22 julio,2024 9:05 am

El Museo de Murales Teotihuacanos en franco deterioro por falta de presupuesto

 

Afectado por un problema de humedad y por una instalación eléctrica defectuosa, las instalaciones carecen de iluminación adecuada, con la mitad de sus focos apagados y las pantallas explicativas en negro y con goteras que están cerca de invaluables frescos

 

Ciudad de México, 22 de julio de 2024. Lo primero que recibe a los visitantes del Museo de Murales Teotihuacanos Beatriz de la Fuente es un gran agujero en el techo de la entrada, con una lámpara que cuelga precariamente de un cable, en una zona acordonada.

Ubicado al noroeste de la Zona Arqueológica de Teotihuacán y próximo a la Pirámide de la Luna, el recinto padece de un olvido presupuestal y de una promoción turística deficiente que lo han llevado a un estado de deterioro generalizado.

Afectado por un problema de humedad y por una instalación eléctrica defectuosa, el museo carece de iluminación adecuada, con la mitad de sus focos apagados y las pantallas explicativas en negro; con un acervo incompleto, sin explicación visible de por qué, y con goteras que están cerca de invaluables frescos.

El espacio, inaugurado hace casi 23 años, fue creado para dar a conocer la importancia y el esplendor de la pintura mural prehispánica teotihuacana, un tema de estudio del que fue promotora la historiadora del arte que le da nombre, Beatriz de la Fuente (1929-2005).

Hoy, sin embargo, este empeño recibe un presupuesto exiguo por parte del INAH, dependencia a su cargo, y que no alcanza para cubrir los gastos para arreglar su infraestructura, como reconoce su responsable, el arqueólogo Jesús Torres.

“Esos problemas que tú ves, efectivamente es un problema que estamos atendiendo, muy interesados, con el director de la zona (Rogelio Rivero Chong); hemos estado platicando y haciendo lo que podemos hacer para restaurar esas partes”, contesta en entrevista.

“Es un problema de humedad que se presenta no sólo en el museo, sino en las comunidades, en las casas (de la zona), porque cae mucha agua, entonces hay que estar atendiéndolo constantemente, y en eso estamos trabajando, no con los recursos que quisiéramos”.

En un recorrido realizado por Reforma, a punto de entrar la temporada alta de vacaciones, se constató que, a pesar de su cercanía con una de las zonas arqueológicas, con un estacionamiento cercano a uno de los más utilizados, el recinto es escasamente visitado.

Según estadísticas del INAH, del millón 788 mil personas que visitaron Teotihuacán en 2023, sólo 14 mil 957 fueron al museo, cuyo ingreso está incluido con la entrada a la zona arqueológica.

Los que sí llegaron en estos días, no obstante, se encontraron con un lugar que los recibió con dos agujeros en el techo, uno a la entrada y otro en una de las salas interiores.

El segundo de estos, que según el director se agrandó por los trabajadores para revisar las afectaciones de la humedad, obligó al retiro de un fragmento de mural que se encontraba directamente abajo.

No obstante, a pocos metros, en la misma sala se halla otro fragmento de fresco que, según Torres, no corre peligro, pero que se encuentra en un ambiente generalizado de humedad, igual que todos los otros.

Este problema es notorio también en el techo, que necesita impermeabilización urgente, como se puede atestiguar al caminar por la rampa que lleva del estacionamiento a la entrada.

El otro problema del lugar es una instalación eléctrica deficiente que, según el personal del museo, lleva sin atenderse desde el inicio de la pandemia de Covid-19, y que les impide encender gran parte de las luces y las pantallas que abonan a la museografía.

En gran parte de las salas, esto impide apreciar adecuadamente los detalles de los murales, razón de ser del museo, al igual que las piezas que se encuentran en vitrinas apagadas, y lo mismo con los elementos interactivos que no pueden usarse.

Diligente, el personal del museo supervisa el recorrido de los pocos visitantes, se disculpa por las condiciones y expresa su esperanza de que en el sexenio entrante, por fin, reciba la atención que se merece.

“En general, no podríamos esperar una noticia distinta”, lamenta el antropólogo Bolfy Cottom, investigador de la Dirección de Estudios Históricos del INAH y ex secretario técnico de la dependencia, al ser consultado sobre el caso.

“Creo que ha sido una actitud que ha trascendido la tan llevada y traída austeridad, hasta no dimensionar el daño institucional que se está ocasionando (…) Retomar el camino, mantener las cosas en su mínimo estado de decoro, de dignidad, va a costar más todavía; es muy triste, muy lamentable”, comenta.

Para Cottom, el problema longevo del presupuesto federal para el INAH se agravó en este sexenio con los profundos recortes cuyo pretexto es la Ley Federal de Austeridad Republicana.

“Se plantea la austeridad para combatir la desigualdad social, la corrupción, la avaricia, el despilfarro de bienes y recursos, etcétera, pero nunca dice nada de dejar en la miseria, ni desmantelar a las instituciones a efecto de que, tan simple y llanamente, el mantenimiento de inmuebles se echa en el abandono, se descuidara completamente”, critica.

Aunado a esto, comenta que el decreto que estableció la reducción del 75 por ciento del presupuesto destinado a las partidas de Servicios Generales y de Materiales y Suministros no dimensionó el efecto que tendría en los sitios a cargo del INAH, como muestra el museo teotihuacano.

Además, el estado de este recinto, comenta Cottom, es particularmente grave si se piensa que está en una de las zonas de mayor atención de todo el país, y que su instauración fue en respuesta a un intento de construir en ese sitio una plaza comercial, que fue rechazado por la comunidad académica y por los habitantes del área.

“El resultado de que eso se echó atrás es que se crea este museo, entonces es un museo producto, digamos, de una defensa por la zona, que tiene el interés de resarcir, de alguna manera, el problema en el que se había sometido a esa parte de la Zona de Monumentos Arqueológicos de Teotihuacán”, expone.

“Digamos que es muy lamentable que un lugar tan renombrado, tan visitado, tan emblemático, transite por una situación así, más con bienes culturales como los museos, que son extremadamente delicados, que son riesgosos y que, después, su proceso de restauración es sumamente complicado”, alerta.

El desamparo presupuestal de los museos y sitios arqueológicos del INAH, agrega Cottom, también tiene que ver con la cantidad de recursos del INAH que se han destinado a todo lo relacionado con el Tren Maya, cuya suma no se conoce del todo.

“Me parece que tiene que haber, y lo digo con toda seriedad… tiene que haber auditorías, que pidan cuantas claras, que investiguen qué sucedió con el ejercicio de los recursos”, considera.

“Sabemos de todo el tema de la austeridad, lo sabemos sin duda alguna, pero creo que eso no justifica lo que han hecho con el empobrecimiento y el maltrato de nuestras instituciones”.

Por otro lado, el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año en curso arroja que el INAH recibió un aumento de 3 mil 267 millones de pesos, pero para la compra de suelo arqueológico en el camino del Tren Maya.

En el caso del Museo Beatriz de la Fuente, su director señala que su presupuesto depende del que recibe toda la zona arqueológica, por lo que debe pedir recursos específicos, sin precisar cuánto recibe anualmente, porque dijo desconocerlo.

 

Texto y foto: Agencia Reforma