6 agosto,2020 8:32 am

Desacuerdo entre Semarnat y Sader reaviva debate sobre los modelos productivos de la agroindustria

CIUDAD DE MÉXICO, 05AGOSTO2020.- Luisa María Alcalde Luján, secretaria del trabajo y previsión Social y Víctor Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural durante la Conferencia de Bienestar que se lleva a cabo en Palacio Nacional. FOTO: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO.COM

El glifosato, un herbicida clasificado como probable carcinógeno por la OMS se ha convertido en la manzana de la discordia

El Sur / Ciudad de México, 6 de agosto de 2020. El glifosato, un herbicida clasificado como probable carcinógeno por la Organización Mundial de la Salud, se ha convertido en la manzana de la discordia entre funcionarios de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader). Pero, como hace notar Leticia López, directora de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), “es sólo la punta del iceberg de un modelo productivo basado en insumos químicos”.

En entrevista con El Sur, señala que “desde la Semarnat están planeando un proceso de transición agroecológica y están generando un modelo participativo con la sociedad civil. Lo que sucede es que el secretario de Agricultura (Víctor Villalobos) no ha entendido qué significa la Cuarta Transformación, sus acciones han estado más encaminadas en el interés de la biotecnología, de las grandes empresas. Esto es muy peligroso”.

Además, considera que “el hecho de que tengamos que estar debatiendo con la Sader y con Villalobos, da una clara expresión de sus intereses, que son los de las grandes empresas como Bayer o Syngenta, que hacen en México lo que no hacen en sus países”.

La dirigente de pequeños y medianos productores de granos básicos añade: “Hoy te dicen que sin estos agroquímicos la agricultura no va a dar para alimentar el mundo, cuando en realidad lo dio para el desarrollo de todas las civilizaciones. Lo que sucede es que se creó un modelo de dependencia de ellos”.

López explica que el glifosato es un método sencillo para erradicar lo que, bajo el modelo de la agroindustria, es considerado como un estorbo: maleza o hierbas que no son directamente productivas pero que por cientos de años se han incorporado a un sistema de cultivo de manera orgánica, sirviendo de “abono verde”.

“Usar el glifosato es como usar antibióticos si tienes un desequilibrio en tu alimentación: en lugar de que te digan que debes alimentarte bien, te dan una solución rápida. Pero como quema la maleza, quema todo: tanto la hoja como la piel”.

En un comunicado difundido este miércoles, la ANEC alerta respecto a la acelerada pérdida de las prácticas y métodos “heredados de generación en generación por millones de campesinas y campesinos, pasando de una agricultura de conocimientos colectivos a una agricultura agotada por su dependencia de insumos externos que sólo beneficiaron a unos cuantos empresarios”.

También hace hincapié en cómo la disminución de la biodiversidad influye en la propagación de enfermedades como diabetes, obesidad, hipertensión, derivadas de la mala alimentación y altamente peligrosas sobre todo en situaciones de fragilidad como la que se está viviendo actualmente por la pandemia de covid-19.

“Contradicciones brutales”

La confrontación entre la Sader y la Semarnat por el tema de los herbicidas  se recrudeció el martes, cuando esta última dependencia, encabezada por Víctor Manuel Toledo, publicó en su cuenta de Twitter una solicitud de disculpa pública a la Sader por haber utilizado, sin su consentimiento, el nombre de Toledo en un anteproyecto de decreto presidencial sobre el manejo del glifosato que “no sólo no refleja, sino que contradice las instrucciones dadas por el presidente de la República”.

A ello se sumó un audio filtrado a la prensa este miércoles, en el que se escucha al titular de Semarnat hacer referencia a distintos funcionarios de la actual administración, en la cual habría contradicciones “brutales”. En particular, Toledo menciona a Víctor Villalobos Arámbula, titular de la Sader, cuya dirección privilegiaría la agroindustria en detrimento de la soberanía alimentaria.

“Tratan de imponer toda la visión que ha imperado en el mundo con las grandes corporaciones”, comenta Toledo, quien asumió la dirección de la Semarnat en mayo de 2019.

En el audio, acusa también al Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, de “bloquear todo lo que sea en la línea de lo ambiental, de la transición energética, de la agroecología”.

Toledo se refiere a tres reuniones convocadas por Romo en donde, junto con Villalobos, analizaron el tema de la importación de glifosato, clasificado en 2015 como probable carcinógeno en humanos por la Agencia Internacional de Investigación de Cáncer (IARC) de la OMS.

También se le asocia con una amplia variedad de efectos dañinos a la salud y a la diversidad biológica, según lo que documentan los más de mil publicaciones recolectadas en la quinta edición de la Antología toxicológica del glifosato, editada en 2020 por la organización comunitaria argentina Naturaleza de Derechos.

Es “el principal veneno, el principal plaguicida, y ya tuvimos que hacer reuniones para negociar, porque la respuesta, no sólo de Sader sino del gobierno norteamericano, de 20 embajadas en México, contra lo que hicimos en Semarnat, ha sido apabullante”, afirma Toledo en el audio mencionado.

No al decreto de la Sader sobre el uso de glifosato

En su pronunciamiento, la ANEC rechazó el proyecto de decreto de la Sader sobre el uso del plaguicida glifosato, así como “la actitud” del titular de esa dependencia “de pretender de manera unilateral, sin consenso y contradiciendo las instrucciones dadas por el Presidente, publicar ante la Conamer (Comisión Nacional de Mejora Regulatoria) el anteproyecto presidencial relacionado con el tema del glifosato”.

Asimismo, hizo un exhorto a López Obrador “para que se cumplan los acuerdos alcanzados sobre el tema del glifosato derivados de reuniones con representantes de varias secretarías de Estado, lo cual abonará a cumplir los principios de la 4T”.

La ANEC remarcó que no sólo es urgente, sino necesaria una estrategia conjunta hacia un nuevo modelo agroalimentario y nutricional, sin agrotóxicos ni transgénicos y donde la base sea la transición hacia una producción agroecológica.

“La pérdida de la biodiversidad influye en la propagación de enfermedades donde el modelo de producción impulsado por la revolución verde y por el neoliberalismo, basado en el uso indiscriminado de insumos químicos-agrotóxicos (destacando plaguicidas, pesticidas y herbicidas), ha contribuido de manera decisiva en lo que hoy vivimos”, añadió.

El gobierno de la Cuarta Transformación, continuó, “se planteó la urgente necesidad de rescatar al campo y encaminar al país hacia la autosuficiencia y soberanía alimentaria. En este sentido, es claro que el modelo de agricultura industrial corporativa de la revolución verde no ha podido ni podrá generar alternativas”.

Por separado, la organización ambientalista Greenpeace México también emitió un posicionamiento este miércoles. En éste, define al secretario Víctor Villalobos como “un arduo promotor de los agrotóxicos, los monocultivos y los transgénicos”, que benefician a compañías como Bayer-Monsanto, Dow-Dupont, Syngenta-ChemChina que dominan el 65 por ciento de las ventas mundiales de agroquímicos.

Respecto al uso del glifosato, la organización llamó a que en México se mantenga su prohibición total, tal como lo estipuló la Semarnat, a fin de “asegurar la salud humana y medio ambiental, además de estar en franco cumplimiento con la Recomendación 82/2018 emitida por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en enero de 2019”.

La recomendación, promovida por la propia Greenpeace, invita a diversas instancias, como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), Semarnat y Sader, a resolver la mala gestión que se hace con los plaguicidas en México, en especial de aquellos considerados altamente peligrosos.

Necesario, regular uso de herbicidas

No todos ven en los herbicidas una amenaza per se. Para Luis Alberto Chávez Almazán, químico analista del Banco de Sangre Regional Zona Centro de la Secretaría de Salud de Guerrero, no hay que condenar completamente al glifosato sino desarrollar una manera inteligente, informada y cuidadosa de utilizarlo.

“Este plaguicida nos brinda también beneficios como la mejora agrícola. Pero es necesaria una regulación: mientras no se prohíba por completo, lo que se tendría que hacer es vigilar su uso. Debería ser racionado, informado y debería haber personal que capacite a los productores para que lo utilicen de manera segura”.

Chávez Almazán recuerda que aparte de la distribución oficial, también existen productos sin la etiqueta reglamentaria, de procedencia dudosa y cuyo costo es menor respecto a los productos legales. Las carencias de indicaciones de uso, indica el químico, también deriva en un manejo demasiado abundante por parte del productor, lo cual “causa una sobrecarga al ambiente, al suelo, al agua y esto afecta a los organismos que viven en esos ecosistemas”.

Texto: Caterina Morbiato / Foto: Cuartoscuro