26 noviembre,2021 5:08 am

Didí Gutiérrez y las Elegidas de antología

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Adán Ramírez Serret

 

La escritora Didí Gutiérrez (Ciudad de México, 1983) ha publicado este año la inquietante y develadora antología Las Elegantes, sobre un grupo de escritoras entre mexicanas, centroamericanas y sudamericanas, cuyo movimiento se vio arruinado, en mayor parte por el temblor del 19 de septiembre de 1985.

Según nos cuenta Didí Gutiérrez en el prólogo, Leonor Encizo, quien llevaba el proyecto sobre sus espaldas, tenía la intención de hacer un movimiento conformado solamente por mujeres; la idea era hacer la escritura en conjunto de una serie de cuentos todos ubicados en la ficticia ciudad Las Bonitas que al final lograran un todo, una especie de novela escrita entre todas.

Gutiérrez cuenta que conoció a una de los miembros de este grupo, Wendy Tienda, primero en una publicación perdida y después fue conociendo a otras dispersas, algunas en el mundo de la literatura, otras inmersas en otras vocaciones que nada tenían que ver con la literatura y alguna más, muerta por una sobredosis de pastel de mil hojas y unas más, aplastadas por una terrible y simbólica losa durante el temblor de 1985 en la Ciudad de México.

La historia me pareció apasionante, pensé en todas aquellas personas que quisieron dedicarse a la literatura, pero no habían podido hacerlo. Muchas mujeres, por ejemplo, a quienes les cayó la pesada losa del machismo y les impidió ser escritoras.

Sin embargo, había algo raro en todo esto. Comenzaron a surgirme algunas sospechas. No solamente no haber escuchado nada sobre estas autoras. También había algunos anacronismos cercanos al humor negro al leer sobre estas escritoras. Pues la ficha biográfica que describe la vida, hábitos y destino de estas autoras tienen mucho de farsa, de guiños hacia el lector. El que una de ellas, por ejemplo, fuera lectora en los años ochenta de Lucía Berlín cuya obra no fue “descubierta” sino hasta hace unos años. Fue entonces cuando vi que Las Elegantes no era un libro, eran dos y todo dependía de cómo quisiéramos leerlo.

Porque puede ser leído como tal, la antología de un grupo que se perdió en el tiempo y que Didí Gutiérrez rescata; o una invención total de la antologadora que en realidad adopta las máscaras de diez diferentes mujeres; diez diferentes voces, estilos y corrientes. Entonces se transforma, es, un libro que crea su propio universo alterno en el cual existe otra literatura, una posible pero que nunca existió en nuestro mundo. Una corriente emparentada con Almotásim o Pierre Menard de Jorge Luis Borges, en donde se habla a manera de ensayos de obras y autores que sólo existen en el universo de esos cuentos, pero están tratados como reales.

La antología es supuesta pero real, pues podemos, en efecto, leer los diez cuentos de las autoras, abre con el relato Buenas noches de Wendy Tienda, en donde cuenta la existencia del taller literario en donde se encuentran Las Elegantes, todas mujeres con la excepción de un hombre que es ciego y a quien le susurran al oído algunos de los relatos que leeremos más tarde.

Antes de cada cuento vamos leyendo una semblanza de la autora, cómo encontró a las supuestas-reales miembros del grupo y la forma en la cual le fue entregado el relato y una pequeña semblanza sobre la obra que se leerá.

Con lo dicho hasta aquí el libro ya me parece por demás atractivo e interesante, pero lo mejor es que los relatos son muy buenos. Parece que cada vez se van volviendo mejores las autoras o nosotros como lectores nos vamos acostumbrando cada vez más al universo de Las Elegantes y a su ciudad hipotética, Las Bonitas.

El cuento Las tipas duras se lavan las manos, de la supuesta-real Julia Méndez es de mis favoritos. Hace un homenaje-pastiche del Realismo Sucio norteamericano. Una mujer viaja en taxi terriblemente enferma del estómago y va sufriendo por el dolor y la ingente necesidad de satisfacer sus necesidades. Es escatológico, absurdo e hilarante.

Este libro que es al menos dos, es el sueño de ser muchas escritoras. De hacer un movimiento feminista imposible en esa época pero que hubiera sido crucial en la literatura mexicana. Quizá no la habría cambiado el presente, pero su existencia sería una alegría en nuestra historia como lo es precisamente ahora. Las Elegantes, de Didí Gutiérrez, modifica y alegra el presente y el pasado de nuestras letras.

Didí Gutiérrez, Las Elegantes, Guadalajara, Paraíso Perdido, 2021. 136 páginas.