14 marzo,2023 4:20 am

El cierre de playas al inicio de la pandemia fue decisión estatal, revela De la Peña

En la víspera de que se cumplan tres años del primer contagiado de Covid-19, el ex secretario de Salud dice a El Sur que esa medida no considerada en la estrategia del gobierno federal evitó que se propagara la enfermedad en la entidad. En el recuento de las acciones ante un evento inédito están la suspensión de clases y de actividades en hoteles, restaurantes y bares

Acapulco y Chilpancingo, Guerrero, 14 de marzo de 2023. El gobierno del estado adaptó a la entidad la estrategia nacional en el combate al Covid, “si no los resultados hubieran sido otros”, señaló el ex secretario de Salud, Carlos de la Peña Pintos, a tres años de la declaratoria de la pandemia.

El ex funcionario reconoció que en paralelo al registro oficial de la Secretaría de Salud -que hasta el pasado 13 de marzo cifra en 6 mil 879 las muertes-, hay un subregistro de personas que no fallecieron en los hospitales.

Entre las medidas que se aplicaron en Guerrero, en particular en Acapulco y Zihuatanejo, estuvieron el cierre de playas. Aunque en esta entidad se esperaba un golpe fuerte por la pandemia entre la población, dada la dinámica que implica la movilidad por el turismo, Guerrero se encuentra en el lugar 22 en casos de contagios.

De la Peña llamó a la población a atender las enfermedades secundarias que dejó el virus, y que las autoridades mantengan una vigilancia de estos padecimientos que pudieran ser incapacitantes.

En entrevista para El Sur, el médico cirujano gastroenterólogo, originario de Acapulco y quien ocupó el cargo en el gobierno de Héctor Astudillo Flores, expuso que la mayor debilidad en el personal del sector salud, es que una parte padece enfermedades como diabetes, hipertensión y obesidad, debido a la falta de hábitos de buena alimentación.

A tres años de la declaratoria de pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el ex funcionario también señaló que la población espera que el médico le recete medicamentos, y que estos prácticamente resuelvan las enfermedades, sin adoptar  buenos hábitos de alimentación, cuidado y ejercicio.

–¿Cuál fue el momento más difícil de la pandemia?

–Hubo muchos momentos difíciles. Al inicio, por la falta de recursos, nos urgían los recursos materiales para la protección del personal médico, y para tratar a los pacientes con los ventiladores, urgía. Era una crisis la reconversión de camas y dejar de atender pacientes (con otros padecimientos), el personal médico que tenía miedo de atender y los que tenían comorbilidades. Cuando se empezó con la vacunación, primero al personal médico, y luego se tuvo que solicitar la vacuna a los médicos privados. Otro momento crítico, fue la presión de la apertura de negocios, la presión estaba en una olla de vapor.

De la Peña Pintos recordó que durante los dos años posteriores a la llegada del virus y durante su estadía como titular de la dependencia sólo dormía cuatro horas, debido a las llamadas que recibía de todos lados.

Durante todo este tiempo el ex funcionario no se contagió del virus, pero sí todos sus colaboradores en algún momento de la crisis sanitaria.

Ante el gran número de personal médico que tuvo que aislarse durante la pandemia debido a sus comorbilidades, informó que los médicos jóvenes, y enfermeros, entraron en la primera línea de atención, incluso en algunos momentos personal que no era de la especialidad, como ginecólogos, anestesiólogos y cirujanos.

Pero señaló que en la actualidad desde los 35 años hay personas y personal médico que padecen diabetes e hipertensión por las deficiencias en el autocuidado de la salud y no tener conductas personales para una vida saludable.

Dijo que la enfermedad de Covid-19 dejó al descubierto que las personas “esperamos que la medicina, y que el médico resuelva con medicamentos nuestra salud, y eso es uno de los grandes problemas en México, pero se tiene que atender con grupos multidisciplinarios de la salud”.

Ahora que los números de contagio se han reducido, para quienes padecieron la enfermedad, quedaron con diversas enfermedades secundarias englobadas en el “síndrome postcovid”, y que son secuelas que pueden “abarcar cualquier parte del organismo”.

Las persona pueden padecer problemas de la piel, caída de cabello, hipertensión, cardiopatías, enfermedades renales, enfermedad pulmonar obstructiva crónica por fibrosis, encefalitis, parosmia, deterioro cognitivo, dolores de cabeza, la salud mental, y el sentido de padecer la interpretación del sufrimiento.

“Es un tema que todo el sector salud debe de incluir y atender. Afecta a toda la economía del cuerpo humano, no es una enfermedad que se remite a los pulmones. Se debe aumentar la investigación y ponerlo dentro de la clasificación de enfermedades que debe de atender el sector salud”, porque pudiera ser incapacitante.

El miedo a la intubación y exceso de mortalidad

El ex secretario reconoció que sí hubo un exceso de muertes que no se contabilizaron y que no están en las estadísticas oficiales del gobierno federal.

–¿Hubo exceso de fallecimientos?

–Sí, porque había gente que no quería ir al hospital, por miedo a que no querían hospitalizarse, a intubarse.

–¿El intubarse significa muerte?

–El riesgo lo hay, si la enfermedad está avanzada es difícil salir.

De la Peña Pintos dijo que mucha gente una vez que se infectó tuvo miedo de ir a atenderse a los hospitales, porque permeó el rumor de que la gente que iba a los nosocomios prácticamente a morir.

Esa razón hizo que mucha gente que se atendiera en sus casas y que fallecieron, pero que no aparecen en las estadísticas oficiales. Sin embargo explicó que la mayoría que llegaba tenía más de diez días de complicaciones de la infección.

Y cuando llegaban no había otra opción más que intubarlos, y ante la gravedad de los días que llevaban sin atención fallecían, pero otros muchos se negaron.

Dentro de los hospitales se innovó la forma de uso de las mascarillas completamente sellados y la necesidad de usar caretas, pero también de integrar instrumentos como las videocámaras para intubar a los pacientes, y no exponer al personal médico a los aerosoles de donde se podían contagiar.

Al 13 de marzo del 2023 las muertes registradas por Covid en el país son de 323 mil 243 personas, de las cuales en Guerrero sucedieron 6 mil 839. Según el Inegi, en el periodo de la pandemia habría un registro de exceso de mortalidad de 758 mil 826 personas (enero de 2020-marzo de 2022), que pudieran estar asociadas a la pandemia; es decir, un probable subregistro de muertes por el coronavirus. México es de los cinco países con más muertes por Covid y por exceso de mortalidad.

La muerte fue muy cruel y duro para las familias

El ex funcionario afirmó que para las familias de las personas que morían en los hospitales “fue muy cruel y duro”, porque ya no los volvieron a ver, y lo único que se les entregaba eran las cenizas.

Peña Pintos recordó que cuando las defunciones comenzaron a incrementarse en Guerrero y para evitar que se convirtiera en un problema social, se decidió que las personas que fallecían de Covid-19 iban a ser cremadas.

“Lo normal es que se vele al muerto, pero se incrementaron los contagios y se estableció la necesidad de la cremación. Muchos familiares sufrieron porque no volvieron a  ver a sus pacientes, no se despidieron de ellos y no los pudieron ver muertos, y solo se entregaron sus cenizas, fue muy cruel y duro”.

Recordó que para los guerrerenses el entierro y acompañamiento de quienes conocieron a la persona fallecida es muy importante y forma parte del duelo, que muchos no pudieron llevar a cabo por la situación epidemiológica.

La estrategia se adaptó a Guerrero

El ex secretario afirmó que si la estrategia nacional se hubiera llevado tal cual se enviaba a los estados, los resultados serían otros.

Dijo que a pesar de que a nivel nacional se dictaron los lineamientos a seguir, en el caso de Guerrero, el Consejo Estatal de Salud adecuó estas directrices para su aplicación en Guerrero, y por eso se tomó la decisión de cerrar las playas, además del uso obligatorio de cubrebocas “eso fue una iniciativa del gobierno del estado”.

De la Peña Pintos agregó “si las medidas nacionales se tomaban como lineamientos intocables, no hubiera resultados”, en alusión a que desde el gobierno federal se desdeñó el uso de cubrebocas.

El médico reconoció que al inicio de la pandemia hubo una crisis por la falta de material de protección para el personal médico, y de equipo para los enfermos como los ventiladores.

Dijo que a nivel mundial el material de protección para los médicos escaseó y era difícil adquirirlo, al igual que los ventiladores para los infectados, y los que había tenían que ser reparados.

La comunicación y hacer equipo

De la Peña Pintos reconoció que la comunicación virtual sirvió de mucho, pero no se descuidó el problema de la salud mental, y hubo repercusiones de abuso y violencia dentro de la familia e incrementó el alcoholismo y drogadicción.

Respecto a la estrategia del gobierno dijo que la pandemia por Covid-19 se consideró un tema de seguridad nacional y se incluyó en las mesas de seguridad y ahí daba un informe diario.

Pero para la población en general se estableció una transmisión en Facebook a las 12 del día para dar el informe de contagio y muertes. Además daba informes a diario a los alcaldes de los municipios con alto índices de contagios, “había secuencia y sistematización”.

Una vez que llegaron las vacunas y su aplicación a la población, dijo que el gobierno en ese momento fue coadyuvante para las autoridades federales y las brigadas “si no participaba el sector salud estaba desarticulado”, y fue mediante el Consejo Estatal de Salud y de Vacunación donde se adoptaron las determinaciones y la coordinación.

“La vacuna fue un gran avance para la ciencia”.

Las medidas drásticas

El ex secretario reconoció que las medidas que se emitieron para reducir los niveles de contagio entre la población fueron “duras y drásticas”, por eso en la actualidad se debe de actuar con responsabilidad en los lugares cerrados, poco ventilados y con aglomeración.

Seguir adoptando las medidas de prevención como el lavado de manos, y “se debe de seguir insistiendo en ellos porque la amenaza está presente”, el virus puede volver a mutar, e incluso dijo que México debe de seguir investigando y tener listas las vacunas conforme vayan apareciendo las variantes.

De la Peña Pintos resaltó que el Periódico Oficial del Estado se convirtió en el medio oficial de comunicación desde donde se establecían las medidas adoptadas durante la pandemia, que fueron muy duras, y donde toda la población resultó afectada en su economía.

“Eso nos ha permitido entre todas las medidas y la vacunación poder disfrutar ahora de mayores espacios para el esparcimiento y la vida económica y social, pero debemos de estar atentos y no descuidarnos, porque hay lugares de alto riesgo, como lugares cerrados”.

A tres años de la declaración de la pandemia, recuento de las acciones ante un evento inédito

Este 15 de marzo se cumplen tres años oficialmente de que se detectó el primer contagio de Covid-19 en Guerrero. En este periodo, el 2021 fue el año con más contagios y defunciones, al registrarse 40 mil 123 guerrerenses enfermos y cuatro mil 138 fallecidos; es decir, el 33.69 por ciento y el 60.15 por ciento respectivamente.

Como informó El Sur, el 28 de febrero de 2020 la Secretaría de Salud federal expuso se registró el primer paciente en el país con Covid-19, se trataba de un hombre de la Ciudad de México. Además, se confirmó que había un caso más en la capital del país, y otro en Sinaloa. El 1 de marzo de ese año, el entonces gobernador Héctor Astudillo Flores llamó a la población guerrerense a no caer en pánico y prepararse ante cualquier circunstancia que se presentara en el país.

El lunes 16 de marzo de 2020 se informó que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, repartió “abrazos” y “besos” en su gira de dos días por cuatro ciudades de Costa Chica, en Guerrero, y aunque no mencionó por su nombre la emergencia mundial por el coronavirus, dijo que no nos iban a hacer nada los infortunios o las pandemias.

Un día antes, el 15 de marzo de 2020, la Secretaría de Salud del gobierno del estado confirmó el primer caso de coronavirus en Guerrero. Se trataba de un ciudadano argentino que llegó con su familia a Acapulco. El entonces secretario de Salud estatal, Carlos de la Peña Pintos, precisó que había siete casos sospechosos de coronavirus, solo uno se confirmó, era un integrante de una familia proveniente de Argentina, y el hombre había tenido contacto con un enfermo positivo en la Ciudad de México.

Ante ello, la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) y la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) informaron que en el estado se adelantaría el periodo de vacaciones de Semana Santa a partir del 20 de marzo al 20 de abril para evitar la propagación del Covid-19.

El segundo contagio no tardó en surgir. El martes 17 de marzo de 2020 el gobernador Héctor Astudillo y el secretario de Salud estatal Carlos de la Peña lo confirmaron, se trataba de una joven que estuvo por cuestiones académicas en España y vivía en Chilpancingo. Además, anunciaron que como medida de prevención el gobierno del estado pospondría las actividades masivas.

El secretario de Finanzas estatal, Tulio Pérez Calvo, señaló que a partir del 18 de marzo de manera escalonada entrarían en receso en la mayor parte de las oficinas del Poder Ejecutivo, e indicó que las oficinas recaudadoras trabajarían con el mínimo de personas, pero estarían abiertas para pagos, y se establecerían guardias. Detalló que la medida era importante para continuar con el plan de sana distancia, pues el gobierno del estado tenía alrededor de 50 mil trabajadores y 62 mil docentes.

A pesar de que al principio se pedía calma, el 25 de marzo de 2020, el gobernador comenzó a reunirse con los alcaldes de la zona Centro, Norte y Costa Grande para coordinar acciones de la fase 2 de la emergencia sanitaria. El mandatario lamentó la caída de la ocupación hotelera y advirtió que generaría una crisis económica, aunque para esta fecha apenas se habían confirmado seis casos de Covid-19 en todo el estado.

Para ese entonces, los migrantes guerrerenses radicados en Estados Unidos comenzaron a padecer desempleo por el virus, y algunas de las primeras actividades que comenzaron a realizarse por transmisiones en Facebook fueron las misas o actividades religiosas, ya que el gobierno estatal permitió realizar las actividades de Semana Santa, pero sin público.

El 30 de marzo de 2020, el Consejo de Salubridad General declaró como emergencia sanitaria la epidemia de Covid-19 en el país, dado el aumento exponencial de los casos. Así lo informó el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y estaría vigente hasta el 30 de abril. Advirtió que habría un daño económico y el impacto podría ser hasta de un año, y crecería la pobreza.

El presidente López Obrador comenzó el llamamiento a la población para que se quedara en casa y se evitara el contagio de coronavirus.

En tanto, el gobernador Astudillo Flores anunció la creación un fondo de 200 millones de pesos para enfrentar la emergencia sanitaria. Mencionó las afectaciones por la disminución de las actividades turísticas, el comercio y la disminución de la llegada de las remesas. Sostuvo que la ocupación hotelera era la más baja en siete años, pues se disminuyó un 90 por ciento, es decir, que de 10 cuartos solo uno fue ocupado.

El 1 de abril 2020, se informó que el gobernador decretó que del 2 al 30 de abril las playas estarían cerradas a todas las actividades recreativas, y que tomaba esa decisión porque optaron entre la protección a la vida o la suspensión de las actividades económicas.

El secretario de salud Estatal Carlos de la Peña indicó que se registró el primer fallecimiento por el virus en el estado, y sumaban diez los casos confirmados.

Para el sábado 4 de abril el cierre de playas y espacios públicos se hacía con vigilancia de agentes de la Marina y el Ejército, en Acapulco y Zihuatanejo principalmente. Algunos gobiernos municipales comenzaron a hacer obligatoria la cuarentena, y en comunidades de la Sierra de Chilpancingo el acceso se prohibió a cualquier visitante para prevenir los contagios, como en las comunidades de Santa Bárbara y San Cristóbal, pertenecientes a Chilpancingo.

Ante el avance de la epidemia, el gobierno municipal perredista de Chilpancingo, encabezado por Antonio Gaspar Beltrán, cercó con vallas metálicas el Zócalo y anunció que se cerrarían antros, bares y discotecas para enfrentar la pandemia, lo mismo ocurrió en Acapulco con la presidenta morenista, Adela Román Ocampo, aunque los empresarios no dejaron de manifestar su descontento, al igual que comerciantes y vendedores ambulantes.

En tanto, médicos y enfermeras de hospitales de Chilapa, Acapulco, Chilpancingo e Iguala protestaron para exigir equipo médico adecuado e insumos para atender a los pacientes que habían sido hospitalizados con sospecha de coronavirus.

Los menores ya no volvieron a clases presenciales, y la educación se hizo a distancia, por televisión o clases en linea. Así arrancó en agosto el ciclo escolar 2020-2021.

A finales de 2020, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan denunció que la pandemia sorprendió a la región de la Montaña de Guerrero con un solo hospital de segundo nivel para atender a la población de 19 municipios, con equipo obsoleto e insuficiente y con personal médico imposibilitado para hacer frente al coronavirus. La pandemia visibilizaba la brecha de desigualdades en el estado, señalaba Tlachinollan, y destacaba que solo se atendía a los enfermos en hospitales comunitarios, por lo que muchos contagiados recurrieron a infusiones, baños de temazcal y paracetamol, y los fallecidos no tenían la oportunidad de atención.

El 8 de diciembre de 2020, el gobierno federal anunció la aplicación de la vacuna contra el Covid-19 de la empresa estadounidense Pfizer. Los primeros en recibirla sería el personal de Salud que trabajaba en la atención directa a la epidemia, y luego la población en general.

Ante la presión de los empresarios a finales de 2020 se flexibilizaron las medidas. Sin embargo, del 31 de diciembre de 2020 al 10 de enero de 2021, el gobierno del estado cerró nuevamente las playas y se disminuyeron los aforos al 60 por ciento.

No obstante, en Guerrero aumentarían los contagios y las defunciones en enero de 2021, 22 guerrerenses morían diariamente por Covid-19 según el gobierno del estado, el confinamiento endureció y Guerrero fue clasificado en el semáforo epidemiológico rojo.

La vacunación a la población comenzó el 15 de febrero de 2021, los primeros municipios donde se aplicó el biológico a los adultos mayores fueron Tlapa, Huamuxtitlán, Xochihuehuetlán, Malinaltepec, Tlacoapa, Zapotitlán Tablas, Tlalchapa, Zirándaro y Coahuayutla.

A tres años de la pandemia, de acuerdo con las cifras de Salud, en Guerrero al corte del 12 de marzo de 2023 suman 119 mil 81 enfermos de Covid-19: divido por año, de marzo a diciembre de 2020 se registraron 37 mil 567 contagiados; en 2021 sumaron 40 mil 123; en 2022 fueron 39 mil 834, y en lo que va de 2023 son mil 557.

Respecto a los fallecidos por coronavirus, de marzo a diciembre de 2020 se reportaron dos mil 287 defunciones; en 2021 aumentaron casi al doble, al reportarse cuatro mil 138; en 2022 bajó a 441, y en lo que va de 2023 son 13 las personas fallecidas por la enfermedad.

Los meses con más contagios de coronavirus son julio de 2021 con 17 mil 329 enfermos, que solo fue superado por enero de 2022, cuando se contabilizaron 18 mil 312 contagiados. En tanto, respecto a las defunciones, agosto de 2021 registró el mayor número con 941 fallecimientos, con un promedio de 30 muertes por día.

Formalmente el gobierno del estado no ha informado cuánto personal médico falleció por la enfermedad en estos tres años. Sin embargo, en Guerrero de acuerdo con la sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (Sntsa) han muerto 179 médicos y enfermeras a causa de la epidemia.

Las muertes por coronavirus en Guerrero representan el 2 por ciento del total en el país, de acuerdo con las últimas cifras de la Secretaría de Salud federal publicadas el 7 de marzo de este año, de 333 mil 102 casos el estado ha reportado seis mil 650; mientras que los contagios confirmados equivalen al 1.59 por ciento del total en México, pues de 7 millones 471 mil 65 contagiados, 118 mil 955 se han contabilizado en la entidad.

El exceso de muertes por la pandemia aún es incierta a tres años, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en febrero pasado informó que para estimar el exceso de mortalidad derivado del coronavirus está empleando dos métodos, y presentará sus resultados en octubre próximo de este año.

Pero resaltó que sus cifras preliminares destacan que en México, de enero de 2020 a septiembre de 2022 contabilizó 793 mil 625 muertes clasificadas como exceso de mortalidad por todas la causas.

Sin embargo, el 24 de enero de este año, el Inegi también informó que de enero de 2020 a junio de 2022 contabilizó 469 mil 722 defunciones por Covid-19 en el país; apuntó que la edad promedio que se registró más defunciones fue de 64 años.

Por entidad federativa, en Guerrero de enero de 2020 a septiembre de 2022, el Inegi contabilizó un exceso de mortalidad de 9 mil 858 personas, pero por todas las causas, lo único que destacó es que a nivel nacional el coronavirus fue cuarto lugar como causa de muerte.

Texto: Jacob Morales Antonio y Emiliano Tizapa Lucena / Foto: Carlos Carbajal