14 noviembre,2018 6:16 am

En Chichihualco, mil 600 desplazados de ocho comunidades tras la toma de Filo de Caballos

Ayer algunas de las mujeres desplazadas contaron la forma violenta en que irrumpieron los comunitarios y denunciaron saqueos y robos. Denunciaron que ahora les quieren regresar sus pertenencias a condición de que apoyen a la Comunitaria.
Chichihualco, Guerrero, 14 de noviembre de 2018. Unas mil 600 personas, entre estas 400 niños algunos de días de nacidos y la mayoría mujeres desplazadas de ocho comunidades del municipio de Leonardo Bravo (Chichihualco), están refugiadas en el auditorio municipal de Chichihualco, la cabecera municipal, luego de la irrupción el domingo de policías comunitarios de Heliodoro Castillo (Tlacotepec) a Filo de Caballos.
El ex coordinador de la Policía Ciudadana de los municipios de Leonardo Bravo y Eduardo Neri (Zumpango), Crescencio Pacheco González denunció que es mentira que sean comunitarios los que irrumpieron. Dijo que se trata de sicarios al mando de Onésimo Marquina Chapa y que quieren el territorio porque en marzo del próximo año empresas canadienses comenzarán a explorar una mina en Xochipala, y quieren controlar la zona como lo hacen en las minas de Carrizalillo y Mezcala.
Ayer algunas de las mujeres desplazadas contaron la forma violenta en que irrumpieron los comunitarios y denunciaron saqueos y robos. Denunciaron que ahora les quieren regresar sus pertenencias y vehículos a condición de que apoyen la presencia de la Policía Comunitaria en el pueblo.
Todavía al mediodía de ayer vecinos de las comunidades de Campo de Aviación, La Escalera, Los Morros, El Naranjo, Carrizal de la Vía, Balsamar y Tepozonalco, localidades de Leonardo Bravo y vecinas de Filo de Caballos, seguían llegando a esta cabecera municipal en busca de refugio.
En el auditorio en el centro de la cabecera municipal había mujeres con niños en brazos amamantándolos, la mayoría de ellas salieron huyendo a pie con ellos en brazos, “sin otra cosa más encima que con las ganas de seguir con vida”, dijo una de ellas.
Otros menores jugaban dentro del mismo local mientras sus padres almorzaban huevo, frijol o arroz con lo que les apoya el presidente municipal priista Ismael Cástulo Guzmán, quien es originario de Los Morros, una de las comunidades de donde también hay desplazados.
El ex coordinador de la Policía Ciudadana de Leonardo Bravo y Eduardo Neri, Crescencio Pacheco González, vecino de Campo de Aviación y quien encabeza a los desplazados, dijo que tuvieron que salirse “a huevo” de sus comunidades y casas por miedo a ser asesinados por los grupos delictivos que se han estado enfrentando, no ahorita, sino desde hace mucho tiempo en la zona.
Indignado dijo que los que entraron el domingo a Filo de Caballos no son policías comunitarios, sino que fueron  “disfrazados” y que quien coordinó la acción, Humberto Moreno Catalán se le “llenó la pinche boca” al decir que son comunitarios que vienen a restablecer la paz, “ya estamos hasta la madre de tanta pinche mentira”.
Añadió que no niega que hay grupos del narcotráfico y delincuenciales en la sierra, como en todo el país, “conocemos a Isaac Navarrete Celis, a Rafael Medina Hurtado (líderes del Cártel de la Sierra), conocemos a Onésimo Marquina (del grupo de Tlacotepec) porque son de la región y los que se han encargado de provocar estos problemas”, expresó en referencia a los dos grupos que se han enfrentado en los límites de los municipios de Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo.
Dijo que la población simplemente es víctima de los enfrentamientos de esos grupos como ocurrió el domingo, cuando los de Tlacotepec “disfrazados” de comunitarios entraron a Filo de Caballos “y se metieron a las casas a robarle sus pertenencias a toda esta gente”, dijo mostrando los desplazados sentados en las graderías del auditorio.
Añadió que es mentira que sólo porque llegó la Policía Comunitaria va a bajar la violencia, pues insistió que quienes la provocan son los grupos delictivos y están resistiendo “y van a seguir su desmadre”. Alterado, reprochó que el gobierno lo sabe, pero que “se hace pendejo”.
Aseguró que se están subiendo en las redes sociales imágenes y audios que demuestran que quien está dando las órdenes de la irrupción en Filo de Caballos es, “Onésimo Marquina, está dando instrucciones a la Policía Comunitaria para que ingresen a Filo de Caballos y a los demás pueblos” e insistió que es falso que sea por el control del territorio para pacificar la zona, como declaró el coordinador de la Policía Comunitaria Moreno Catalán el lunes.
“No vamos a negar que había violaciones, robos y asaltos, pero como en todos los lugares, pero se organizaron no por eso, entraron patrocinados porque hay un estudio que se levantó en Xochipala en 2014 para la exploración de una zona minera de oro y plata en el 2019”.
Denunció que como en las minas de Carrizalillo y Mezcala el grupo delictivo de Onésimo Marquina quiere controlar esa minera, pero reclamó que si “de veras se quieren matar con los del grupo adversario que se vayan al cerro y que se desmadren, sean Isaac, Rafael, Onésimo o El Teniente (Juan Castillo Gómez, también de Tlacotepec), que se acaben, pero no a los pobladores”.
Cuestionó que si no buscan el control del territorio por la mina que se va a comenzar a explorar, entonces quién está financiado la alimentación y el desplazamiento de los 3 mil hombres que entraron el domingo a Tlacotepec.
Protestó en nombre de las familias a las que el domingo se les metieron a sus casas y les robaron todo, porque dijo que nada tienen que ver, “son una pinche bola de rateros, bandidos y vienen con una cara de farsantes y una bandera de pendejos, pero nosotros no nos creemos esa novela”, reclamó exaltado.
Pacheco González denunció que en Corralitos que se encuentra a unos 10 kilómetros de Filo de Caballos rumbo a Tlacotepec, “está hasta su pinche madre de sicarios vestidos de militares que tienen un arsenal y camionetas llenas de parque”.
También denunció que al comisario de Filo de Caballos, Alfonso González Pacheco lo tienen “a huevo, obligado y golpeado en el pueblo”.
Admitió que también él teme por su vida, por la de su familia y por la de todos los desplazados, “día a día estamos a expensas de que nos mate el crimen organizado pero es necesario decir un ya basta”.
Enseguida, al borde de la desesperación exigió al gobernador Héctor Astudillo Flores, al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, a la próxima secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero y al próximo secretario de Seguridad, Alfonso Durazo que pongan orden en la sierra y que agarren a la gente que está haciendo males.
“Queremos vivir en paz, al gobernador no le pido que me traiga colchonetas, cobijas, despensas, le pido que nos regrese a nuestros lugares, queremos vivir en nuestra tierra, en nuestras casas. Señor gobernador haz tu trabajo y si no, renuncia”, dijo, y en seguida los cientos de desplazados corearon, “¡renuncia!”.
Amenazó que si no tienen solución los desplazados se van a trasladar a vivir al Palacio de Gobierno, y soltó: “No lo estoy pidiendo por favor, nos tienen que apoyar a huevo. Exigimos que haya paz y seguridad”.
Añadió que de su parte está dispuesto llegar hasta donde sea “porque hay niños, tengo a mis hijos, tengo a mi familia y si yo tuviera donde vivir no anduviera en esto, si nos van a matar que sea por una causa noble, no por andar de bandidos como dicen”.
Pacheco González demandó que se investigue a Humberto Moreno el coordinador de la Policía Comunitaria y que sea juzgado, “porque lo que hizo en Filo de Caballos y en los demás pueblos no se vale, exigimos respeto y no queremos comunitarios en nuestras comunidades ni en nuestro municipio de Leonardo Bravo”.
Testimonios
María del Carmen, comerciante, dijo que tiene una tienda de plásticos en la entrada del pueblo y que cuando comenzaron los disparos tenía su camioneta cargada de mercancía afuera de su negocio. Ayer le informaron que se la llevaron y que se metieron a su casa y a su tienda a saquear todo. Este martes lo constató en las fotos que se publicaron en los medios de comunicación.
Dijo que sale a vender a muchos pueblos de la sierra, “pero ahora todo se llevaron, mi camioneta se la llevaron súper cargada”.
Contó que todo el capital que tenía apenas lo había reinvertido y que su negocio lo comenzó con un crédito de Sedesol.
De suerte que el domingo que llegaron los comunitarios no estaba en su casa, ese día vino al dentista a Chichihualco y cuando regresaba, desde Carrizal, el pueblo que se encuentra a unos 10 minutos de Filo de Caballos, escuchó la balacera y ya no pudo entrar.
Narró que se regresó a Chichihualco. Para eso caminó varias horas en la noche por la carretera. Salió a las 2 de la tarde de Carrizal y llegó a las 2 de la mañana a Chichihualco y eso que de Balsamar la alcanzaron otros desplazados en una camioneta y la trasladaron.
Negó que las casas que abrieron los comunitarios eran en donde vivían delincuentes, como declararon el lunes, pues ella vive sólo con dos nietos, una de 17 y otro de 15, quienes también están en el refugio.
María de la Luz vende pizza y tiene su negocio en su casa del centro de Filo de Caballos. El inmueble es de dos pisos tipo americano, contó que los comunitarios ahora la utilizan como base y que la noche del domingo les llevaron allí un camión de cerveza “para festejar”.
Ayer supo que se llevaron sus hornos de pizza y mesas, ropa que vendía, “todo se llevaron”.
Ayer exigió que le regresen sus cosas, “y al nuevo gobierno federal le pedimos que destituya al gobernador Héctor Astudillo porque él está involucrado con esa gente de Marquina”.
Denunció que el domingo antes de la entrada de los comunitarios varias veces fueron a pedir apoyo a los militares que estaban en Los Morros, a unos 15 minutos, pero se negaron a ir a protegerlos.
Narró que ella y sus cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres, alcanzaron a salir por el campo, “porque si nos quedamos de seguro nos matan o se llevan a mis hijas”.
Durante su huida se enteraron que una señora y sus dos niños estaban muertos y a dos días aún no saben si fue real o se los llevaron, “porque esa gente que matan se la llevan, la entierran o la desaparecen porque son sicarios, no comunitarios, nosotros somos de Leonardo Bravo y queremos que saquen a esa gente, ¿por qué otra gente viene a sacarnos de nuestras casas?”.
Domitila Marino contó que el domingo salía de una reunión del pueblo cuando vio que venía bajando mucha gente armada y no le dio tiempo sacar de su casa a su padre de 93 años, ayer aún no sabía si come o no, o si alguien lo está atendiendo, solo logró sacar del pueblo a su madre de más de 80 años y a una hija de 13.
El domingo era más de la una de la tarde cuando vio que mucha gente armada entraba corriendo por la calle, entonces le entró el miedo porque los vio “como locos”. Temió por su vida y la de sus hijos y como pudo abandonó Filo de Caballos.
“Yo nada tengo que ver con nadie, soy gente pobre, si hay delincuentes en el pueblo que haga su trabajo el gobierno. Ahora lo único que quiero es ver a mi papá porque no pude sacarlo”, suplicó.
Se quejó de la inacción del gobierno, dijo que desde la mañana cuando se enteraron que querían entrar fueron tres veces a Los Morros, una comunidad vecina a pedirles a los militares que fueran a resguardar a la gente, pero no les hicieron caso.
Reprochó que cuando llegaron los policías estatales ya era muy tarde. Los comunitarios se habían apoderado de Filo de Caballos.
Texto: Zacarías Cervantes / Foto: Lenin Ocampo