales, enfermizos y contaminados.

Hombres y mujeres del sector salud: médicos, enfermeras y personal asistente, son mandados a la guerra sin uniforme, fusil y balas. En el gremio sanitario, ya hay fallecidos y contaminados en forma significativa. Heroicidad anónima que los honra de por vida.

(10 de abril de 2020). Entramos en auto confinamiento domiciliario y aislamiento voluntario (los que podemos). Empieza la precarización de la economía familiar como consecuencia de la falta de empleos e ingresos familiares, ya sean formales o informales. Hay cierre progresivo de micro y pequeñas empresas por tener raquíticas ventas de productos y servicios. Al no haber ingresos privados, los gobiernos no tendrán mayores recaudaciones ni erario suficiente. Pronto estarán insolventes y acudirán a la deuda púbica. Panorama semi apocalíptico: deterioros graves en la salud por el señorío de tres jinetes: virus, pobreza y desempleo. Se está formando gran caldo de cultivo para delincuencias y corrupciones de toda índole, públicas y privadas; realizadas con impunidad.

La economía de Guerrero se encuentra semi paralizada. Necesitaremos mucha resiliencia para su rehabilitación, puesto que está poco diversificada. El turismo nacional, el comercio informal, la agricultura, la minería y las salvadoras remesas, son nuestros paliativos económicos temporales, junto con la dadivocracia.

No tenemos recursos económicos frescos para reactivar, por nosotros mismos, la economía estatal a corto plazo; ni hay indicios para enderezar a los gobiernos, estatal y municipales y enfrentar –con menores vicios y corrupciones– los escenarios de hambre y pobreza.

La salvación de los de abajo estriba en reinventar y fortalecer una economía de mercado socialmente regulada por el estado. Que garantice a la mayoría de las familias el acceso a una canasta básica de alimentos durante tres años o más. No tan solo despensas y comedores públicos coyunturales, que son valiosos para el momento crítico. No quiero pasar de pitoniso, pero el fantasma de la inflación está a la vuelta de la esquina.

Por lo pronto, hacer menos obra pública costosa y no prioritaria. El crédito productivo a la palabra, bien canalizado, debe ampliarse para abarcar todo tipo de microempresarios y campesinos. No tengo duda que la economía informal se expandirá, porque para la familia pobre económicamente es vital esa opción.

 

PD1. Tuvo que intervenir el gobierno federal para remover al contralor estatal y designar al reemplazo ante la corrupción e impunidad imperante en la administración pública de Guerrero. Se rompe así el pacto corrupto y de impunidad que sostenían el ex gobernador del desastre financiero, Héctor Astudillo Flores y el senador, Félix Salgado Macedonio. A este último, le dieron buen estirón de orejas y lo bajaran de la palestra política nacional. Pero seguirá siendo el “papá incómodo” de la Gobernadora Constitucional. ¡Uf!

PD2. Felicito a Sandra Luz Valdovinos, titular de la Fiscalía General del Estado, por la creación y puesta en operación de la Unidad Antiextorsión, primera en su tipo en la República Mexicana. Ya la necesitábamos con urgencia en Guerrero.

 

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