28 febrero,2023 1:19 pm

El estudio del jaguar en Guerrero lo empezó Eva Alarcón, relata Fernando Ruiz

Asegura el presidente de la asociación civil Wild Felids Conservation que las zonas quedan “blindadas” si entran en el esquema de áreas de conservación, y si el crimen organizado o una minera intenta explotarlas el Ejército y la Guardia Nacional tienen un respaldo legal para intervenir. Reivindica que el monitoreo del felino inició en 2009 por inquietud de la dirigente de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Pe-tatlán, quien fue desaparecida en diciembre de 2011

Chilpancingo, Guerrero, 28 de febrero de 2023. Hace 14 años vecinos de la sierra de Petatlán tuvieron algunos encuentros fortuitos con un jaguar, una de las consecuencias de adentrarse en su territorio fue que el felino se comió uno, dos, tres animales domésticos, y la forma de lidiar de los campesinos ecologistas con el problema fue contactar a las autoridades ambientales del estado para que se estudiara la presencia del emblemático animal que se creía extinto en el estado.

Así empezó el monitoreo del balám (jaguar en lengua maya) guerrerense, y ahora es un proyecto que busca certificar 55 mil hectáreas como áreas protegidas para la conservación de la especie, y hasta ahora van 35 mil.

En la primera línea de este proceso ha estado como impulsor el presidente de la asociación civil Wild Felids Conservation, Fernando Ruiz Gutiérrez, quien empezó como colaborador en el primer monitoreo, después echó a andar el proyecto Guerrero Jaguar para la conformación de un corredor comunitario para la conservación del jaguar, obtuvo dinero de Volkswagen y de Media Luna para el estudio, y ahora tiene el cargo de Jefe de Departamento de Vida Silvestre en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren), desde donde se impulsa la creación y certificación de áreas de conservación con apoyo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

Este camino que Fernando Ruiz empieza como recién egresado de la escuela de Biología de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), le ha valido reconocimientos académicos y el respaldo de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM), la Autónoma de Hidalgo, de la UAG y de organizaciones civiles por su defensa del felino, ahora tiene un doctorado en Ciencias en Biodiversidad y Conservación, premios, ovaciones, y un cargo público.

También se ha hecho de críticas incluso de algunos colaboradores, que ven mal que se financie la conservación con dinero de empresas que representan al capitalismo más voraz: la automotriz y la minera, pero sigue en el trabajo, en la encomienda que le dejó Eva Alarcón Ortiz: cuidar del bosque.

En entrevista, Fernando Ruiz dice que estos gobiernos estatal y federal han generado avances en materia de conservación de los recursos naturales que no ocurrieron en más de 15 años, a nivel local la certificación de áreas naturales, y en lo federal destaca el Programa Sembrando Vida.

“Todo inicia en el año 2009 como parte de la gestión de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán a cargo de Eva Alarcón Ortiz, ellos tuvieron la inquietud de conocer cuáles eran los felinos que estaban presentes en el área, saber si representaban algún problema para los habitantes de la zona y ver cómo se podían mitigar los problemas de depredación de ganado”.

En este trabajo logran la primera fotografía de un jaguar vivo en su hábitat natural, un musculoso ejemplar, juvenil, sano, que observa a la cámara-trampa mientras lo capta.

“Ahí empezó la inquietud y bueno, empezaron los acercamientos a diferentes instancias entre ellos el instituto de Ecología de la UNAM quienes ya estaban trabajando en el primer Censo Nacional del Jaguar en México, y también hubo una sinergia en ese entonces con la Secretaría de Medio Ambiente. Se conjugaron los tiempos, se logró conseguir el apoyo de la Secretaría de Medio Ambiente a través del gobierno del estado y se destinaron los primeros recursos para realizar el primer monitoreo de jaguares en Guerrero, con dos muestreos en dos zonas diferentes, se le prestó mayor atención a la zona de Los Altos en San Miguel y Santa Rosa de Lima entre Coyuca y Chilpancingo, y como prospección se quedó el muestreo en el ejido San José de Los Olivos en Petatlán”.

Es en Petatlán donde se capta la primera foto, “una foto que va a cumplir 14 años el próximo mes, fue una de las cosas más emblemáticas con las cuales se dio a conocer la presencia de jaguar en el estado, más allá de anécdotas, historias, tenemos una prueba en fotografía”.

Se le preguntó si ve avances de 14 años a la fecha, y respondió, “estamos empezando a cristalizar algunos objetivos, lo primordial es establecer áreas de conservación que permitan la presencia de jaguar a mediano y largo plazo, el año pasado tuvimos las primeras certificaciones estatales y federales en los ejidos Cordón Grande y Platanillo”, en la sierra de Tecpan de Galeana.

Este año con el respaldo  de la Conanp encabezada por Adán Peña, la Semaren que está a cargo de Ángel Almazán, la Secretaría del Bienestar, la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar y otras organizaciones civiles, “es como estamos estableciendo áreas de conservación, el año pasado en Tecpan fueron las primeras 9 mil 700 hectáreas, ahora se suman más de 25 mil hectáreas en el municipio de Petatlán y estamos a unos meses de certificar algunas áreas en los municipios de Atoyac y Leonardo Bravo (Chichihualco)”.

Informó que suman siete los ejidos certificados como áreas de conservación, tres en Tecpan, cuatro en Petatlán y en conjunto con los que se espera certificar “en los próximos meses” de Leonardo Bravo y Petatlán, suman 35 mil hectáreas que son parte del Corredor Comunitario para la Conservación de Jaguar.

Se le comentó que en el estado son las autoridades las que deforestan o permiten la explotación de los bosques, los talamontes obtienen permisos de las autoridades federales y estatales para devastar zonas boscosas, por ejemplo, en este momento no paran de bajar camiones cargados de toneladas de madera del cerro más alto del estado, el Teotepec, y hay constantes denuncias en la Costa Chica, en la zona de La Concordia, pero nadie los para porque tienen el resguardo del crimen organizado y permisos del gobierno federal, y además está la constante amenaza de las mineras que pueden cambiar el clima de una microregión debido a su capacidad destructiva y al preguntarle si certificar un área como de conservación podría evitar esto, respondió:

“Las estrategias de conservación, aunque sean voluntariamente, tienen ese blindaje legal dentro de las leyes federales y estatales, lo que genera un compromiso del gobierno federal y estatal en contra de las actividades extractivas de gran impacto en contra de los recursos naturales, sí se puede hacer aprovechamiento de la población siempre y cuando se adecuen a las leyes, siempre y cuando sean procesos de organización comunitaria las limitaciones las ponen los ejidos, se definen áreas específicas para cacería de subsitencia, para aprovechamiento maderable o de algún otro recurso y otras en donde se prohíbe, áreas núcleo, no se trata prohibir por prohibir, sino de apoyar al desarrollo de las comunidades”.

Ante la insistencia al respecto, precisó que si el crimen organizado intenta explotar una zona certificada como área natural protegida, el Ejército y la Guardia Nacional ya tienen un respaldo legal para intervenir, así como en el caso de las mineras, “las zonas quedan blindadas para estos casos”.

Además integrarse a este esquema trae para los ejidos  “la oportunidad de entrar a un proceso de capacitación, de organización, de equipamiento, generación de conocimientos y capacidades para que los ejidos y comunidades puedan conservar y manejar de manera apropiada sus productos”.

Afirmó que certificarse como área natural protegida es sencillo, “se necesita de información biológica básica que muchos ejidos ya tienen, como qué animales, plantas, ríos, y la Conafor ya tiene trabajo en varios lugares con el programa de Pagos por Servicios Ambientales, y de ahí se puede retomar, se tienen que generar acuerdos según la legislación vigente pero es relativamente rápido, muestra de ello es que los ejidos recién certificados en Petatlán tienen apenas unos meses que hicieron sus procesos”.

Al pedirle una comparación de las labores de este gobierno estatal con los anteriores, expuso, “se tenían unas 11 mil hectáreas para conservación, federales y estatales, hasta hace poco más de un año y sólo con la certificación de Cordón Grande y Platanillo son 9 mil 700 hectáreas, con eso los alcanzamos, y este año vienen 25 mil hectáreas más, se rebasa por mucho lo que se ha hecho en los últimos 10 años”.

Añadió que este es un logro de “una alianza muy estratégica encabezada por la Conanp, Semaren, la Secretaría del Bienestar, la Coduc, la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar y nosotros como Wild Felids Conservation que estamos aportando toda información que tenemos de 14 años de trabajo”.

En cuanto a los avances de esta labor reconoce que bajó la cacería directa de jaguares “en las zonas en donde estamos trabajando”, “cada vez más gente se entera que sí hay jaguar en Guerrero, se identifica su importancia biológica, se reconoce la importancia de la especie más allá del folclor, del ícono, se le reconoce como un elemento vivo”.

Galería:

Jaguares captados por integrantes de la asociación conservacionista Wild Felids Conservation a cargo del investigador Fernando Ruiz Gutiérrez en la sierra de Guerrero, en 14 años de investigación con cámaras-trampa.

Texto: Rosendo Betancourt Radilla / Fotos: Wild Felids Conservation