Ciudad de México, 22 de septiembre de 2022. La diputada morenista Salma Luévano, representante de la comunidad transgénero, subió ayer a tribuna ataviada como Papa para exigir a líderes religiosos que abstengan de emitir discursos de odio contra las personas de la población LGBTTTIQA.
Al final de la sesión del pleno, con el salón casi vacío, la legisladora subió a tribuna ataviada con una túnica color rojo y una mitra, similar a la que usan los jerarcas católicos.
Los diputados del PAN que aún quedaban en el pleno, salieron y ya no escucharon a la legisladora.
“Soy Salma Luévano, mujer orgullosamente trans, vengo a alzar la voz para poner alto a los discursos de odio”, dijo al presentar una iniciativa de reformas a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.
“Los religiosos también tienen límites”, advirtió al proponer que las asociaciones religiosas se abstengan de proferir discursos de odio por razón de cualquier condición o circunstancia personal, étnica, social, orientación sexual, identidad y/o expresión de género
“Es sabido que gran cantidad de líderes religiosos se han opuesto a nuestros derechos fundamentales, categorizando a la población LGBTTTIQA como un lastre social, como la causa de los males, como pecadores, como resultado de lo malo, incluso se ha incitado al linchamiento en contra nuestra, bajo una falta libertad de expresión, que sabemos debe tener límites”, expuso.
Manifestó que los líderes religiosos tienen prohibido discriminar, pero en México son cada vez más comunes los discursos de odio, sin que haya consecuencias penales ni administrativas.
“Con este atuendo pretendo hacerme notar en nombre de mi población y decirles a los líderes religiosos que, casualmente, la mayoría son hombres blancos de clase alta. Basta de discursos en contra de nuestros derechos”, demandó.
Acusó que el obispo de Aguascalientes ha pedido a legisladores católicos que no voten a favor de los matrimonios entre homosexuales, porque afectan el bien común.
Su propuesta fue turnada a la Comisión de Gobernación.
Texto: Claudia Salazar/ Agencia Reforma
