18 noviembre,2023 4:28 am

Diputados guerrerenses indignos

Héctor Manuel Popoca Boone

 

Los partidos políticos son entidades públicas oficialmente constituidas para matar en las almas el sentido de la verdad y de la justicia.

(Simone Weil).

 

Se supone que un diputado federal uninominal representa los intereses supremos del pueblo, de acuerdo al voto trianual de ciudadanos electores que residen en una circunscripción determinada del territorio nacional; o bien de carácter estatal denominados diputados locales uninominales. Otros son los llamados diputados plurinominales, que representan a sus respectivos partidos políticos, ya sea en el Congreso nacional y/o en los respectivos de las entidades federativas.

Sus encomiendas principales consisten en legislar exhortos, decretos y leyes, así como realizar acciones de aprobación y supervisión del ejercicio del presupuesto público anual y nombrar a determinados titulares de entidades autónomas públicas. También tienen atribuciones constitucionales para fungir como contrapeso con los otros dos poderes establecidos (ejecutivo y judicial), para balancear y modular el ejercicio del poder constitucional de la nación; de acuerdo a los principios republicanos que nos rigen.

El ingreso económico mensual total que reciben los diputados federales para tan sacrificada responsabilidad sobrepasa lo decoroso: es en promedio de 150 mil pesos mensuales, libres de impuestos; superando con creces lo que nominalmente recibe el presidente de la República como salario (113 mil pesos mensuales). Los diputados locales de Guerrero reciben como salario, 49 mil pesos mensuales, más otras jugosas cantidades adicionales extras por diversos motivos. Este es un factor económico importante, para el desapego de buena parte de ellos de su compromiso institucional original de velar por los genuinos intereses populares de sus distritos electorales, que dicen estar representando y defendiendo.

Además, es de todos conocida, la connotada holgazanería proverbial de las legislaturas federales y estatales; que hoy frisa, lamentablemente, en un 80 por ciento del total de los diputados. Son una minoría de diputados, los que realmente trabajan; los demás, están atentos solo para aprobar o rechazar, como autómatas ciegos, lo que sus dirigentes partidarios dentro y fuera del Congreso, les indican.

Son auténticas marionetas políticas, totalmente subyugadas y subordinadas a los designios del presidente de la República o a los principales dirigentes del partido político que los apoltronó en la curul. El decir, el ser representante popular en las legislaturas no deja de tener un dejo de buena pantomima, farsa e hipocresía; subvencionada por el pueblo para enaltecer la mediocridad de nuestra clase política nacional y estatal.

Como Gobernador Moral de estas tierras del sur, desapruebo y repudio el comportamiento de seis diputados federales de Guerrero, pertenecientes a la fracción del partido Morena que, en una infortunada y lastimosa sesión legislativa federal recién pasada, acataron una deleznable instrucción superior que va en detrimento del pueblo guerrerense. No aprobaron en el presupuesto de egresos de la federación para 2024, ninguna asignación de recursos federales especiales y etiquetados, para atender la gran emergencia de ayuda social, económica, humanitaria y ecológica, a fin de reparar y resarcir las pérdidas catastróficas que ocasionó el paso del huracán Otis por varias regiones del estado. Suena increíble, pero así aconteció.

El voto de ellos, simple y llano, fue en favor de que no hubiera presupuesto especial emergente para Guerrero. Y todos sabemos que, recurso económico público anual que no esté reflejado en el decreto del presupuesto de egresos federal y/o estatal específico, sencillamente no existe y no tiene sustento legal para registrarlo en ninguna parte; por más que los políticos morenistas mentirosos irredentos, digan lo contrario. ¿O es que acaso esos cuantiosos recursos económicos provendrán de la delincuencia organizada? ¿O del incremento de una deuda nacional oculta y no contemplada?

Sin ambages y en forma clara lo digo: las diputadas y diputados federales traidores a su patria chica, son: Amílcar Sandoval Ballesteros, Carlos Sánchez Barrios, Sergio Peñaloza Pérez, Rosario Merlín García, Araceli Ocampo Manzanares y Rosario Reyes Silva. Sus nombres quedaran plasmados en los documentos históricos de la ignominia estatal. Al no guardar lealtad y solidaridad con nuestros hermanos en desgracia, en estas tierras del sur. Mayor conducta abyecta y servil, no se había dado nunca, en ningún cuerpo legislativo federal ni estatal de Guerrero. Tan reprobable acción la hicieron junto con otros tres diputados guerrerenses paleros, que fueron: Eunice Monzón García y Luis E. Palacios Diaz del partido PVEM y Victoriano Wences Real del PT. ¡Doble uf!

Esos diputados y diputadas sabían de antemano, por experiencias pasadas de desastres naturales en estas tierras, que las tareas de reconstrucción y rehabilitación de la infraestructura urbana y rural, así como de seguridad, salud y educación pública; de la economía local y la generación de empleos y restauraciones ecológicas básicas, tomará no menos de cuatro años.

Estemos atentos ahora, a lo que disponga la gobernadora constitucional de Guerrero, su papá incómodo y la legislatura local, en materia del presupuesto de egresos estatal para 2024. Ojalá no aprueben otra barrabasada de este tipo.

 

  1. No tiene escapatoria la “Gobernadora Constitucional y su papá incómodo”. No podrán seguir eludiendo su compromiso público de vender “Casa Acapulco”; residencia oficial de descanso palaciego de los gobernadores y destinar el monto de su venta a la atención de las mayúsculas urgencias sociales que hoy nos agobian como pueblo, especialmente al pueblo y a la niñez pobre sureña. O qué, ¿acaso desean seguir destinando la mansión, al gozo y al retozo fifí familiar, que ya dura dos años

 

[email protected]