5 enero,2023 5:46 am

El 2022, año letal para el periodismo

TrynoMaldonado

Metales pesados

Tryno Maldonado

 

El atentado del pasado 16 de diciembre contra el periodista Ciro Gómez Leyva volvió a poner en el radar de la opinión pública y del poder la ola de letalidad que afecta a comunicadores de todo el país. Aunque las y los reporteros locales que ejercen su profesión bajo la amenaza cotidiana de los poderes del Estado y el crimen organizado suelen ser los más expuestos a amenazas y violencia, el intento de asesinato contra Gómez Leyva deja ver que esa frontera ha sido borrada. El mensaje es claro y contundente: ni siquiera los periodistas bajo el foco de los grandes medios de paga nacionales están a salvo. Es verdad que un reportero de a pie no podría contar con la fortuna de viajar en un auto blindado o tener escoltas para resguardar su vida, pero no por ello resulta menos lamentable la insinuación del presidente Andrés Manuel López Obrador de que el acribillamiento fallido a Gómez Leyva pudo haberse tratado de un autoatentado. El absurdo.

Si durante los últimos años ha existido un instigador de la violencia contra los periodistas y la prensa ha sido AMLO. El púlpito presidencial diario es el nicho de un francotirador verbal, de un pirómano que una mañana atiza el fuego con una chispa y al día siguiente oculta la mano.

No olvidamos el caso del comunicador nahua Samir Flores Soberanes. Tan similar al de Ciro Gómez Leyva por la forma en que fue estigmatizado desde el estrado del presidente, pero a la vez tan distante en la obtención de reparación, verdad y justicia. La mañana del 20 de febrero de 2019 en su casa en Amilcingo, Morelos, luego de ser tildado de “radical” por AMLO al oponerse al Proyecto Integral Morelos en vísperas de la “consulta” presidencial sobre la termoeléctrica de Huexca, Samir no contó con ningún blindaje que detuviera las balas que le dieron muerte casi al instante.

El pasado 21 de noviembre el periodista y locutor Pedro Pablo Kumul fue asesinado en la comunidad de Xalapa conocida como El Castillo, en Veracruz. Lamentablemente Kumul se convirtió así en el décimo séptimo comunicador asesinado en 2022 por ejecer su profesión. Esta cifra ha sido documentada por la organización Artículo 19, dedicada a la defensa de la libertad de prensa.

Tan sólo un día después, el 22 de noviembre, el periodista Francisco Hernández, de Radio Azúcar, fue desaparecido. Veracruz es la entidad con más atentados y asesinatos perpetrados contra comunicadores.

Según el Comité para la Protección de los Periodistas, México es desde hace tiempo el país más letal para ejercer el periodismo en el mundo.

Estos son los otros profesionales dedicados a la información que fueron asesinados durante 2022:

–Margarito Martínez, fotoperiodista baleado al salir de su casa en Tijuana el 17 de enero.

–José Luis Gamboa, apuñalado el 21 de enero en la ciudad de Veracruz.

–Lourdes Maldonado, asesinada a balazos –como su colega de Tijuana, afuera de su casa– el 23 de enero; tiempo antes había acudido a la conferencia matutina de AMLO para solicitar protección.

–Roberto Toledo, colaborador de Monitor y conocido como Don Róber, fue baleado el 31 de enero en Zitácuaro, Michoacán.

–En Salina Cruz, Oaxaca, el periodista Herber López fue baleado el 10 de febrero por dos sujetos antes de entrar a un domicilio particular. Heber era fundador y director del portal NoticiasWeb.

–Jorge Luis Camero, director del portal El Informativo, fue asesinado en Empalme, Sonora, el 24 de febrero.

–Juan Carlos Muñiz, reportero de Testigo Minero de Fresnillo, Zacatecas, fue acribillado el 4 de marzo en su propio vehículo.

–A Armando Linares le fueron negadas las medidas de seguridad del Mecanismo de Protección del Gobierno Federal; baleado a quemarropa el 15 de marzo en Zitácuaro, Michoacán.

–Luis Enrique Ramírez fue hallado muerto el 5 de mayo en una carretera de Culiacán, Sinaloa, después de haber sido desaparecido. Fue colaborador de El Debate, El Financiero, El Nacional y La Jornada.

–Yesenia Mollinedo y Johana García fueron ultimadas simultáneamente el 9 de mayo en su vehículo afuera de un Oxxo en Veracruz, tras ser amenazadas días antes.

–El 29 de junio, Antonio de la Cruz, de El Expreso, fue acribillado al salir de su casa en la capital de Tamaulipas. Su hija menor recibió un impacto de bala en el cráneo.

–A Ernesto Méndez le arrebataron la vida con un arma de fuego debido a su profesión el 2 de agosto en Guanajuato.

–El 16 de agosto fue encontrado en San Luis Río Colorado, Sonora, el cuerpo de Juan Arjón.

–El fundador del semanario La Realidad, Fredid Román, fue acribillado en pleno centro de Chilpancingo, Guerrero, el 22 de agosto.

–El cuerpo de la locutora Cándida Cristal fue localizado en un canal de Mazatlán, Sinaloa, el 27 de agosto.

El gobierno federal ha reconocido un total de 260 periodistas asesinados en los últimos tres sexenios; 63 de ellos tan sólo en lo que va de la administración de López Obrador. Para sus familiares únicamente hay condolencias. Para los periodistas vivos, estigmatización pública y señalamientos continuos. Pero jamás, en ningún caso, justicia.