24 junio,2021 5:13 am

Divas en Acapulco

Anituy Rebolledo Ayerdi

 (Segunda de cuatro partes)

 

El fallecimiento de Ramón García Sotelo, amigo entrañable y muy querido, ha conmovido profundamente a la familia Rebolledo Zúñiga, que asume el profundo dolor de los suyos: Para Geña, su leal compañera, y sus hijos, nuestra solidaridad emocionada. Descanse en paz.

Hedy Lamarr

Hedy Lamarr (1914-2000). Fue “la actriz austriaca más hermosa de la pantalla” y la primera en el mundo en aparecer totalmente desnuda en una película comercial. Y la más exigente. Acepta casarse con el músico suizo Teddy Stauffer con la condición de que se someta a un examen siquiátrico riguroso. El creador del cabaret La Perla del hotel Mirador de Acapulco, lo pasa sin dificultad y la boda íntima se celebra aquí mismo.

La pareja y dos niños de ella, Anthony y Denise, se instalan en un bungalow del propio Mirador, pero no será  por mucho tiempo. A los niños el calor los sofoca, la comida los enferma y los moscos ¡–“ay, los moscos sanababiches de Acapulco”–  los martirizan. Un día, pasados apenas cuatro meses de su llegada, la dama con los chamacos de la mano se presentan ante un perplejo Teddy para anunciarle: “¡Nos vamos!” Y se van.

Camino a Estados Unidos, Hedwig Eva Marie Kiesler, su nombre de pila, escribe en su diario: “Tengo que dejar de casarme con hombres que se sienta inferiores a mí. En algún lugar debe haber un hombre que pueda casarse conmigo sin que se sienta inferior. Necesito un hombre inferior superior”.

Extasis es el título de la película europea que le da celebridad mundial a una jovencita Hedy Lamarr, quien aparece totalmente desnuda en dos escenas con duración de diez minutos: junto a un lago y correteando por la campiña. La cinta perturba al magnate nazi Friedrich Fritz Mandl, quien decide hacerla suya, cueste lo que cueste. Lo logra mediante amenazas a los padres y no pocos reichmarks. Antes de ser salvada por los aliados, la chica sufrirá lo indecible en manos de aquel enfermo quien, por ejemplo,  debía estar presente cuando ella se mudara de ropa íntima para luego someterla a una minuciosa  inspección. Antes, el creso amigo de Hitler había comparado todas las copias de Extasis,  sólo para destruirlas él mismo.

Los secretos nazis logrados durante su matrimonio con Fritz y sus propios inventos  abrirán a Hedy Lamarr las puertas de Estados Unidos. Particularmente las de Hollywood, donde triunfara con cintas como Sansón y Dalila, Mi espía favorita y Extraña mujer. Por lo que hace a su faceta de científica, entre sus inventos relevantes figura un sistema para para evitar la detección de misiles teledirigidos. Sus aportaciones en ese campo le mecerán que su fecha natal, 9 de noviembre, fuera declarado Día Mundial del Inventor.

El músico suizo Teddy Stauffer y la actriz austriaca Hedy Lamarr se casaron en Acapulco Foto: Tomada de internet

Linda Christian

Alma Rosa Welter, tamaulipeca  de 17 años, hermosa y multilingüe, labora como gerente de Relaciones Públicas del hotel La Marina, levantado en 1940 en plena plaza Álvarez de Acapulco (hoy Bancomer). En la misma hospedería labora el músico suizo Teddy Stauffer, éste como gerente del club Casanova, localizado en la terraza, filial del famosísimo metropolitano del mismo nombre en la calle Génova. La tampiqueña y el suizo  se encuentren un día y el flechazo herirá ambos aunque sólo superficialmente, pues la relación no será duradera. Al cierre del Casanova, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, Stauffer volverá a Estados Unidos.

Alma Rosa no hará juramento de esperarlo, pues pronto encontrará alivio. Esta vez el actor jolibudense Erroll Flynn, huésped del hotel, quien presume de ser zanca, quien le ofrece ayudarla para conquistar la llamada  meca del cine. La oferta concreta es incorporarla en su próxima película debiendo para ello adoptar un nombre artístico –Linda Christian– y residir en Hollywood.

Ya convertida en estrella internacional, la tampiqueña Linda Christian regresa a Acapulco en 1948, para estelarizar la cinta Tarzán y las sirenas, con Johnny Weismüller. Hará el papel de la nativa Mara junto con  Andrea Palma, en el papel de la madre Luana y Gustavo Rojo como el novio Tico. La fotografía estuvo a cargo de Gabriel Figueroa.

La ciudad queda vacía pues buena parte de sus habitantes se concentran en las locaciones playeras como extras con salario en dólares llamados aquí “ojos de gringa” (4.85 pesos cada uno). Las sirenas acapulqueñas del film serán, entre otras, Magali Sutter, Mercedes La China Rivera, Ramona García Guillén, Amalia Hernández, Nancy Chavelas, Amalia y Lilia Hernández, Martha Contreras, Alicia y Leonor del Río, Evelina Girón, Anahí Pardillo, Lambertina Abarca. También hicieron bulto las más tarde estrellas del cine nacional Ana Luisa Peluffo, Lilia Prado, Magda Guzmán, Silvia Derbez y Ariadne Welter, hermana ésta de la diva.

Un año más tarde se conocerá en el puerto la noticia del enlace matrimonial entre Linda Christian con Tyrone Power, tenido como “el hombre más hermoso del cine”. La pareja procrearán a las hermosas Taryn y Romina  Power, también estrellas del espectáculo.

La filmografía de la diva es breve y desigual. Algunas: La casa de los 7 halcones, La mano del Diablo y Club Havana.

Merle Oberon

Merle Oberon, diva del cine inglés, radicó por temporadas en este puerto donde se significó por sus obras sociales en favor de la niñez –parque infantil de Costa Azul– y por sus reuniones sociales con asistencia del jet set nacional e internacional. Ella y su esposo, el industrial italiano Bruno Plagliai, fueron los anfitriones perfectos de condesas y princesas, auténticas y de opereta, así como de la jaisosaiti local. Plagliai, quien presumía  haber llegado a México con el pantalón roto  y zapatos agujereados, se desempeñaba  como director de la empresa Tamsa, fabricante de tubos de acero sin soldadura para Pemex.

Dueña de una belleza noble y serena, la mujer nacida en Bombay, India, con el nombre artístico de Queenie O’Obrien, había atendido la sugerencia de su entonces  marido, Alexander Korda, de cambiarlo a Merle Oberon, con el que alcanzará el divismo internacional.

Algunas de sus películas: Ángel de tinieblas, por la que es nominada al Oscar como mejor actriz. Cumbres borrascosas, con Laurence Olivier y Desiré, la amante de Napoleón, con Marlon Brando.

Año nuevo

 La fiesta de Año Nuevo en la residencia  de los Pagliai-Oberon era esperada con emoción por amigos y cronistas de sociales por lo selecto de la concurrencia y la esplendidez  de sus viandas y caldos. Las damas invitadas planeaban durante el año el vestuario, el peinado y las joyas que lucirían en este caso la última noche de 1965.

La entrada a la residencia de la mexicana Claire Diericx, esposa del conde italiano Cesare D’Aquarone, provoca una auténtica conmoción. Miradas masculinas y femeninas  convergen hacia ella, unas de envidia y otras de deseo. Mucho tendrá que ver en aquella poderosa atracción el rostro angelical de la dama, sus ojos deslumbrantes como pocos bajo el sol acapulqueño (ojos que tristemente perderá más tarde). También, por el vestido de la casa Dior cubriendo una figura escultural y la rica pedrería pendiente.

Sucederá faltando pocos minutos para la medianoche. La pareja sensación del festejo discute acaloradamente en un rincón. Transgrediendo todas las normas de la educación y la etiqueta, el noble italiano bebe champaña a pico de botella y se comporta como un energúmeno alzándole la voz a su dama. Quizás un ataque de celos por la admiración masculina despertada. D’Aquarone, un auténtico cachalote de casi 150 kilogramos de peso, llegará a la agresión física bestial, cobarde. Hace estallar su manaza contra el rostro de la frágil dama para arrojarla al piso.

Los anfitriones, tan alarmados como avergonzados, intervienen rápidamente. La señora Oberon en auxilio de Claire para conducirla a su recámara, mientras que  Pagliai, con la ayuda de todo el personal de la residencia, cargará con la bestia inconsciente. Ambos regresarán al poco rato para recibir con sus amigos el Año Nuevo y lo harán con esta consigna: ¡Aquí no ha pasado nada!, ¡aquí no ha pasado nada!

Acribillado

Apenas pocas horas más tarde, al mediodía del 1 de enero de 1966, el conde Cesare D’Aquarone morirá acribillado mientras nadaba en la alberca de la Quinta Babaji, en Las Brisas. Su pecho voluminoso será perforado por toda la carga de una pistola .38 súper, marca Beretta. Se manejarán muchas versiones sobre el suceso, pero al final será  Sofía Bassi, madre de Claire, quien pague por el crimen con 5 años de cárcel.