26 julio,2021 5:17 am

El desastre de los museos

La República de las Letras

Humberto Musacchio

 

El desastre de los museos

Ante la pandemia, escribió Gerardo Ochoa Sandy, en México ni los museos ni los recintos culturales del Estado planearon estrategias de mediano y largo plazo. El recorte de 70 por ciento a los gastos de operación los dejó sin recursos, que tampoco defendieron. Hoy día siguen sin estar preparados para la reapertura. No lo estarán el resto de 2021. En un año y cuatro meses tampoco transitaron a las plataformas virtuales. La apuesta por la digitalización de sus acervos, o al menos de algunas de sus colecciones, o siquiera de unas cuantas obras, no ha sido prioridad. La austeridad republicana, el recorte, el Proyecto Chapultepec, no son excusas. El INAH y el INBAL y los museos más importantes tienen áreas de difusión. La Secretaría de Cultura cuenta con los Estudios Churubusco, el CCC, el Centro Multimedia, el Canal 22, entre otros. Infraestructura, hay. Ante un desafío inédito no han podido replantear sus objetivos. Por parte de las altas autoridades hay desidia, escasa resolución… Ese es otro fracaso. De acuerdo con la Unesco, hay en el mundo 95 mil museos, de los cuales la mitad ha debido cerrar por la pandemia, sí, pero ni eso puede justificar el desastre mexicano, pues ya se sabe que mal de muchos…

Murió Fernando Zertuche

En la Ciudad de México, donde nació en 1936, murió don Fernando Zertuche Muñoz, un intelectual laborioso que a su paso por los cargos públicos dejó un valioso ejemplo de honestidad y eficiencia. Se desempeñó, entre otros puestos, como secretario general del IMSS, presidente de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, subsecretario del Trabajo y Previsión Social, director general del Instituto Nacional de Educación para Adultos así como consejero fundador y secretario ejecutivo del IFE. Fue el editor de esa obra monumental que es El territorio mexicano (2 tt., 1982) y autor de La primera presidencia de Benito Juárez (1971-72), Si el tiempo te consulta. Palabras sobre Benito Juárez (1981), Historia y justicia social (1987), Francisco J. Mújica (1987) y Ricardo Flores Magón. El sueño alternativo (1995). Fue un hombre que trabajó para México.

Se fue Gerardo Cantú

Dibujante de trazo inconfundible, pintor de sólida formación, Gerardo Cantú (Nueva Rosita, Coahuila, 1924) falleció después de una vida entregada al arte. Estudió en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en La Esmeralda y en la Academia de Artes Plásticas de Praga, Checoslovaquia, donde permaneció de 1958 a 1961. En París asistió al taller de Clot Bramsen y a la Courriere Frelau. Ya en México fue profesor de varias instituciones y realizó obras de carácter didáctico en los Museos Nacional de Antropología y de la Ciudad de México (1963-64). En 1966 se estableció en Cuba, donde prodigó sus enseñanzas durante más de un año. Se estima que expuso individual o colectivamente en más de 300 ocasiones. Deja murales en la Ciudad de México, en Cadereyta y Monterrey, Nuevo León.

El Premio Aguascalientes

El Premio de Poesía Aguascalientes correspondiente al año 2020 le fue otorgado a Elisa Díaz Castelo por su libro El reino de lo no lineal. Fueron jurados Lucía Rivadeneyra, Eduardo Casar y Balam Rodrigo. Para Myriam Moscona, Díaz Castelo es “una poeta fuera de serie. De esas que nacen cada medio siglo” y augura que “será leída en cien años”. El mismo premio correspondiente a 2021 fue para Rubén Rivera García, por Sendero de suicidas, quien “construye un monumento a la vida al poetizar sobre la muerte”, de acuerdo con el veredicto del jurado que integraron Silvia Tomasa Rivera, Baudelio Camarillo e Israel Ramírez. El también fotógrafo Rivera García obtuvo el Premio Clemencia Isaura en 2000. Díaz Castelo y Rivera García recibirán diploma y medio millón de pesos cada uno. Y, como decía María Félix, el dinero no es la vida, pero cómo tranquiliza los nervios. En fin, todo muy merecido. ¡Felicidades!

1863, sitio y caída de Puebla

Es ampliamente conocida la victoria mexicana del 5 de mayo de 1862, cuando en el parte militar, Ignacio Zaragoza le comunicaba al presidente Juárez: “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”. Lo que poco se menciona es el triunfo de los invasores franceses un año después, quizá porque, como se sabe, la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana. Iván López Gallo se echó a cuestas la tarea de reconstruir lo ocurrido, pero como las fuentes no permitían ofrecer un relato bien hilvanado, decidió dar a su historia una forma novelada para que la imaginación literaria llenara los huecos documentales y diera coherencia a los muchos textos incluidos, esos sí originales, al menos una buena parte. El feliz resultado es 1863. El sitio y la caída de Puebla (Ed. de la Dirección General de Publicaciones de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2021), un libro que expone aquel heroico y triste episodio que abrió a los invasores el camino a la Ciudad de México. Después vendría la resistencia, la guerra de guerrillas, el asedio implacable contra los invasores hasta llegar a las batallas frontales y finalmente la salida de las tropas napoleónicas con el rabo entre las patas.